jueves, 16 de julio de 2015

Capítulo 110
En familia

La información que recibió la familia de Jorginho y amigos sobre la acusación de Varkolak tuvo una acogida glacial. Ellos se imaginaban la cara del fraile que pudo comprobar in situ la disminución de su poder. En el fondo, solo sus asesores y los licans están con él. Los intermedios no piensan como Mr. Kanter. Lamentablemente se hallan presionados por los licans, asesores y amenaza de excomunión si es que no piensan como ellos. Los obligan a decir sí, en caso contrario las medidas, mejor dicho, los castigos,  son rigurosas.

Aquella mañana  estaba en la casa de Jorginho el jardinero que escuchaba en silencio la conversación de los Dinos. Micki como el burro socarrón que no le gusta trabajar, desobedecía las órdenes de Antonella para que vaya a terminar su tarea por que las clases del bimestre ya habían empezado y quedaba pocos meses para que terminen su último año de secundaria. Tanger puso una carita lúgubre cuando le dijo a Yasmina que no les habían dado su ración de higos y su hermanito Collins lanzó un discurso sobre los derechos del niño con un juego de palabras confusas que ni el propio jardinero pudo entender. Las galimatías del duendecillo causó hilaridad y todos disfrutaron de su discurso y aplaudieron al nuevo líder con características típicas de los que tenemos por estos lugares en la Ciudad…

Los duendecillos recibieron los higos de Yasmina y se fueron contentos, después de prometer a Antonella cumplir con sus tareas y obligaciones. Aprovecharon la ocasión para vigilar en los árboles la presencia de Wanda, Lurok y la vieja cotorra.

Una vez que los duendecillos estaban fuera, Nicole narró el incidente en la playa de estacionamiento de la Universidad y la ayuda que recibió de Elisabetta y Pietro, su primo. Todos estaban indignados por este hecho que podría haber terminado con el asesinato de Nicole. De ahora en adelante irían las tres hermanas y Juan de Aviraneta, además de una de las haditas para poder enfrentarse a los licans quienes buscaban venganza por “la desaparición” de Varul. Nadie preguntaba qué pasó con este monstruo, pero todos sabían que estaba presente el hombre más fuerte de toda la Comunidad que no iba a permitir que toquen ni siquiera un pelo a su nieta e hijo. De ahí que el respeto a la humildad del jardinero se traducía en cariño, estimación y amor, porque entre todos, era el mejor. Su sencillez no tenía límites. Su sabiduría estaba para todo aquel que en verdad la necesitara y la justicia la venía aplicando en forma oportuna desde aquella vez que los unicornios negros pretendieron apoderarse de la Comunidad de San Patricio.


                                                                                                       Eddy Gamarra T.

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