martes, 24 de febrero de 2015

Capítulo 14
El enigma de la doncella

Vudkodlak llegó a la Comunidad de San Patricio para organizar las competencias deportivas. Casi no hablaba. Vestía informalmente y era impecable en su ropa. Tenía un aire de superioridad hacia los demás y enamoraba a las doncellas más jóvenes. Siempre perfumado, aunque sus colonias eran de un aroma de madera fuerte. Era fácil reconocer que él estuvo presente en algún lugar. Para los lobos, era pan comido y se le podía percibir a distancia. Es por eso que Yasmina no se equivocó. Nosotros, tampoco.

Cuando estábamos en la iglesia de San Patricio, el sacerdote que oficiaba la misa nos contó que Vudko vino de Hungría, al igual que Varko y Libak. A pesar de su carácter explosivo, era muy galante y todo un caballero con las muchachas. Una buena forma de atraer a sus víctimas. Elisabetta le contó a Jorginho que este joven era un lican como los otros y que estuvo en la cárcel y huyó de ella con la ayuda de Varkolak.

 Según Elisabetta, este siniestro personaje vino a la Comunidad de San Patricio con tres mujeres más. Parece que eran familiares y,  ella estaba segura que eran licántropas y que se convertían en cucarachas también al igual que él. Es más, las cucarachas indicaban su presencia en cualquier lugar.

Unos días antes de la fiesta, Rowina observó a Vudko en el campo deportivo, donde conversaba animadamente con Frosine. Vudko le entregó un sobre a Frosine y después le dio un beso en la mejilla, le cogió el cabello y se fue.

Me pregunto si Rowina había mordido a Frosine, cuando la invitó a su residencia, porque la pobre mujer, tenía unos puntitos rojos en el cuello y presentaba una palidez de marfil. Rowina estaba muy enojada y exigía la máxima pena para el culpable.

El asesino anda suelto y habrá que darle cacería antes de que mate a otras personas. Sin embargo, Elisabetta y sus amigas, se preguntaban qué contenía el sobre que Vudko le entregó a Frosine. Parece que una noche en que las tres amigas se reunieron con las profesoras irlandesas y Frosine en la residencia de Elisabetta. Alejandra observó que en una de las ventanas de la amplia sala, un enorme licántropo, las observaba. Cuando ella le dijo a Elisabetta, esta no le creyó, tal vez debido al gin que había ingerido Alejandra en varios tragos. Y a la espera de que las escocesas estuvieran ebrias por los vasos de whisky que la ansiosa Elisabetta les había servido para lograr el objetivo de beber su sangre.

Como nadie le creyó, Alejandra esperaba el momento preciso para darle una “pequeña mordida” en el cuello a una de las invitadas. Al final, las pobres escocesas se quedaron dormidas en los sofás. Su piel, pálida como un pan que no está cocido y su rostro inocente descansaba. Es cierto que no gastaron en vivienda y comida. A veces, lo barato sale caro. Menos mal que las tres vampiras principales, que no eran las únicas, no mataban a sus víctimas. Habían cambiado mucho las costumbres de estos personajes a través del tiempo y es menester, conocerlas más,  para saber con quiénes nos metemos.

                                                                                                        Eddy Gamarra Tirado

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