Capítulo 14
El enigma de la doncella
Vudkodlak llegó a la Comunidad de
San Patricio para organizar las competencias deportivas. Casi no hablaba. Vestía
informalmente y era impecable en su ropa. Tenía un aire de superioridad hacia
los demás y enamoraba a las doncellas más jóvenes. Siempre perfumado, aunque
sus colonias eran de un aroma de madera fuerte. Era fácil reconocer que él
estuvo presente en algún lugar. Para los lobos, era pan comido y se le podía
percibir a distancia. Es por eso que Yasmina no se equivocó. Nosotros, tampoco.
Cuando estábamos en la iglesia de
San Patricio, el sacerdote que oficiaba la misa nos contó que Vudko vino de
Hungría, al igual que Varko y Libak. A pesar de su carácter explosivo, era muy
galante y todo un caballero con las muchachas. Una buena forma de atraer a sus
víctimas. Elisabetta le contó a Jorginho que este joven era un lican como los
otros y que estuvo en la cárcel y huyó de ella con la ayuda de Varkolak.
Según
Elisabetta, este siniestro personaje vino a la Comunidad de San Patricio con
tres mujeres más. Parece que eran familiares y, ella estaba segura que eran licántropas y que
se convertían en cucarachas también al igual que él. Es más, las cucarachas
indicaban su presencia en cualquier lugar.
Unos días antes de la fiesta,
Rowina observó a Vudko en el campo deportivo, donde conversaba animadamente con
Frosine. Vudko le entregó un sobre a Frosine y después le dio un beso en la
mejilla, le cogió el cabello y se fue.
Me pregunto si Rowina había mordido
a Frosine, cuando la invitó a su residencia, porque la pobre mujer, tenía unos
puntitos rojos en el cuello y presentaba una palidez de marfil. Rowina estaba
muy enojada y exigía la máxima pena para el culpable.
El asesino anda suelto y habrá que
darle cacería antes de que mate a otras personas. Sin embargo, Elisabetta y sus
amigas, se preguntaban qué contenía el sobre que Vudko le entregó a Frosine.
Parece que una noche en que las tres amigas se reunieron con las profesoras
irlandesas y Frosine en la residencia de Elisabetta. Alejandra observó que en
una de las ventanas de la amplia sala, un enorme licántropo, las observaba.
Cuando ella le dijo a Elisabetta, esta no le creyó, tal vez debido al gin que
había ingerido Alejandra en varios tragos. Y a la espera de que las escocesas
estuvieran ebrias por los vasos de whisky que la ansiosa Elisabetta les había
servido para lograr el objetivo de beber su sangre.
Como nadie le creyó, Alejandra
esperaba el momento preciso para darle una “pequeña mordida” en el cuello a una
de las invitadas. Al final, las pobres escocesas se quedaron dormidas en los
sofás. Su piel, pálida como un pan que no está cocido y su rostro inocente
descansaba. Es cierto que no gastaron en vivienda y comida. A veces, lo barato
sale caro. Menos mal que las tres vampiras principales, que no eran las únicas,
no mataban a sus víctimas. Habían cambiado mucho las costumbres de estos personajes a través del tiempo y
es menester, conocerlas más, para saber
con quiénes nos metemos.
Eddy Gamarra Tirado
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