martes, 7 de abril de 2015


Capítulo 43
En medio del camino de la vida

Después de encerrar al asesino en las mazmorras del castillo, le pedí al Conde que fuera a mi casa con Yasmina que tenía que conversar algo muy importante con él. Jorginho llegó a las diez de la noche, después de encargar a su amigo Troll y al Cuy para que vigilen al execrable marroquí. Yasmina estaba sorprendida. No sabía la razón de la cita a su padre y a ella en mi casa. Jorginho me contaba que las relaciones con el prelado estaban resquebrajadas, pero que no iba a permitir que sea manejado por gente de su entorno para defender los intereses protervos de los licans. Sabíamos que el cura de San Patricio era bonachón, pero muy distraído y confiado. Sus múltiples ocupaciones no le permitían estar al tanto de lo que ocurría en la Comunidad. Aceptaba lo que sus asesores le decían. Cuando los licans en su forma humana estaban cerca de él, eran unas mansas palomas que no mataban una mosca. Cuando asistían a la iglesia, se sentaban adelante y participaban de las peticiones, pero cuando llegaba la noche se reunían para enamorar a las doncellas de la Comunidad y luego atacarlas con ferocidad.

Después de conversar sobre el Obispo y los licans, Jorginho encendió un cigarrillo y me ofreció uno. Después de encender el cigarrillo y dar una pitada, le dije en voz alta al Conde: “Quiero casarme con Yasmina”. Ella empezó a temblar y me miró muy serio:  “¿Qué estás diciendo?...le contesté que amo a Yasmina. Ella también me ama y necesitamos su bendición. Jorginho miraba a su hija y le preguntó :
-          ¿Amas a Stephen?
-          Yasmina se secó las lágrimas y contestó con firmeza- sí Padre.
-          El Conde me espetó con dureza-ella no es una mujer más, de las tantas que has tenido en tu vida.
-          Ella es diferente. Yo he cambiado y no puedo mentir,  por los poderes que ella tiene y porque la amo más que a mi vida.
-          No vayan a pensar que yo estoy ajeno a sus relaciones, pero si es la decisión de los dos, solamente puedo decir que Dios y San Patricio los bendiga y tienen mi bendición, también.
 Yasmina me sonrió. En su rostro se reflejaba la alegría infinita por la respuesta de su padre. Sentía que el mundo había cambiado a partir de ese momento y en un arranque de emoción corrió hacia su padre y lo abrazó. El viejo lobo gris y su hija lloraban de felicidad y parece que por su memoria pasaban momentos difíciles que ella pasó al lado de la heroína saharawi, su madre
.
Yo estaba contento y abracé a mi viejo amigo y después Yasmina me abrazó y me dio un beso. El viejo lobo gris nos pidió que fuéramos al jardín donde estaban mis hijas y los huéspedes mágicos. Él se quedó en mi biblioteca. No quería que lo vieran llorar. Lloraba de felicidad porque amaba a su hija y quería lo mejor para ella. Las haditas que sabían lo que había ocurrido nos recibieron con una bella melodía que a mí me gustaba bastante: “The most beautiful sound I´ve ever Heard…María…María…” los duendecillos saltaban y se daban volantines. Sandra, Antonella y Nicole nos abrazaban y las brujitas formaron un corazón de humo en el aire. El Conde se unió al grupo familiar y nos pidió sentarnos en el jardín para planificar la boda de Yasmina que sería estrictamente familiar y con los amigos de siempre. En ese momento, apareció el Tío Ben con una botella de vino francés y recitó para su sobrina Yasmina: Bon jour Tristesse, de Paul Eluard. Él siempre es tan oportuno para gratos momentos.  El vino estaba excelente y el conde nos invitó a su casa para disfrutar  de una excelente cena que iba a ordenar para que la traigan de La Ciudad de los Reyes y que esta vez, degustarían comida italiana.


                                                                                                                         Eddy Gamarra Tirado

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