lunes, 27 de abril de 2015

Capítulo 56
El pacto

Jorginho había llegado a las diez de la noche a la residencia de Elisabetta. La parte externa de la casa de la bella vampira era fría, con las ventanas cerradas, pero una vez que traspones la enorme puerta metálica, las alfombras persas relucen con sus diseños multicolores. Los espejos decorados y los cuadros de algunos nobles con mirada sedienta adornaban las paredes de la residencia de Elisabetta di Sardegna. La sala de recibo presentaba muebles de cuero de color negro. En una esquina había un violoncello, el atril y un libro de música de Pau Casals. La doncella que abrió la puerta, le pidió a Jorginho que se sirviera unos habanos y que en unos minutos le atendería la condesa. Jorginho observaba la sala de su amiga y sentía un perfume que embriagaba sus sentidos. Elisabetta estaba cerca e ingresó a la sala vestida de un color púrpura y una rosa blanca en el pecho. Sus aretes de oro y esmeraldas brillaban al igual que sus ojos negros y regalaba una sonrisa coqueta al Conde. Sus uñas tenían un color sangre y destellaban ante los ojos encandilados de su invitado. El cabello negro de Elisabetta jugaba de un lado a otro y después de darle un beso en la mejilla a Jorginho se sentó frente a él y fue directamente al asunto. Los licans estaban preparando un ataque contra Yasmina, la hija de Jorginho. Alejandra los había escuchado y Agnezka, también. Jorginho se sintió muy preocupado contra los licans y pidió más datos a Elisabetta. Ella ordenó a la doncella que llamara a las otras vampiras. A los pocos minutos, ingresaron Alejandra, Agnezka, Rowina y Maribella, todas bellas y enigmáticas y se sentaron cerca a Elisabetta. Alejandra que tenía un oído finísimo contó con lujos de detalles la satánica decisión de los malditos licántropos. Las vampiras estaban preparadas para la lucha y sabían que no era solamente Yasmina sino ellas también. Varko había dicho en voz alta que la muerte de Bozzena y la desaparición de Garba no quedaría impune. Ellos serían los nuevos amos de San Patricio y nadie se los iba a impedir. Ni siquiera el Obispo de Canterbury y sus asesores que estaban muy ocupados en reorganizar su Centro Superior de Trámite Documentario.

Elisabetta después de conversar con Jorginho, lo invitó a pasar al Gran Comedor que era una mesa de cedro labrada y en ella las copas de cristal daban la bienvenida al conde, y los finos cubiertos de plata y manteles ricamente bordados con el escudo de la casa de Sardegna,  ofrecían al invitado especial un reconocimiento a su cargo como Jefe Civil de la Comunidad y gestor de la destrucción total de sus enemigos para que la paz regrese a San Patricio Los vinos italianos estuvieron presentes y satisficieron las exigencias del fino paladar del conde. Las copas con agua de San Mateo se servían para acompañar el vino. Un lomo al jugo preparado por Alejandra fue la delicia de la cena y el conde pidió repetición. Alejandra estaba feliz de que el conde apreciara su comida. Ella lo aprendió de su madre y le prometió al conde preparar para otra ocasión otro potaje que sería de su agrado.

Jorginho le dijo a Elisabetta que iba a reunir a los Dinos para planificar la parte medular del combate contra sus enemigos. No iba a permitir que le tocaran un solo dedo o garra a su hija. No se imaginaba Jorginho todo el poder que tenía Yasmina para enfrentarse a los licans. Cuando regresó envió a Maluxa, Janice y Andreínha para que avisaran al conde Nolberto, al Tío Ben que había regresado de Londres, a Lapitt de Sajonia, a Don Juan de Aviraneta, a Nicole, Antonella, Sandra,  para una reunión de urgencia. También fueron invitados, Simonal, Ludwig y el Padre de Marietta. Había que estar preparados para cualquier ataque. Cada uno tenía un poder especial y lo iba a desarrollar, además de las armas que el conde les ofreció, después de mostrarles el arsenal que tenía en su castillo.  


                                                                                                                                 Eddy Gamarra T.
Capítulo 55
El ataque de las serpientes

Agnezka de los Milagros olvidó por un tiempo las amenazas que proferían los licans y las secuaces de Anulia. Ella, un tanto cándida, se atrevió a pasear por territorio prohibido. Las vampiras no lo habrían hecho solas, pero Agnes,  distraída con las plantas raras que veía por aquella zona, olvidó las advertencias de Alejandra, la mayor de las vampiras. Justamente, la anaconda tomaba aire enroscada entre las ramas de una ponciana y vio a la vampira que recogía hierbas desconocidas para estudiarlas en su laboratorio. Se  deslizó suavemente, se dirigió a la casa de Anulia, la vieja cobra y se pusieron en comunicación con Asteris. Las tres transformadas en serpientes, se dirigieron al lugar donde la noble Agnezka disfrutaba recogiendo plantas para su estudio. La rodearon y se lanzaron contra ella. La mamba negra, le mordió el brazo y la anaconda la envolvió rápidamente para triturarla y destrozarle sus huesos. La desdentada cobra le pidió a la anaconda que no la mate todavía y que sea ella, Anulia la que le dé la mordida final como parte de la venganza por la muerte de Bozzena, la serpiente pitón. Agnezka solo atinó a pedir auxilio a su jefa que tenía el poder de leer el pensamiento. Elisabetta ya había captado el pensamiento de los ofidios y con la ayuda de Jorginho con quien había estado conversando, se dirigieron velozmente al lugar donde estaban las serpientes. No contaban con la presencia de Yasmina que se les había adelantado y como una loba se lanzó contra la vieja Anulia, que obligó a la anaconda soltar a la pobre agnezka que se estaba asfixiando, para defender a su amiga. La cobra con movimientos lentos no pudo repeler el ataque de la loba, quien estaba furiosa y la cogió de la cola y la estrelló contra el árbol. La mamba negra intentó atacar a Yasmina, pero en ese momento cayeron sobre la anaconda y la mamba, Elisabetta y el viejo lobo gris con tanta rabia que las serpientes retrocedieron. Lurok que estaba observando el combate, aprovechó para llevarse a su madrina lo más rápido posible. Yasmina subió a Agnezka sobre su lomo y la sacó del lugar antes de que llegaran los malditos licans. Jorginho y Elisabetta iban detrás de Yasmina que se dirigía al castillo, para que su padre que era un experto en antídotos para serpientes, la curara. La mordida de la mamba negra era mortal y solo Jorginho que alguna vez fue amante de Asteris en Sierra Leona, le robó su secreto para combatir la mordida letal.

Ni bien llegaron al castillo, Jorginho pidió a las brujitas y los duendes para que pusieran en aviso a todos los Dinos y estuvieran en guardia ante un posible ataque de los licans. Antonella, Nicole y Sandra fueron al castillo y dejaron a Ghara y Harally en guardia por si ocurriera algún problema. Don Juan de Aviraneta llegó armado hasta los dientes,  cuando recibió la información de Micki y sus hermanos. Los duendecillos le habían dicho que la guerra había empezado y que Antonella corría peligro. Tuve que llamarles la atención a estos nomos que hasta en los momentos difíciles jugaban bromas a la persona más seria como Juan de Aviraneta. Una vez que vio a Nella y sus hermanas, recién pudo respirar y buscaba a los duendecillos para darles una zurra de padre y señor mío que el pobre Aviraneta en su rápido desplazamiento, tropezó con una pelota de fútbol y cayó en el cemento. Así golpeado y con un profundo dolor de espalda se dirigió dispuesto a morir por su amada.

Agnezka fue curada por el Conde y las vampiras estaban muy agradecidas. Ella necesitaba mucho reposo y sus compañeras se encargaron de cuidarla no sin antes declarar guerra a muerte contra Anulia y sus secuaces. Maribella que solamente salía de noche, fue la encargada de cuidar de Agnezka. Elisabetta invitó al Conde Jorginho a una cena donde pudieran conversar con más libertad las vampiras y los Dinos. El silencio de los licans les preocupaba demasiado. No se sabía nada del regreso del Obispo de Canterbury para que sus asesores pudieran interceder en la venganza nefasta de los despiadados asesinos.


