Capítulo
1
Yasmina
Podría ser otro nombre, pero me
gustó este porque se adecua al personaje que saluda cuando la luna está en su
fase de cuarto creciente o menguante y no saluda cuando hay luna llena. No sé
si será el crepúsculo o la luna nueva o tal vez Eclipse o amanecer, pero lo
cierto que es un rostro encantador o misterioso que pasea su figura etérea por
los pasadizos sin distraerse por la tole tole de los niños de la escuela ni las
miradas lascivas de los mayores. Hace unos días me contestó el saludo y su sonrisa misteriosa lanzó una mirada de hasta nunca mientras yo
buscaba el ahora.
No deja el celular, siempre
vestida de negro. Alta y el corto cabello azabache que marca su territorio a
través de su arabesca figura. Dibuja el silencio con sus manos largas y
pronuncia una mágica palabra a través de sus labios carnosos. Carga sobre su
pensamiento no sé si una cruz o tal vez la media luna que produce en su rápido
caminar un estigma de alguna secta del medio oriente en el estío.
Parece que su atribulado corazón cuadricula la selva de asfalto. Sus
bellos ojos negros se tornan extraños, belicosos. Su rostro cambia de la
seriedad a la tristeza; de la ternura a la frialdad; de la cálida palabra al
silencio. Casi no tiene amigos. Lo más cercano al mundo que vivimos es su
saludo y no digo más. De repente un Salema aleikhun…Aleikhun salema le robe una
sonrisa, porque la sonrisa de Yasmina es enigmática, absorbente. Puede
petrificar tu mirada, atacar tu esmirriado interés y deshacer tu corazón en
copos de algodón o en un hielo en un ambiente de cuarenta grados de temperatura
para quedar en nada. Sin embargo Yasmina parece arrastrar un amor inveterado
que la atormenta cada día y que no tiene mirada para nadie sino para el viento
y las nubes Se atreve a construir a la luz de la luna una imagen licántropa que
recorre por todos los rincones de su cerebro aunque los nuestros se queden
vacíos.
Yasmina es del viento o el
desierto. Pertenece a la luna llena donde los lobos aúllan una canción de la naturaleza. Su
belleza trágica atrae en la noche mientras el crepúsculo desaparece y solo
quedan la luna y yo.
Eddy Gamarra Tirado
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