Capítulo 9
Licántropos
Varkolak no aceptó esa expulsión
del castillo del conde Jorginho y le declaró su odio en la reunión que tuvieron
él y su grupo en una cantina de mala muerte. Si bien es cierto que sirvieron a
los vampiros durante siglos y que se rebelaron contra ellos, no iban a permitir
que los descendientes de Veredictus, instauraran su poder en estos lares.
Holgazán por naturaleza, hacía gala
de su fuerza y tenía como objetivo su
pasión por las mujeres casadas, a tal
punto que las seducía y una vez que ellas se entregaban a él, lograba matar a sus esposos y se quedaba con
la fortuna de ellos. Una vez saciado su lúbrico interés, asesinaba a sus
víctimas y las arrojaba al río.
Libak, la mano derecha del salvaje
Varko-así lo llamaban sus hombres-planificó la muerte del conde para una cena
que en estos días brindaba el Obispo. Como un malhadado hacker ,se introdujo en el correo de su
enemigo más cercano y empezó a seguirle los pasos. Qué lugares frecuentaba,
quiénes eran sus amistades, con quién se comunicaba en Europa y África y sobre
todo quién era su familiar más cercano. Su rostro de aparente tranquilidad y
sosiego escondía a uno de los seres más perversos de la comunidad zooter.
Varul, el gigantesco licántropo,
torpe de inteligencia, pero muy violento, estaba de acuerdo con todo lo que
decía Libak y pidió que cuando mataran al lobo, le dejaran su hija como
recompensa. Varul era muy especial porque había tenido varias metamorfosis. A
pesar de ser un fanático religioso, se convirtió en murciélago, pero como era
pantagruélico, vendió su alma al diablo y lo convirtieron en un enorme can
negro. La cercanía a los licántropos le dio su última metamorfosis y allí está
acechando a las doncellas para satisfacer sus instintos lascivos y demoníacos.
Los licántropos se jactaban de tener muchas
mujeres. El trabajo que desempeñaban no los agotaba. Eran holgazanes, ágiles,
fuertes, obscenos y en especial feroces. Después de que se aprovechaban de sus
víctimas, las mataban con crueldad. Estos seres perversos destacaban en los
deportes y ejercían de protectores y guardaespaldas del candoroso fraile.
Los licans se creían descendientes
del rey Licaón y decidieron desde hace siglos emular a tan desprestigiado rey;
en cambio, los lobos buenos que transmutaban sus cuerpos, eran descendientes de
Vereticus, rey de Gales, que según la leyenda fue transformado en lobo por San
Patricio. Uno de estos descendientes fue personaje de un poema del poeta Rubén
Darío que ofrece un diálogo con San
Francisco de Asís.
Entre los múltiples descendientes
está Aquela, el lobo de El libro de la
selva y los descendientes de Mowgli.
Igualmente, el hermoso lobo llamado Colmillo blanco y su descendencia. Mi
abuela cuenta que el vil lobo de la caperucita roja, era un lican, en cambio la
loba que amamantó a Rómulo y Remo, era de la misma línea que el Rey de Gales.
El más joven de los licans llevaba
por nombre Vukodlak, pero le decían Vudko. Al igual que las otras alimañas de
su especie, estaba separado de su esposa y prometía amor puro a sus víctimas al
igual que su grupo execrable. Aparentemente tranquilo, sosegado y muy educado.
Se esmeraba bastante en vestir deportivamente. Cuando estaba con el grupo de
licántropos, aullaba de odio y de sangre. Parecía que este malvado clan tenía
sed de sangre y violencia. Gran parte de las características de los vampiros,
los habían tomado ellos y que lograron
sobrevivir como guardaespaldas, trabajando poco, viviendo de burlas, engaños,
robos. Se golpeaban el pecho aparentando ser muy religiosos, pero ya se los
dije, usaban un crucifijo para evitar ser atacados por las vampiresas. Las
cruces de madera o de plata, no les
afectaba como a los vampiros, sin embargo, las balas de plata eran mortales
para ellos. Sus peores enemigos eran las vampiresa dirigidas por Elisabetta di Sardegna, la
intelectual y bellísima mujer que era muy amiga del Conde Jorginho. Parece que
un nuevo enemigo de los licántropos aparecía en la escena del crimen. Un padre
es capaz de todo cuando se cruzan en su camino personajes viles que tienen como
objetivo hacer daño, porque tienen la mediocridad como sello personal y este
nefasto estigma era característica de los licans. No saben que al enfrentarse
al conde Jorginho, habían encontrado la horma de su zapato.
¿Qué sucederá en la cena que dará
el Obispo de Canterbury en la noche del viernes? También estoy invitado y sé
que la mayoría de los zooters estarán presentes. Ojalá que mi amigo lleve a
Yasmina. Tengo necesidad de verla y presiento que la veré. Además, él no dejará
a su hija a merced de los malditos licántropos.
Eddy Gamarra
Tirado
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