                                                                                                                               Eddy Gamarra T.
Capítulo 54
Ramona

Yasmina Salió con su padre temprano, al día siguiente. Busqué mi violín y el libro de melodías que me había entregado el profesor Ackerman para practicar. Allí encontré una melodía llamada Ramona. No es un nombre para esta época. Es el nombre de una canción. Sí, una bella melodía que mamá cantaba mientras tejía. Yo la escuchaba en las tardes, después de almuerzo. Nunca le hice notar que escuchaba aquella canción cuando ella la tarareaba. Es tan hermosa, tan tierna y tan suave como el carácter de mamá. Cuando ella la cantaba, la tarde se detenía. No había otro sonido en mi corazón que las cálidas notas de esta canción que jamás la he escuchado en la radio, ni en los discos, casetes o discos compactos. ¡No!...no es mi imaginación. No la estoy inventando. La tengo dentro de mí como si fuera una flor que nunca se mar

Era la única canción que mi madre cantaba. No escuché otra. Suficiente para mí y llenaba mis oídos como las voces que debe tener el amor de madre. Era el paraíso, mi mundo interior. No se me ocurrió preguntarle quién era el compositor o si su madre, la cantaba también. ¿ Dónde la aprendió?...¿Quién se la enseñó?...¿Por qué la única canción? Nunca tuve respuestas para estas preguntas que no hice. Se llevó el secreto consigo.

El solo hecho de escuchar Ramona, de escuchar esta canción, se abre ante mis ojos, los recuerdos de mi niñez. Sus compases reflejan el paso cansino y la voz tierna de mamá. Ella ya no está y mientras escribo estas palabras, la veo en la pantalla que me sonríe y me entran unas ganas de llorar. Una amiga me comentaba que siempre que se acerca su cumpleaños, ella se pone triste. Afloran los recuerdos. Debería estar alegre, pero no se explica por qué en los días en que uno debe disfrutar del cariño de los suyos y de todos aquellos que lo estiman, tenga que ocurrir estas cosas.

Este torpe estudiante de violín, que encontró en la antología del profesor,  la canción que su madre siempre tarareaba, todas las noches, en silencio, ante la dulce mirada de Yasmina, entre el sonsonete de las cigarras, toma el arco y el violín y trata de robarle al pentagrama las notas suaves que siempre escuchó cuando niño y,  ahora, en sol mayor desliza con cuidado el arco y frota sus tristezas a través de las cuerdas del pequeño instrumento que siempre está a su lado y pronuncia con el apoyo de las negras y las blancas, además de silencios, el nombre de Ramona.


                                                                                                                                   Eddy Gamarra T.
Capítulo 53
El regreso

Luego de despedirnos de todos los buenos habitantes de la Colina azul,  que nos ofrecieron frutas variadas y hermosas orquídeas que crecían en los cantos de la fuente de la paz, bajamos con los obsequios y llegamos a la puerta de las ciervas. Otra vez la voz estentórea pronunció “¡Hebaristo!...el unicornio blanco contestó: “El sauce que murió de amor”. La pared gigantesca se abrió y cruzamos la frontera y la pared se cerró. Estaba amaneciendo y Maluxa, Andreinha y Janice espolvorearon las casas de nuestros enemigos y el sueño continuó para ellos por varias horas más.

Mi familia se quedó en la casa del Conde para tomar un rico café de Chanchamayo y tamales de Casma. Yasmina y yo acompañamos al Maestro a su morada y antes de que yo le solicitara su permiso para poder tener mis clases con el profesor de violín de la Colina azul, me sorprendió y me dijo con su voz suave y apaciguada que podía ir  a recibir clases de violín, pero con Yasmina,  porque solamente ella podía recordar la clave, que nosotros ya habíamos olvidado. Ella sonreía con dulzura y me abrazó. Le agradecimos al Maestro de San Patricio por todo lo que hacía por nosotros. Regresamos a casa y en el camino nos encontramos con Ludwig, Marietta y su pequeño niño que tendría de tres a cuatro meses. Ellos viajaban en un burrito y se dirigían a la tienda que tenían en San Patricio. Sin duda, la mayoría de la población de San Patricio era vegetariana. No podían comer animales porque formaba parte de su naturaleza zooter. Lo único que ellos podían comer era pescado, siempre y cuando no pescaran ni los sábados ni los domingos en que muchos habitantes de San Patricio solían ir a la playa de las gaviotas. Entre los peces prohibidos en la pesca estaban las lornas, cojinovas y corvinas porque varias de nuestras habitantes tenían esa constitución zooter; sin embargo los meros, robalos, ojos de uva, reinetas, chitas, congrios y otros riquísimos peces se consumían al igual que mariscos que el mar de la playa de las gaviotas nos brindaba. El plato preferido era el cebiche. Teníamos limón y ají limo, cebolla y sal que nuestras tierras ofrecían. Ludwig los vendía en su tienda y preparaba al mediodía un suculento cebiche para Marietta y él y después de una refrescante chicha morada, se quedaba dormido como una hora y cuando su esposa le cortaba el sueño, despertaba con un sonoro ¡cocorocóoo! Sin haber tomado la forma de gallo.


                                                                                                                                     Eddy Gamarra T.
Capítulo 52
La fuente de la paz

Al ingresar el unicornio blanco y toda la familia, se hizo de día en la colina azul. No existía la noche en este mágico lugar. El hermoso camino tenía a ambos lados flores. Las había de todo color. Allí estaban las margaritas, las rosas, los claveles y las dalias. Seguían avanzando y el jazmín y los azahares de novia despedían su aroma y envolvían la cabeza de Antonella que estaba próxima a casarse. Yasmina me cogió de la mano y las cucardas, los crisantemos y las sensitivas hacían una especie de venia ante la presencia de la princesa saharawi. Poco a poco el camino se abría en subida y las buganvillas y los tulipanes se movían de un lado a otro para saludar al unicornio y su séquito de amigos. Si alguno de nosotros tuviera un corazón malo, no habrían podido ingresar a la colina azul, nos dijo el unicornio. Mis pequeños trasgos se asustaron y me dijeron que ya no se iban a portar mal nunca más. Continuamos observando la belleza y las alfombras de flores del camino dieron paso a las poncianas, los pinos y los álamos. Allí estaban los árboles frutales. Aquí, la tierra es fértil y cualquier fruta puede crecer. No importa si es de la costa, la sierra o de la selva, nos explicaba el unicornio. Allí tenéis los naranjales, los limoneros y manzanos que os dan la bienvenida. A la voz del unicornio, las ramas, las hojas y los frutos de los árboles se balanceaban. Los platanales, los árboles de la papaya, duraznales, saludaban al unicornio y amigos. Micki, Tanger y Collins, preguntaban si había higos, y el maestro de la Comunidad les manifestaba que no solamente higos sino mangos, fresas, chirimoyas, guanábanas, fresas, cocona, aguaymanto y uvas que estaban en diferentes lugares de la colina. Los habitantes de este lugar estaban llenos de bondad y de amor y la mayoría eran adultos y ancianos que se alimentaban de agua, verduras y frutas. Todos eran zooters y los primeros habitantes fueron los ciervos y ciervas. Estaban las aves, los peces, mamíferos y otros animales, siempre y cuando no hayan tenido un pasado de violencia, engaño, estupro y ambiciones desmedidas.

Mientras avanzábamos y subíamos por la colina aparecieron hombres y mujeres vestidos como aldeanos y aldeanas de la región del Colca con sus vestidos multicolores y sus hermosos sombreros. Nos dieron la bienvenida y nos ofrecieron agua en cántaros y frutas de todo tipo. Además de las mencionadas estaban los higos-la delicia de los duendecillos-, los melocotones, pacaes, ciruelas, nísperos, guayabas, melones, pepinos, cocos, sandías, peras y tunas que no eran las únicas. Nos sentamos en una mesa inmensa que pusieron cerca de sus casas y compartimos todos nosotros, ellos y ellas. El unicornio no se metamorfoseó, porque solamente Yasmina y yo sabíamos el secreto. Todos estábamos satisfechos. Mariana, Ulrico y Mahama reían y lloraban de felicidad por nuestra presencia. Después del compartir, los habitantes de la colina azul, continuaron con su trabajo de agricultura, tejido, pintura, música y otras actividades. Allí conocí a un violinista que viajó por todo el mundo y después ingresó a La Comunidad de la Paz en San Patricio. Le conté mi interés por el violín. Las circunstancias, el trabajo y los problemas con los licans me había alejado de él como cinco meses y necesitaba continuar porque el profesor de violín que tuve, se fue sin decir nada y allí estaba el instrumento, abandonado como el arpa de la rima siete de Bécquer, un poeta romántico español. Tendría que venir una vez a la semana si es que el maestro no se oponía.

