miércoles, 1 de julio de 2015

Capítulo 106
Acoso

Los licans no llegaron a encontrar a Varul y culpaban a la familia del conde Jorginho como la culpable de esta desaparición. La gran mayoría de los intermedios estaba contenta porque solo quedaban dos de los personajes abusivos con las muchachas que laboraban en el Centro de Trámite Documentario. Cuando otras personas les preguntaban por el licántropo más grande,  que escondía su maldad con su afición religiosa y su capacidad de convencer incautos debido a su oratoria sagrada. Las gaviotas y los demás contestaban que no sabían nada del señor Varul y era cierto. Varkolak suponía que su compañero de asesinatos debería estar por la Ciudad de los Reyes persiguiendo a muchachitas humildes y atractivas que vivieran en los pueblos jóvenes como ya lo habían hecho los tres en muchas oportunidades.

Una sed de venganza corría por las  mentes  de Libak y Varko. Solían reunirse con los otros licántropos todas las noches en la casa de Varko y planificar la muerte de  Nicole, que estaba sola, porque Antonella estaba casada y Sandra de novia con un director de danza contemporánea que también era zooter. En algunas ocasiones, la bella Nicole regresaba sola de la Universidad. No le gustaba ningún personaje zooter de la Comunidad de San Patricio y no podría enamorarse de alguien con una naturaleza diferente a menos que sea un vampiro o un troll que estaban permitidos vivir en la Comunidad. Ya hace algún tiempo, Nicole era pretendida por un joven estudiante de ingeniería. El muchacho, atractivo, estudioso y responsable, estaba muy enamorado de ella. Lamentablemente, la pobre no podría invitarle a su casa porque el infortunado estudiante no podría traspasar el arco de San Patricio debido a su naturaleza no zooter.

 Nicole estaba consciente de esta gran dificultad y sufría también. Ella le había contado a Yasmina sus cuitas y estaba desesperada que todos los días antes de irse a clase, ingresaba a la iglesia y le pedía a San Patricio que le quitara su condición de zooter y a la vez le permitiese visitar a su familia. Una solución sería viajar a Francia y visitar la comunidad zooter que quedaba en París. De repente, algún joven zooter se interesaba por Nicole. Ella era tan bella como sus hermanas, pero muy estudiosa y demasiado seria. Su carácter, dulce y maternal le permitía defender siempre a los traviesos duendecillos. Vivió su niñez en la campiña francesa, mientras su madre trabajaba y tenía que soportar a un marido violento. Es por eso que con el permiso de la mamá la traje a la Comunidad, después de darle su merecido al hombre que convivía con la madre de Nicole.

Un viernes por la noche,  salía Nicole de la biblioteca tarde,  y se dirigió a la cochera para ubicar su carro y regresar a casa. Cuando sacó de su bolso las llaves del auto, aparecieron tres tipos desangelados con cara de pocos amigos y empezaron a refocilarse con ella y la trataban de una lobita interesante que estaba solita y triste,  pero que ellos se encargarían de hacerla feliz. Nicole estaba impertérrita y en guardia,  en caso que estos gusarapos se atrevieran a tocarla. No les demostró miedo. Los tres tipos resollaban y generaban un ruido nada humano. Nicole captó la naturaleza licántropa de los belitres acosadores y estaba dispuesta a defender su honor y su vida ante un inminente ataque de los licans. Ella trataba de recordar dónde había visto a estos miserables y vino a su mente una de las cenas de Mr. Kanter. Ellos estaban en la mesa de Varko. Ni ella ni los otros podían transformarse porque estaban en un lugar demasiado público. Eran tres dispuestos a todo. La orden era violación y muerte. Cuando menos lo pensó, uno de ellos la cogió del brazo y el otro le arrebató el bolso. El tercero, le dobló el otro brazo y cuando se disponían a dar rienda suelta a sus bajos instintos, apareció un personaje de negro tan veloz que golpeó en el cuello a uno de ellos, los otros soltaron a Nicole y se le enfrentaron. Después apareció otro personaje de negro y tomó de los cabellos al segundo y Nicole se encargó del tercero. Estaba tan indignada que sorprendió al facineroso con los golpes de karate que le había enseñado Juan de Aviraneta. Cuando los tres licans sabían que tenían la de perder, huyeron como unos cobardes y desaparecieron de la cochera. Entonces, Nicole se disponía a agradecer a sus salvadores, pero ellos se presentaron primero: Soy Elisabetta di Sardegna, profesora de Historia del Arte y este es mi primo Pietro di Siracusa. Conocemos a tu padre y vivimos en la Comunidad de San Patricio como tú. Nicole reconoció a Elisabetta,  que trabajaba en la Universidad, pero nunca había visto al primo. Lo vio tan guapo que le agradeció con un beso en la mejilla. Elisabetta ya sabía que Varul había sido destruido por el abuelo de Yasmina y le aconsejó a Nicole que no camine sola porque los licántropos estaban en guerra contra todos los otros miembros de la Comunidad. Pietro se ofreció acompañar a Nicole en su auto y Elisabetta iría en el suyo. Nicole estaba muy contenta sobre todo cuando se despidieron, esta vez, Pietro le dio un beso en la mejilla. Nicole sabía que Elisabetta era vampira, por lo tanto, su primo, también. Se quedó pensando en una posible amistad con el bello y valiente Pietro di Siracusa. Aquella noche, Nicole no durmió. ¿Sería Pietro di Siracusa su ángel azul?


                                                                                                Eddy Gamarra T.

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