martes, 7 de abril de 2015

Capítulo 39
Persecución

Maluxa, Andreínha y Janice perseguían a Varul que estaba convertido en ciento de murciélagos que tuvieron que volver a su estado de licántropo porque una vez más, Ghara y Harally les espolvorearon en sus cuerpos aquel polvillo que les producía escozor. El lican se dirigía al arco mágico y allí ingresó a la Ciudad de los Reyes tomando su forma humana. A unos pocos metros, le esperaba Varkolak y sus secuaces. Las brujitas se detuvieron en la frontera correspondiente a San Patricio y los licans huyeron en una cuatro por cuatro a toda velocidad.

La  vieja cigüeña, que no era tan vieja, le dijo a Maluxa que le informaran al Conde que la entrada mágica estaba desprotegida y que era necesario proveerle de algunas pociones y polvos mágicos para defender a los indefensos habitantes de la lagunita. Maluxa le prometió llevar el mensaje al Señor Conde y avisó a sus hermanas que era menester regresar al castillo. Ellas tenían una nueva escoba que una tía lejana las compró en Salem a un viejo anticuario. Las tres brujitas estaban orgullosas de su nuevo medio de locomoción y partieron veloces para hablar con Jorginho. Cuando llegaron al castillo, estaban reunidos el Tío Ben, El conde Nolberto, Hectorius, Don Juan de Aviraneta, Lapitt de Sajonia, Ludwig, el marqués y yo. Yasmina, Sandra, Nicole y Antonella estaban en mi residencia. Ellos no se explicaban por qué el Obispo había enviado al hermano de Lapitt salvar al execrable Varul. Sabían que estas despreciables alimañas formaban parte del equipo de seguridad del cándido fraile bonachón. Las buenas hechiceras informaron con lujo de detalles la huida del lican y la espera programada de Varko y sus secuaces. La mayoría estaba de acuerdo que no se debería permitir la entrada de los licántropos a la Comunidad de San Patricio. Las buenas mujeres de estas bestias eran muy allegadas a los asesores del Obispo y tenían amistad con Jonathan Squirrel, el hermano de Lapitt, el gordo Chang y el enigmático petit oiseau (Petituasó). Ellos defenderían a capa y espada a los monstruos. Más por amistad que por justicia. Los Dinos-que era la denominación del viejo lobo gris y sus amigos- no permitirán tal actitud, porque la ley no ampara el abuso del derecho y si hay que combatir-dijo el gallo-, combatiremos. Todos estaban decididos a luchar por la justicia,  como rezan los estatutos de la Comunidad de San Patricio.


                                                                                                                          Eddy Gamarra Tirado

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