Era el momento de subir a la cima y conocer la fuente de la paz. Después de ubicar a Micki y sus hermanos, nos dirigimos a la fuente mágica. Ella estaba rodeada por pinos y álamos y era como una lagunita de un color bellísimo y recibía las aguas de unas aberturas que salían del cerro y formaban una caída de agua cuyo grato sonido ingresaba por todos los orificios de nuestro cuerpo y nos entregaba una música solo parecida a la que planteaba un sabio griego y que algunos astronautas la escucharon en el espacio. Ahora faltaba bañarnos. Nos desnudamos. No había vergüenza. Era como el edén antes del pecado de Adán y Eva., Nadamos juntos Yasmina y yo. Nos prometimos amor eterno y sellamos con un beso la felicidad que la fuente de la paz nos brindaba.


                                                                                                                                    Eddy Gamarra T.
Capítulo 51
La colina azul

Mahama, la vieja cotorra, se paseaba todas las tardes por la orilla de la playa de las gaviotas con el rostro desencajado. Miraba al mar y vestía de blanco y estaba descalza. Se había quedado completamente sola. Recibió golpes seguidos en su vida. Uno de los más fuertes fue el abandono del gavilán, su esposo,  quien se fue con una prostituta de La Ciudad…Quería a Dalina como su hermanita menor y ahora estaba muerta. La vieja cotorra decía que “ya no tenía siquiera un perro que le ladre”. Había decidido quitarse la vida. Lanzarse a las olas del mar y que ellas hagan el resto. Se quitó su vestido blanco que alguna vez le sirvió en su boda con el gavilán y cuando disponía a lanzarse a las aguas, escuchó una voz extraña que salía del mar. Mahama vio una luz blanca que avanzaba hacia ella. Esta luz tenía la forma de un triángulo y dentro de ella estaba el unicornio blanco. Mahama sintió vergüenza y miedo y salió del agua para cubrir su desnudez. Se volvió a poner el vestido, fue entonces que escuchó la voz del ser angelical que le decía que estaba enterado de lo que le ocurría y que ella no estaba sola. La vida es un regalo del cielo y no la podemos desperdiciar. Pueden ocurrir muchas desgracias a nuestro alrededor pero la justicia nunca falla. Bozzena ha sido castigada y no se permitirá que nadie vuelva a burlarse de una mujer en San Patricio.

Mahama había visto por primera vez al unicornio blanco y no sabía si estaba soñando o era un ser real. Como el unicornio le leyó el pensamiento le dijo a Mahama que todo era real y que la iba a llevar a un lugar maravilloso que ellos conocían como La Colina azul, donde solo se puede ingresar con unas palabras mágicas y que las personas sean de buen corazón. Allí viven las ciervas y otros animales que son vegetarianos. La paz y el amor reinan en la Colina azul. Te vas a encontrar con gente que te conoce y te darás cuenta que la vida es bella y la naturaleza es mágica.

Cuando Mahama aceptó, el unicornio le dijo que vendría por ella a la medianoche. Que llevara solo lo necesario. Y así fue. Mahama esperaba en la puerta de su casa cerca a la playa y el unicornio blanco llegó, le pidió que se montara en su lomo y empezó el camino de Mahama hacia la Colina azul. Las haditas acompañaban con sus cánticos celestiales el desplazamiento de la vieja cotorra hacia un nuevo mundo. Las brujitas en sus escobas llevaban cada una a los duendecillos que con mucho respeto miraban al maravilloso unicornio que trasladaba a Mahama. El viejo camino a la colina partía del arco de San Patricio hacia la izquierda. Pocos usaban ese sendero porque según las personas no conducía a ningún lugar. Solo encontrarían una enorme pared que daba por terminada la caminata. Sin embargo la pequeña caravana avanzó por el camino y se encontró con una niebla espesa que ellos cruzaron con la confianza que les brindaba el unicornio hasta que se encontraron con la enorme pared que tenía grabada en alto relieve dos ciervos gigantes. Se detuvieron y escucharon una voz tenebrosa que decía: ¡Hebaristo!...el unicornio contestó: ¡El sauce que murió de amor!...En ese momento se abrió la pared en dos partes y separó a un ciervo del otro. Mahama se quedó asombrada por lo que acababa de ocurrir. El paisaje que sus ojos veían era increíble. Todo era verdor. Había árboles, plantas, flores de todo color. El viento era fresco y las hojas saludaban con un leve movimiento a la nueva habitante de la colina azul. Continuaron con el camino que se ampliaba y observaron que a un costado corría un manso riachuelo de aguas turquesas. Seguían subiendo y se cruzaron con cervatillos. Que saltaban como dándole la bienvenida y luego se retiraban en veloz carrera hacia diferentes lados. A medida que avanzaban aparecían las casitas de paredes blancas y tejas rojas. Fuera de las casas estaban las perezosas y sillas. Mientras en San Patricio estaban de noche, en la Colina azul estaban de día y las habitantes de aquel poético lugar daban la bienvenida a Mahama  y se abrazaban. Se encontró con amigas que no veía hace mucho tiempo. La vieja cotorra no podía ocultar su emoción y lloraba de felicidad porque aquel lugar no tenía espacio para la tristeza. Cuando quiso agradecer al unicornio blanco, este había desaparecido con las haditas, brujas y duendecillos.

Mahama sintió que la observaban una veintena de personas con la alegría en el rostro. Mariana de Portobello se acercó a ella y le entregó un ramo de crisantemos en nombre de las habitantes de la Colina azul. Las demás, entre hombres y mujeres, aplaudían a la recién llegada, que no podía ocultar sus lágrimas de emoción. Le indicaron su casita donde llevó sus cosas y le mostraron, colina arriba la fuente de la paz que era una lagunita alimentada por una caída de agua que brotaba de la cima de la colina y era de un verde transparente y que purificaba la tristeza de sus habitantes y de todo el que ingresara de visita a la colina azul.

Una semana después de la llegada de Mahama a la Colina azul, visité al unicornio blanco para informarle sobre el inminente enfrentamiento con los licans. Me dijo que ellos no iban a atacar porque estaban preparándose para poder destruir a los Dinos. Habían logrado salir de la Comunidad y fueron a La Ciudad de los Reyes para conseguir armas en el mercado negro. Solamente Anulia y sus secuaces se quedaron para vigilar nuestros movimientos. Anacé, Asteris, Lurok y Carmen de Vilanova juraron con la vieja cobra darle muerte a Mahama que según ellas, vivía cerca a la playa. Una noche de cielo estrellado, el séquito de la muerte se deslizaba camino a la playa de las gaviotas para dirigirse a la casa de Mahama y matarla. Una vez frente a la puerta de la vieja cotorra, Lurok abrió la puerta de una patada, una vez que se abrió, ingresaron con ímpetu para lanzarle todo su veneno a su mortal enemiga, pero no encontraron a nadie. Las serpientes estaban furiosas con Lurok porque sentían que el tejón les había engañado. Anacé que no podía contener su rabia se lanzó contra Lurok, lo enroscó y estuvo a punto de destrozarle los huesos, pero la oportuna presencia y voz de Anulia, la detuvo. No tenían idea dónde podría estar la cotorra. La otra cotorra, Carmen de Vilanova, pidió paciencia al grupo y sugirió darle tiempo al tiempo y cuando menos se lo imagine, caerán sobre ella y no quedará una sola pluma.

Jamás la encontraron y para calmar su odio, quemaron la casa de Mahama y la dejaron en cenizas. De esa manera tan estúpida celebraron la desaparición de su enemiga  quien vivía feliz en la Colina azul con los ciervos y ciervas, Ulrico y Mariana y los otros animales.

Aquella visita al unicornio blanco fue placentera porque nos invitó a Jorginho y a mí a que fuéramos a la Colina azul con nuestras familias para bañarnos en la fuente de la paz. Ninguno de nosotros había ido a la colina azul porque el guardián de aquel mágico lugar era el unicornio quien tenía las palabras mágicas para ingresar a ella. Antonella, Sandra y Nicole estaban muy contentas de visitar la colina. Yasmina pensaba que era una leyenda que alguna vez leyó entre los primeros libros que su padre le había obsequiado en su cumpleaños. La realidad y la ficción permitirá que todos los visitantes disfruten de un lugar mágico como la Colina azul. MickI, Tanger y Collins ingresaron con las brujitas, además de Ghara y Harally, pero una vez que salieron por el arco de las ciervas, lo olvidaron como un hecho real y solo sentían que lo habían soñado.

