Capítulo 10
Vísperas
Mi padre me había comprado un nuevo
libro de Carolina Andújar sobre un personaje enigmático y bueno llamado Vajda. Si bien es cierto que sus amigos
zooters lo visitaban constantemente, yo no bajaba de mi alcoba. Me gustaba la
soledad y la literatura gótica. La biblioteca de papá era nutrida, sin embargo,
la que leía era yo. Algunas veces asomaba para ver quién estaba allí. Sus
amigos más cercanos eran Ben, el Conde Nolberto, el magnate mexicano, que mi
padre llamaba de cariño “Little James”. También estaba el hermano de Alberto de
Sajonia, quien le contó a mi padre que ellos eran descendientes de unos
personajes, enemigos de los yahoo y que conocieron al gran escritor Jonathan
Swift, que trabajó con su abuelo en tierras extrañas.
Yo me sentía protegida por ellos.
Me veían como la hija de su gran amigo, y no permitirían por nada del mundo que
algún facineroso, y menos un lican, se atreviera a hacerme daño. Ellos iban a
asistir a la cena que daba el Señor de Canterbury y lamentablemente, los licans
estarían presentes. Mi padre no les tiene miedo a estos seres infernales y
demoníacos; yo tampoco. Además irán las bellas hijas de Stephen, quienes gustan
de los libros como su padre y como yo. Stephen no me las ha presentado sino mi
padre, porque él se ha convertido en padrino de las tres y las ha invitado a su
castillo para que pasen una temporada con nosotros. La que más se parece a mí
es Antonella, porque estudia interpretación de símbolos y le gusta mis libros.
Ella fue alumna de Elisabetta en Roma. Le fascina todo aquello que sea
misterio, símbolos y licantropía. Nunca
le he preguntado si es zooter como su padre. Estoy segura que sí lo es, porque,
cuando me enteré que Stephen tenía tres hijas, las odiaba porque ellas eran hijas de diferentes mujeres. Sin
embargo, cuando las conocí, pude olfatear su olor particular que era tan igual
al mío, a pesar de los finos perfumes que llevaban.
Nicole, muy estudiosa, pero sufría
porque no admitía tan fácilmente que sus padres estuvieran separados. Ella era
callada y cariñosa como su padre. Amaba a sus hermanas. Cada vez que tenían
vacaciones se reunían una vez en París; otra, en Roma y después, en España.
Stephen había logrado juntarlas a las tres en el Perú a través de la influencia
de papá que tenía relaciones comerciales con la madre de Nicole que tenía una
joyería en una de las calles más importantes de
“La Ciudad Luz”. Como mi padre era rico, la señora Cosette, aceptó que
su hija conociera este país maravilloso, pero…con sus hermanas. Qué mejor
condición que las tres hijas de Stephen estuvieran juntas. Él nunca pudo
traerlas aquí, porque según sus madres, no se lo merecía. Cada vez que Stephen
quería visitarlas, tenía que viajar a Europa y esperar las vacaciones de las
tres.
La noche del viernes iré con mi
padre y las hijas de Stephen. Allí nos encontraremos con él. Solo espero que
todo salga bien y no tengamos tropiezos con esos monstruos del averno.
Eddy Gamarra Tirado
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