Jorginho tenía unos leves recuerdos cuando hace muchísimos años, su padre lo llevó a la Colina azul y que él ingresó metamorfoseado en un chivito juguetón. No podía precisar si era un sueño o la realidad. Era el momento de comprobar lo que estaba en sus sueños o en los libros. El tiempo se postraba ante ellos. Tenían que salir después de la medianoche, mientras la población dormía. Era una maravillosa caravana dirigida por el unicornio blanco quien le dijo a Jorginho que las serpientes los seguían a una distancia prudente, pero que tendrían una sorpresa. Una vez que el sabio unicornio dijera las palabras mágicas que tomó de un bello cuento de Valdelomar, el cerro se abrió y toda la caravana ingresó. A los pocos segundos, volvió a cerrarse y cuando la vieja y desdentada cobra y sus secuaces llegaron ante el arco de las ciervas. No sabían dónde estaban los demás y ese animal blanco que habían visto y que les daba mala  espina. A pesar de su fino olfato, las serpientes no atinaban a encontrar una respuesta. Solo hallaron el arco de las ciervas y una pared altísima que no podría ser traspuesta por ningún mortal. El camino terminaba allí y no les quedaba otra cosa que regresar y contarle a Varko y los otros licans que todo el grupo de lobos había desaparecido como si se los tragara la tierra. Lurok que se preciaba de saber mucho sobre encantos gritó a voz en cuello: “Ábrete sésamo”…otra vez “Ábrete sésamo” y nada. Anacé que todavía estaba dolida por la ejecución de su prima le dijo al tejón: ”¡Cállate,  bueno para nada! ”


                                                                                                                                   Eddy Gamarra T.

jueves, 16 de abril de 2015

Capítulo 50
Juicio a Bozzena

Elisabetta ubicó a Bozzena que estaba en la casa de Lurok y un personaje más, el cernícalo,  que se conocía con el tejón desde hace mucho tiempo.

Después de avisar al troll y al cuy, ubicaron al camello y al gallo y se fueron directamente a la casa de Lurok. Las haditas estaban listas para arrojar su polvillo contra la pitón, que no soportaría el escozor. La vampiras, todas en una ponciana,  que crecía cerca de la casa del tejón malo, estaban listas para cualquier dificultad que se presentara. El troll de un zapatazo abrió la puerta de la casa de Lurok. El cernícalo huyó por la ventana y las haditas que también ingresaron, esparcieron de sus alitas el polvillo dorado contra la pitón. Lurok se metió debajo de la cama, mientras Bozzena en su forma humana, lloraba a mares y manifestaba que ella no había sido. Se rascaba todo el cuerpo desesperadamente y pedía a las haditas que por favor ya no le echaran ese veneno que podría matarla. En ningún momento le dijeron que ella era la culpable de la muerte de la infortunada correcaminos, pero Bozzena se vendió y el troll le asestó un puño de piedra sobre su rostro, el camello estuvo en la retaguardia y el gallo gritó a voz en cuello “¡Déjenmela a mí;  me sobra y me basta”. El cuy no pudo dejar de reír y ordenó que se llevaran a la asesina a la cárcel de La Comunidad.

Esta vez, se tomaron todas las precauciones para evitar que los licans con el uso de sus malas artes, se lleven a su secuaz. El Conde Hectorius llamó a la Guardia patricia que estaba integrada por veinte gorilas. Sin embargo, Jorginho organizó a sus amigos : Nolberto, Juan de Aviraneta, El Tío Ben, Lapitt de Sajonia, Ludwig, su suegro y el comando juvenil de la aldea. Le pedí a Yasmina que organizara a la manada y a los seres mágicos como las haditas, Maluxa, Janice y Andreinha y mis tres trasgos: Micki, Tanger y Collins. En mi condición de abogado, además de periodista, tenía la defensa de la Comunidad de San Patricio. Los licans no fueron al atrio de la iglesia donde se realizó el juicio, porque estaban requisitoriados. El Conde Hectorius ofició de fiscal, de acuerdo a las leyes de la Comunidad. Jorginho, como Jefe Civil de San Patricio, era uno de los Jueces al lado del representante del Obispo de Canterbury,  Jurgen Edaff de Hannover, un tipo extraño, de pocas palabras, ultraconservador y que sentía animadversión por los lobos.

En todo el desarrollo del juicio, Jurgen trató de defender a la asesina, pero no tenía argumentos suficientes para salvarla porque su formación académica era más literaria que jurídica. Además, el Jurado integrado en su mayoría por los intermedios, ya sean palomas, avecillas y aldeanos declararon culpable a Bozzena, quien se transformó en la serpiente pitón, y trató de huir del atrio, pero el líquido que arrojó a su alrededor, el Tío Ben no le permitió salirse con la suya. Es más, Ghara y Harally arrojaron el polvillo dorado que las serpientes no podían soportar y a Bozzena no le quedó más remedio que regresar a su forma original. Las leyes de San Patricio prohibían a todo zooter que en el momento de ser juzgado, se atreva a metamorfosearse e intente huir y violar las sagradas leyes de La Comunidad.

Bozzena, la serpiente pitón, fue ahorcada en presencia de los asesores del Obispo que no dijeron una sola palabra, sobre la pobre y desventurada Mahama, amiga de Dalina, la correcaminos,  y de  Anulia, Asteris, Carmen de Vilanova, Lurok y Anacé, prima de la condenada. Ningún lican estuvo presente en la ejecución de la pena de muerte. Tampoco estuvo el cernícalo, llamada Wanda y que resultaba ser la espía de Hannover. Como a Wanda le gustaba el poder,  estaba siempre con el oído listo para recibir información y decírselo a la persona interesada o a su amiga Asteris. Esta relación de Wanda y el Señor de Hannover era virtual porque eran seres extraños en la calle, en el trabajo y en las reuniones sociales. El comportamiento de Wanda, alejó a sus amigas las vampiras, quienes no le tenían mucha confianza y prefirieron mantener distancia. De ahí que en la empresa del Obispo, Hannover, tan igual que las serpientes,  deslizaba su poder para ocasionar daño a las ex amigas de Wanda.


                                                                                                              Eddy Gamarra T.
Capítulo 49
Las malas artes

Pasaron varios meses de paz y tranquilidad. A veces se sentía una calma chicha que preocupaba a la vieja cigüeña. Las personas que trabajaban en la Ciudad de los Reyes, entraban y salían como de costumbre. Yasmina no tenía costumbre de salir sola de la Comunidad. Si salía, era conmigo o con mis hijas o su padre. En el caso de los campesinos, no se atrevían a hacerlo. Ellos estaban felices lejos del peligro de la ciudad y de los licans que en este momento habían huido de San Patricio.

Una mañana en que la cigüeña dormitaba un poco porque había celebrado su cumpleaños con sus amigos los patos de la laguna, se veía una mancha oscura en forma de remolino que se acercaba al arco mágico de ingreso. No se explicaba qué podría ser. Se levantó una polvareda y nubló un poco los ojos del guardián. Pensó que eran los vientos del mes en que los niños volaban las cometas y no le dio mucha importancia. Una vez que desapareció la mancha negra y la tierra levantada por el viento, la cigüeña se limpió los lentes y los ojos y dejó transcurrir  las horas como si nada hubiera pasado. Los patos nadaban en la laguna, Yasmina había salido con su padre y también Elisabetta que tenía que dar una conferencia en la Universidad. Yo estaba muy ocupado completando unos documentos que uno de los personajes serviles del Obispo me había solicitado para inscribir mi nuevo estado religioso- de casado- en la Comunidad. Este obsecuente personaje que como zooter era un voluminoso pollo negro,  exageraba su trato y se hacía antipático a la vista de las personas. Sin duda, su espíritu rastrero, lo presentaba como una persona educada, lo malo es que le gustaba el dinero y me estaba solicitando, una suma, por lo demás cuantiosa, porque el trámite, según él era engorroso y que las autoridades de la Ciudad de los Reyes, exigían de urgencia.

La casa de la vieja y desdentada cobra tenía visitas. Las esposas de los licans, que vivían en la Comunidad, como nunca, visitaron a la vieja Anulia. También estuvieron presentes Asteris, la mamba negra y Anacé, la boa gigante. No fue Lurok, el tejón, porque estaba vigilado toda vez que sus incursiones y su espionaje malévolo le ocasionó una paliza de las brujitas y mis duendecillos. Lurok tenía miedo, pero odiaba a los Dinos porque eran nobles y tenían una situación económica pudiente. Como no podía acercarse mucho a la casa de Anulia, decidió formar un pequeño grupo de soplones con las nuevas palomas que llegaron a la comunidad. Él, por supuesto, iba a dirigir a estas inofensivas aves, para transformarlas en elementos nocivos para la sociedad de San Patricio. Su don de convencimiento llegó a una de las aves, a quien la enamoraba y convencía para que las palomas que eran de origen campesino cumplieran sus objetivos protervos.

Agnezka y Alejandra estuvieron cerca de la casa de la cobra y escucharon las voces de Varko, Libak, Varul y Vudko. Informaron a las serpientes que tenían que actuar unidos para destruir a Jorginho y sus amigos, los llamados Dinos. Igualmente, expulsar a las vampiras y su jefa que les causaban muchos problemas. Agnezka se asustó y se concentró para que Elisabetta le capte toda la información. Así fue. La vampira de Sardegna estaba enterada y buscó la forma más rápida de terminar su conferencia y regresar de prisa a San Patricio.

Yasmina le informó a su padre que el peligro acechaba en la Comunidad. Jorginho le preguntó si se refería a los licans. Su hija asintió. Ella se comunicó conmigo que ya estaba terminando los trámites del siniestro secretario del Obispo. Yasmina me transmitió el mensaje de peligro y fui a ver a Sandra, Antonella y Nicole. Se hicieron presentes las haditas y  las brujas. Los duendecillos los llevé a que recibieran clases de buen comportamiento con Daniel, el viejo jardinero. Le llevaron frutas y agua, que es lo que él comía siempre. Ellos no tenían ningún peligro con su maestro. Estaban en buenas manos.

Llegó a la casa de Anacé una prima hermana llamada Bozzena y era una serpiente pitón. Como humana no era muy bella, aunque sonriente. Más alta que Anacé y de buen cuerpo. No hablaba mucho, en comparación con su prima que era como la cotorra de Vilanova, pero no era una boa sino una serpiente que se unía al nefasto grupo de Anulia. Bozzena era muy ágil y coqueta y se había hecho amiga en pocos días de una avestruz, no sé si macho o hembra, pero avestruz, que como ella practicaba varios deportes  y pertenecía a los grupos intermedios que no estaban ni a favor ni en contra de los licans y los Dinos y su familia.

 Entre los nuevos habitantes de San Patricio, llegó una amiga de Elisabetta, vampira como ella y habladora como ninguna. Era bella, coqueta, envidiosa, convincente. Su poder era conocer perfumes , pócimas, ungüentos, que tenían propiedades paralizantes y adormecedoras en sus enemigos. Una mezcla de bruja y vampira, pero no podía volar como Maluxa, Janice y Andreinha. Lo malo en Maribella Poszenck-ese es su nombre- era que no podía salir al sol, porque corría el peligro de convertirse en hielo,  y luego deshacerse en agua para desaparecer por obra y gracia de los rayos del sol. De ahí que Maribella, vivía en los países fríos del norte. Lastimosamente, la señorita Poszenck había mordido a la hija del alcalde de una ciudad nórdica y fue señalada por la Unidad Antivampiros, como un elemento peligroso de aquel lugar, y que el castigo podría ser la muerte, así que tuvo que huir y ser trasladada por otros vampiros en un ataúd para que Elisabetta y su séquito la puedan recoger en el aeropuerto de La Ciudad de los Reyes.. Maribella  era un elemento importante en el séquito de Elisabetta di Sardegna, en especial para estos días difíciles en que los licans se habían propuesto enfrentarse a los Dinos, es decir, Jorginho, Nolberto, El Tío Ben, Lapitt y yo.

Toda la Comunidad de lobos y amigos estaban enterados del ingreso a San Patricio por el arco, de los detestables licántropos. Usaron su magia para confundir al bueno del aviador. Jorginho reprendió severamente a la cigüeña y lo castigó con siete días de separación,  por llegar en estado de ebriedad a su trabajo. En su lugar pusieron a Mr. Shark, un pequeño, gracioso y exigente guardián que amaba la playa, después del trabajo y que estaba detrás de las lornas , cojinovas y corvinas para satisfacer sus bajos instintos, pero también estaba bajo la mirada de un pariente de la orca que cuidaba el mar en la playa de las gaviotas.

Después que Elisabetta regresó a su residencia, recibió la visita inesperada de sus amigas de sangre. Agnezka estaba asustada porque había escuchado con Alejandra toda la conversación de los licans que estaban reunidos. Maribella propuso un plan para atacar a sus encarnizados enemigos, antes que ellos lo hagan. Por toda la información que le había dado Rowina, mientras trataba de curarse del estómago, las vampiras eran el principal objetivo de los malvados licans y sus aliadas. Debían tenderle una trampa a Varko, quien tenía un defecto casi incurable: Su pasión por las doncellas. Aunque su estilo era diferente al de Varul, que era muy violento. Varko enamoraba a las doncellas. Les hablaba con voz delicada, les informaba de la importancia del deporte, la comida sana y la naturaleza. La mayoría de sus víctimas las encontraba entre las jóvenes intermedias que trabajaban para el Obispo.

Una tierna , dulce y obsecuente correcaminos era asediada constantemente por Varko. La vieja cotorra de la playa de las gaviotas y amiga de aquella, le había advertido sobre este nefasto ser que era muy peligroso y brutal. La correcaminos le contaba a la solitaria cotorra que Varko era un caballero y que no reflejaba ni peligro, ni brutalidad. Sin embargo, su amiga le advirtió que era casado y que tenía su esposa, una frágil perrita, que sufría en silencio, las maldades del monstruo que tenía por marido.

Una de las amantes de Varko era Bozzena, la serpiente pitón. Esta se consideraba la principal de las amantes y no iba a permitir que “esa flaca escuálida” se entrometa en su camino. Bozzena solo respetaba a la señora Duval porque Varko se lo había advertido a la serpiente. Bozzena, desde que llegó a San Patricio, se sintió ligada a él, porque según ella , nadie le había hecho el amor como el licántropo y ella tenía que defender lo que le pertenecía. Esta fue una razón poderosa cuando la delicada correcaminos fue a visitar a la vieja cotorra de la playa. No había moros en la costa y Bozzena tomó la forma de la pitón y se arrastró por entre el follaje de las áreas verdes de la Comunidad y después atravesó la vía arenosa que conducía a la playa. Se percató que la correcaminos no la ubicara porque era muy veloz. La pobre muchacha iba feliz y distraída y cuando menos pensó, la sanguinaria serpiente se lanzó sobre ella y le inoculó su veneno, ocasionándole la muerte inmediata. La cotorra que había tomado su forma animal disfrutaba del viento y se paseaba por la playa, como nunca, en silencio y cuando miró a tierra, observó que la serpiente lanzaba con sus fauces el cuerpo de la pobre correcaminos a la arena. La cotorra gritó y se dirigió a la aldea pronunciando desesperada “pitón asesina…pitón asesina”. Los campesinos pensaban que se trataba de una de las muchachas que había ido a la tienda de Ludwig y Marieta. Se organizaron con picos,  palas y machetes y siguieron a la vieja cotorra que no podía callar su indignación. Bozzena había huido del lugar del crimen lo más rápido que le daban sus piernas y cuando llegó a la casa de Lurok, que era la más cercana, le pidió al tejón que no dijera nada porque acababa de matar a la correcaminos.

Una vez que la cotorra tomó su forma humana, les dijo a los aldeanos que la víctima era su amiga Dalina, que fue mordida por Bozzena en su forma zooter. La pobre Dalina yacía entre la mala hierba. En su cuello había dos aberturas grandes y había sangre en ellas. Su rostro reflejaba un miedo profundo como si hubiera visto al mismo diablo. Al poco tiempo llegó el Auditor Mayor del Reino y la guardia simiesca de San Patricio. La triste y desencajada amiga de Dalina contó todo lo que vio. Conocía bien a una serpiente pitón y no podía ser otra que Bozzena, la amante de Varko y prima de Anacé, la gigantesca anaconda. Llegaron después palomas, gaviotas, en su forma humana, la mayoría de ellas, amigas de Dalina y no pudieron contener el llanto y la desesperación cuando encontraron el cuerpo inerte de su amiga. Ella nunca se metió con nadie, decían con el corazón atribulado. Varias de ellas que se sentían desprotegidas pronunciaba con un miedo cerval: “¡Qué será de nosotras!”

Un cernícalo que tomaba cuerpo por los licans, emprendió una veloz carrera por los aires y avisó a los licans que se hallaban en la casa de Anulia, la cobra. Advirtió a Varko que Bozzena había matado a una correcaminos y que culpaban a esta pitón porque la vieja cotorra de la playa la había visto desde los aires. Varul gritó ¡A las armas!...Libak aconsejó mucha prudencia porque este hecho sería un pretexto para levantar a todos los Dinos en una guerra total. El Obispo estaba en Bolivia y sus asesores no iban a intervenir si no estaba presente el clérigo. De todas maneras, había que estar en guardia porque ellos presentían que eran vigilados y que era necesario convencer al siniestro personaje que el religioso había dejado en su remplazo. Vudko sugería que había que adelantarse a ellos porque no solamente eran los lobos y sus amigos, sino las vampiras y los aldeanos. Los intermedios no van a participar porque tienen miedo. Los asesores, tampoco. Se harán de la vista gorda o se irán de viaje lejos de La ciudad de los Reyes.

El cernícalo que también se metamorfoseaba en frailecillo, mientras perseguía a una indefensa paloma había observado todo el movimiento del traslado del inefable Garba. Ella no había informado a los licans porque su ubicación estaba al lado de los asesores del Obispo, pero su odio a las vampiras que la hicieron a un lado, hizo que entregara toda su información a su amiga Asteris, y esta se lo dijo a Libak. Los licans no se explicaban cómo habían entrado al parque de la muerte, los lobos. ¿Acaso quien ingresaba allí, no podía salir? Ya no podían enviar a Lurok porque la última vez fue castigado y humillado por las brujas, los nomos , Harally  y Ghara. Varul propuso entregarle al cernícalo una cantidad de dinero que ellos habían robado a mujeres viudas y solteronas en La Ciudad de los Reyes. Casi todos estuvieron de acuerdo, menos la mamba negra que aducía estar en quiebra y que tenía muchos problemas económicos. Ellos ya conocían a esta serpiente por ser, además de venenosa, cicatera, una lengua viperina y miserable, cuando se trataba de dinero.

Yasmina logró descifrar la conversación de los licans y las serpientes y se lo contó a su padre. Jorginho sabía que nuestra debilidad estaba en los aires y que había que llamar al viejo Cóndor que estaba retirado en La Ciudad… Cuando conversé con él, se alegró muchísimo porque su amada vivía en San Patricio y que daba gracias al cielo por permitirle estar cerca de la bella Mariana de Portobello.. Esta bella mujer que no envejecía, tenía un carácter dulce y era muy franca. Hace muchos años se dedicó a la piratería, porque su padre era un viejo corsario de la reina de Grisú. Cuando murió traicionado por sus hombres, Mariana se enfrentó a muerte contra el nuevo jefe  de los piratas y asesino de su padre. Al corsario, no le importó que fuera una mujer, su adversaria, pero Mariana, desde niña,  fue adiestrada en el manejo de la espada, la daga y las pistolas por su padre, y su enemigo,  no la pudo vencer. Pagó con su muerte el haberse enfrentado a la valiente y decidida Mariana de Portobello. Ella pasó algunos años con  los piratas. Robaba a los ricos y se los daba a sus hombres y a los pobres. Varios gobiernos pagaban su precio en oro por su cabeza. Mariana decidió dejar ese mundo de la bandera negra y logró ingresar a San Patricio gracias al unicornio blanco. Ella fue ubicada en la Colina azul donde habitaban las ciervas como ella. Se dedicó a embellecer aquel lugar y lo convirtió en un paraíso de árboles frutales y medicinales rodeados de las flores más bellas y exóticas. Su amado que era médico del barco pirata no pudo ir con ella, a pesar de ser zooter como Mariana, porque era un hombre casado con la hermana del alcalde de Grisú. El pobre vivió de un lugar a otro, perseguido y escondido, buscando siempre a su Mariana. Había transcurrido tanto tiempo que perdió las esperanzas y vivía en la cima de uno de los cerros de La Ciudad, hasta que fue ubicado por Yasmina y su padre. El encuentro entre los dos amantes fue conmovedor y allí están en la Colina azul,  el valiente Ulrico y su adorada Mariana de Portobello. Ellos están lejos del bullicio y las persecuciones. Un cóndor y una cierva que forman parte de la belleza de la colina azul.


                                                                                                                       Eddy Gamarra T.

Capítulo 48
La mudanza

Estaba en una encrucijada que no podía resolver. Jorginho me pedía que me mudara al castillo para vivir con Yasmina. El castillo era demasiado grande para dos personas y él no podría vivir solo. Me rogaba que viviera con su hija. En mi casa vivían mis tres hijas, además de las brujitas, los duendecillos y las haditas. La casa estaba cerca al castillo. Al final, nos pusimos de acuerdo. Construiríamos un túnel que comunicara el castillo con la casa. Y así fue. El túnel comunicaba mi biblioteca y Sala de música con la biblioteca de Jorginho. Solo mi familia, Yasmina y su padre tenían el secreto. Creo que el más contento era Jorginho y los duendecillos. A estos les fascinaba los vericuetos, la oscuridad y el misterio, pero el túnel tenía luz que se prendía cuando alguien ingresaba. Maluxa, Andreinha y Janice protegerían junto con las haditas a Nicole, Sandra y Antonella. Además Juan de Aviraneta quería vivir cerca de Antonella. Ambos estaban muy enamorados y el historiador fue contratado para dictar clases en la Universidad de la Ciudad de los Reyes, además de sus negocios de venta de carros de lujo para toda Latinoamérica. Es verdad que él estaba escribiendo un libro sobre la historia económica de La Ciudad de los Reyes y se entendía con Antonella que también tenía pasión por la historia, además de las Ciencias esotéricas.

Aviraneta compró la casa que colindaba con la nuestra. Era una vieja casona que fue modernizada por un arquitecto amigo,  que había construido la casa de playa del Conde Nolberto y la nueva residencia de Hectorius, El Auditor Mayor del reino. Esta casa tenía como diez habitaciones, además de la Sala, comedor, cocina, patio y piscina. Tengo que destacar la sala de música de Aviraneta que era hermosa y confortable. Un bello piano de cola steinway destacaba en la sala. Aviraneta aprendió música con su madre. Ella además de costurera, enseñaba piano. Se había formado musicalmente en España pero la situación difícil de su pueblo la obligó a dedicarse a la costura. Sacrificó el arte por el amor al pueblo saharawi de donde procedía. Todas las mañanas enseñaba a su hijo piano. Tanto la madre como Juan preferían a Chopin y a Grieg.

La primera vez que Antonella escuchó a Juan tocar el piano fue en un restaurante donde se combinaba la buena comida con excelente música. El pianista que tocaba allí, se retiró unos minutos para servirse un plato de comida que le ofrecía el dueño del local. Fue en ese momento que Juan que estaba en una mesa con Antonella, se puso de pie y se dirigió donde estaba el piano. Se sentó, se acomodó y tocó una bella sonata de Ludwig van Beethoven que dejó a toda la concurrencia sorprendida. La más maravillada fue Antonella quien nunca lo había escuchado, ni siquiera sabía que Juan tocaba maravillosamente el piano. Mientras los circunstantes aplaudían a rabiar, Antonella se puso de pie y se dirigió con los brazos abiertos para abrazar y besar al hombre que le había dedicado Claro de luna, con la misma belleza que Paderewski interpretaba para sus amigos.

Antonella no podía ni hablar, solo abrazaba al hombre que tanto la amaba y que deseaba casarse con ella. Después, Juan  interpretó un nocturno de Chopin y cerró con una versión pianística del concierto para piano y orquesta de Edward Grieg, el músico noruego. Fue una noche maravillosa y Antonella comprobó una vez más que no se había equivocado de pareja y que Juan de Aviraneta, historiador, comerciante y músico era el hombre de su vida.

                                                                                                                Eddy Gamarra T.

Capítulo 47
El viejo jardinero de San Patricio

Daniel debería tener unos setenta años. Todos lo conocían como el viejo jardinero de San Patricio. No se sabe cuando llegó a la Comunidad. Parecía que hubiera vivido toda la existencia de nuestra Comunidad. Su trabajo era sembrar, cuidar las plantas, los árboles y las flores. Casi no hablaba con nadie. Hacía bien su trabajo. Cuando se encontraba con alguien saludaba y continuaba trabajando. Llegaba muy temprano a la Comunidad y se retiraba al mediodía y después de almuerzo, regresaba otra vez para continuar con su trabajo. Era fuerte, usaba lentes y vivía cerca de la aldea de los campesinos en una cabaña de tejas rojas. Por la edad que tenía y el oficio que desempeñaba, nadie lo tomaba en cuenta. Muy pocos sabían que él embelleció toda la comunidad con su profundo conocimiento de jardinería y de los árboles. Los campesinos lo respetaban porque cada vez que alguno de ellos se sentía mal, acudían al viejo Daniel y él los curaba con hierbas y jarabes a base de zumo de plantas. Los campesinos no le pagaban con dinero porque él no lo aceptaba, pero le traían productos agrícolas o frutas. El jardinero era vegetariano y vivía solo. Los niños que jugaban cerca de su casa, lo veían llegar solo. No se acercaban mucho a la cabaña del viejo Daniel. Aquellos que se atrevieron, escuchaban las notas melodiosas de un violín que parecía contar su historia a través del tiempo.

Una tarde, seguí al jardinero hasta su casa. Cuando ingresó a ella, me acerqué, toqué su puerta. Puedes pasar Stephen, me dijo. Te esperaba. Gracias Daniel-le contesté- . No me extrañó que adivinara quién tocaba su puerta. Me lo había dicho cuando leyó mis pensamientos sobre su voz y la de otro.

-          Solo tú te has dado cuenta de la voz, pero hay otra persona que ya lo sabe.
-          ¿Quién es esa persona-le interrogué.
-          Yasmina, tu esposa. Ella no te ha contado nada porque prefería que yo te lo dijera. Solo ella puede leer mis pensamientos. No he dialogado con Yasmina, pero ha habido una comunicación telepática entre los dos.
-          Gracias por confiar en ella- le manifesté.
-          Ella reúne muchas virtudes-me dijo el viejo jardinero. Fuerza, velocidad, capacidad de amar, honestidad, telepatía y clarividencia. Desde la primera vez que el Conde Jorginho la trajo, supe que era un ser singular y muy diferente a los demás, a pesar de ser una zooter. Jamás revela sus poderes, pero los emplea cuando se producen hechos de mucho peligro. Es por eso que es callada y muy tierna. El Conde sufría mucho porque no era muy comunicativa. Tenía pocos amigos. Ahora con la presencia de tus hijas, ha cambiado mucho y con el amor que tú le brindas, sonríe con más frecuencia.
-          ¿Por qué escogiste vivir como un jardinero?
-          Yo pasé mis primeros años en una isla del Mar Egeo. Mi vida fue siempre los libros y la música. Nunca me casé. Amaba demasiado a la naturaleza y escogí este oficio y llevaba una vida tranquila hasta que una tarde que fui a la playa a contemplar el ocaso. Justo en el momento que oscurecía escuché una voz que me decía que yo me iba a transformar en un unicornio blanco y que cuando cumpliera mi mayoría de edad, tenía que viajar a un lugar que me iba a señalar en sueños. Cuando regresé a mi casa, encontré dinero en mi mesa de noche. Toda una semana soñé que un unicornio blanco se paseaba por un bosque de un lugar llamado  San Patricio. ¿Sería el unicornio que esa voz me indicó?
-          ¿Cómo viajaste a este lugar?
-           Me visitó una persona mayor y conversamos mucho y cuando llegó el día señalado me fui. Yo era huérfano y no tenía a nadie. En el puerto del Callao me esperaban otras personas y me trajeron aquí donde tuve que enfrentarme a los centauros negros que tenían atemorizados a los primitivos habitantes de San Patricio.
-          ¿Significa que en otros lugares hay otras comunidades de zooters?
-          Sí. Siempre se enfrentan el bien y el mal.
-          ¿Y cómo haces para entrar al parque?
-          En esta casa hay una puerta que conduce directamente al parque. Mi amor por la naturaleza me lleva a estar metamorfoseado en unicornio y mi observación de la naturaleza me da la sabiduría necesaria para ayudar a los campesinos y a todo el que lo necesite.
-          Gracias, una vez más por todo lo que me dices. Yasmina y yo siempre te vamos a tener presente, amigo.
-          Hasta pronto, Stephen y no bajen la guardia con los licántropos. Ellos tienen armas sucias para volver a entrar a la comunidad.


                                    Eddy Gamarra T.

Capítulo 46
El plan del unicornio

Casi al final de la fiesta, llamé a los Dinos y les conté en forma estrictamente reservada la existencia del unicornio blanco. Todos se quedaron mudos y maravillados. La sorpresa era extraordinaria. No me creían lo que les estaba contando. Les dije que en este momento el unicornio está leyendo nuestros pensamientos y que vamos a llevar a Garba al parque mágico donde habita este gran amigo que fue uno de los primeros habitantes de esta última generación de zooters. Después de la sorpresa, decidimos realizar el traslado de Garba al día siguiente, muy temprano para que nadie sospeche de este plan.

Al día siguiente, sacamos al asesino de la madre de Yasmina en una camioneta. Empleamos todos los medios de seguridad para evitar sospechas. Además de los Dinos estaba Yasmina y las brujas con Ghara y Harally. Las haditas y Janice, Maluxa y Andreinha se quedarían en la entrada del parque del Unicornio para hacer guardia si se acerca algún intruso. Nolberto, el Tío Ben, Hectorius estaban un poco asustados por ingresar a un parque donde la tradición había escrito que quien ingresa ya no regresa. Jorginho y Yasmina confiaban en mí. Yasmina le había dicho a su padre que ella había recibido el mensaje del sabio unicornio cuando conversaba conmigo. La certeza de la existencia del unicornio permitió que el Conde diera la orden de llevar a Garba al túnel sin regreso.

Y así fue. Solo los Dinos, Yasmina, las brujas y haditas nos dirigimos a este enigmático lugar. Una vez que ingresamos al parque, todo era silencio y oscuridad hasta que un rayo de luz iluminó el camino poco a poco y se escuchó un pequeño relincho y los pasos del unicornio blanco. La iluminación era mayor y la sorpresa de mis amigos era increíble. Tanta belleza, paz, tranquilidad ofrecía esa maravilla de la naturaleza que ellos conocían por nombre del Parque de la muerte. El unicornio les señaló el camino para llevar a Garba. Caminaron un buen trecho en el túnel y soltaron a Garba. El interior estaba iluminado. Una vez que el monstruo avanzó varios pasos al interior, se cerró y se estableció el límite entre la prisión y la libertad. Se escuchaba gritos desgarradores y disminuían hasta que se produjo un silencio absoluto. El unicornio blanco les dijo que lo que habían visto era una verdad que tenían que mantener siempre porque este secreto solo se había revelado para nosotros. Nadie más sabía de esto. Nos permitió bañarnos en la laguna para purificar nuestras almas. Después del mágico baño conversó a solas con Yasmina y le obsequió un talismán de una piedra azulina que ella se puso en el cuello.

Estos maravillosos momentos quedaría para nosotros como una estrella de felicidad que jamás se borraría de nuestros corazones. Salimos del parque y encontramos a mis huéspedes eternos con un intruso que nos siguió y fue capturado por Janice y sus hermanas y estaba colgado de las patas: Lurok, el tejón. Esta alimaña que vivía para el chisme, el soplo y la controversia, pedía disculpas y negaba habernos seguido. El Conde que traía una pócima en sus  bolsillos, dio de beber al delator y este borró de su mente todo lo que ocurrió en la mañana. Lo dejaron cerca de la casa de la desdentada cobra y se quedó dormido en el jardín.


                                                                                                           Eddy Gamarra T.
Capítulo 45
La boda

El matrimonio se celebró en el gran salón del castillo del Conde. El Obispo de Canterbury no estaba en San Patricio. Se fue a Bolivia donde le gustaba estar. Allí vivían la mayoría de sus hermanos religiosos. Entonces, la boda la dirigió el Auditor Mayor del Reino, el Conde Hectorius, en remplazo del Conde Jorginho, Jefe Político de la Comunidad.

Asistieron los amigos más cercanos como El Tío Ben, El Conde Nolberto, Lapitt de Sajonia, Don Juan de Aviraneta, El Marqués Ludwig y Marietta, Simonal de Matto Groso. Entre las damas, además de mis hijas, estaban Lynn de Marec, Irascema do Bahía, la Marquesa de Castelforte, Caterina de Montebianco, Elisabetta di Sardegna  y algunas personas de confianza del Conde, ya sean campesinos o amigos míos. El Gran Salón estaba radiante. Las flores más bellas de este lugar adornaban las mesas. Había rosas y crisantemos, orquídeas,  tulipanes y muchas más. Obviamente, las brujitas, las hadas y mis tres trasgos eran parte de la familia. Ellos y ellas cantaron a la hora del Sí,  aquella bella canción que nos gustaba a Yasmina y a mí: The sound  of music. Esta canción la escuchamos en una película sobre la familia Trapp,  que huía de los nazis.

La música era importante para nosotros, es por eso que invitamos a varios artistas. Uno de ellos era el gran saxofonista de jazz,  Oswald Canal que improvisó una melodía popular al estilo de John Coltrane. Juan de Aviraneta,  cerca de Nella, escuchaba extasiado la interpretación del artista. Todos estaban contentos. La comida fue de esta región, considerada como una de las mejores comidas del mundo. Vino, Whisky y cerveza, además de refrescos,  fueron las principales bebidas que se sirvieron en la boda. El más contento con la comida fue Ludwig, excelente gourmet quien emocionado, solicitó le permitieran cantar una bella melodía  para los novios. Una vez que tuvo el micro en sus manos, se puso nervioso y solo le salió de lo más recóndito de su naturaleza zooter un sentimental kikirikíii. Todos aplaudimos y Ludwig un poco avergonzado degustó un plato con asado, puré y arroz, además de un vaso de cerveza . A los pocos minutos, se quedó dormido en la silla, al lado de la bella Marietta.

Yasmina estaba muy feliz y bailó conmigo, con su padre y sus tíos. Mis hijas se divirtieron como nunca. Juan de Aviraneta bebió abundante cerveza para darse ánimo y decirme que estaba enamorado de mi hija Antonella y si podía visitarla como su novia. Sin embargo, no midió los vasos que bebió y lo postergó para otro momento. Yasmina que también leía el pensamiento,  se reía y le comentaba a Nella que Juan se excedió en copas y postergó su conversación seria conmigo. Nella sonreía y llamaba a su galán para que no siga bebiendo tanto y que la sacara a bailar. Juan era de buen comer y pidió a los mozos le sirvieran un lomo saltado y un vaso de chicha morada heladita. Los duendecillos se reían del apetito de Juan de Aviraneta y lanzaban higos sobre la cabeza de Ludwig para que se despierte. La buena puntería de Collins dirigió el higo sobre la frente de Ludwig, este despertó y le dijo sus palabras mágicas a Marietta: “Dos cosas puntuales”, Marietta reía y su amado también. Collins se escondió debajo de la mesa, como Ludwig no ubicó al duendecillo vivaracho, esta situación le abrió el apetito y fue a la mesa y se sirvió un plato de ají de gallina y una cerveza helada. Antes de ir a disfrutar de ese exquisito potaje, le preguntó al mozo que atendía si había helados. Cuando recibió la respuesta afirmativa, se fue contento dando su pasito tun tun. Marietta gozaba con las ocurrencias de Ludwig. Aunque ella estaba embarazada, el que tenía apetito era su esposo.

El Conde Nolberto no comió mucho porque estaba a dieta. El Tío Ben era muy frugal en el comer, pero un bebedor empedernido cuando se trataba de vino;  y si era francés, mejor. En el caso de Hectorius, su apetito voraz se manifestó a través del cebiche tiradito, una causa rellena con pescado frito, un cabrito con frejol y arroz, cerveza helada para remojar los potajes, una ensalada de fruta con miel y cereales y para cerrar helados y café. Menos mal que el Conde Hectorius era un bailarín de primera y bailaba con Irascema do Bahía y la Marquesa de Castelforte, sus  grandes amigas.

Lapitt de Sajonia bebía cerveza con Jorginho y le contaba de sus últimos viajes de negocios por la selva de Junín. Lamentaba que su hermano no haya sido invitado. Lamentablemente a pesar de ser un buen cristiano,  pertenecía al grupo intermedio que había apoyado a los licans. Lapitt entendió las explicaciones que Jorginho le daba y para olvidar sus penas cantaba canciones andinas que le hacían recordar alguna vicuñita de alta puna. Aunque Lapitt tenía fama de mujeriego, habría que preguntarle a quién le cantaba esa melodía que también la conocía Jorginho.


                                                                                                         Eddy Gamarra T.

martes, 7 de abril de 2015

Capítulo 44
El unicornio blanco

Siempre me pregunté si el unicornio blanco era un zooter de alto nivel espiritual. Sabía tan poco de él. Las haditas, muy reservadas, solo me contaron lo necesario. No estaban autorizadas para decirme algo más. Ellas me sugirieron que lo visitara y lo más pronto. Y así fue. Tenía que hacerle muchas preguntas, porque se trataba, sin duda, de un sabio que vivía “lejos del mundanal ruido”.

Cuando ingresé al parque del Unicornio (la población la llamaba “Parque de la muerte”), había un silencio profundo. Parecía que todo se había detenido por la presencia de un intruso. Estuve a punto de regresarme y renunciar a esta noble misión que me había propuesto. Sentía que me estaba confesando ante la naturaleza por mis pecados. Era mi conciencia la que producía estos miedos y pedía perdón a Dios por mi vida de escándalo. No sé cuánto tiempo transcurrió en que estaba arrodillado en la entrada del parque. De pronto apareció una luz radiante y se escuchaba los cascos de un equino que sonaba en mis oídos como un ritmo suave, equilibrado y producía una paz interior en mí. Era el unicornio blanco que se acercaba lentamente. Todo el camino se llenó de luz y los verdes árboles movían sus hojas en señal de bienvenida. Las flores multicolores danzaban una canción que la naturaleza misma ejecutaba. A un lado estaba la laguna de un color turquesa y los tulipanes negros que crecían en su orilla. Todo era bello como una muestra fehaciente de la existencia de Dios.

-¡Bienvenido al parque de la luz!, Stephen-saludó el unicornio, con una voz pausada.
-¡Buenos días! Unicornio blanco.
-Me agrada mucho que hayas venido-dijo el unicornio-. Sé que estás pensando que mi voz es parecida a la de alguien que tú conoces. No te has equivocado. Leo tus pensamientos, pero tú no puedes leer los míos. Solo una persona lo puede hacer, pero no está presente.
-Ghara y Harally, las haditas,  me animaron a venir, y aquí estoy para que con tu sabiduría me ayudes a resolver varios problemas de la comunidad.
-Lo sé Stephen. Te diré que Garba siempre será un escollo en las mazmorras del castillo. En este parque, al final del camino, hay un túnel que conduce a un lugar sin regreso. Es una prisión ideal para un  asesino como Garba. Solo se alimentará de vegetales y agua para que borren de su conciencia todo el daño causado a los seres humanos. Sus quejas no se escucharán. Nadie atenderá sus ruegos. Envejecerá y morirá con el tiempo. Su arrepentimiento será muy tarde.
-¿Cuál es la mejor manera de combatir a los licans?
-Estos monstruos son poderosos. Son seres de doble cara. Su hipocresía convence al más cándido. Tienen las armas para encandilar a las doncellas, y garras y fauces para destruir a sus enemigos y víctimas. Dominan la magia negra y verán la manera de ingresar al arco de San Patricio para rescatar a Garba. Tienen que traerme a este licántropo para encerrarlo en el túnel sin regreso. Los licans no podrán rescatarlo. Si se atreven, los destruiré, como lo hice con los malvados centauros negros. Ustedes tienen que luchar. Sé que tienen las armas para vencerlos. Necesitan organización y fe para conseguir sus objetivos. Ellos tienen a un ejército de licans, tan perversos y nefastos.
-¿Y las serpientes que viven en la comunidad?
-Las serpientes buscarán la ayuda de los tejones malos, la cotorra y su bandada, canes viles y palomas obsecuentes. El fraile y su séquito no participarán. Ellos solo van a reaccionar si su poder está en juego.
-Te agradezco infinitamente por tu gran ayuda. Conversaré con Los Dinos que son mis amigos más cercanos y realizaremos tu plan de traer a Garba aquí. Gracias por el tulipán. Nos sirvió de gran ayuda, además de su belleza que adorna mi jardín.
-Mis saludos para Jorginho, en especial para su bella hija Yasmina. Te llevas la flor más bella de este jardín en San Patricio. Ella será el arma más poderosa que ustedes tengan para vencer a los licans.


                                                                                                              Eddy Gamarra Tirado