martes, 7 de abril de 2015

Capítulo 44
El unicornio blanco

Siempre me pregunté si el unicornio blanco era un zooter de alto nivel espiritual. Sabía tan poco de él. Las haditas, muy reservadas, solo me contaron lo necesario. No estaban autorizadas para decirme algo más. Ellas me sugirieron que lo visitara y lo más pronto. Y así fue. Tenía que hacerle muchas preguntas, porque se trataba, sin duda, de un sabio que vivía “lejos del mundanal ruido”.

Cuando ingresé al parque del Unicornio (la población la llamaba “Parque de la muerte”), había un silencio profundo. Parecía que todo se había detenido por la presencia de un intruso. Estuve a punto de regresarme y renunciar a esta noble misión que me había propuesto. Sentía que me estaba confesando ante la naturaleza por mis pecados. Era mi conciencia la que producía estos miedos y pedía perdón a Dios por mi vida de escándalo. No sé cuánto tiempo transcurrió en que estaba arrodillado en la entrada del parque. De pronto apareció una luz radiante y se escuchaba los cascos de un equino que sonaba en mis oídos como un ritmo suave, equilibrado y producía una paz interior en mí. Era el unicornio blanco que se acercaba lentamente. Todo el camino se llenó de luz y los verdes árboles movían sus hojas en señal de bienvenida. Las flores multicolores danzaban una canción que la naturaleza misma ejecutaba. A un lado estaba la laguna de un color turquesa y los tulipanes negros que crecían en su orilla. Todo era bello como una muestra fehaciente de la existencia de Dios.

-¡Bienvenido al parque de la luz!, Stephen-saludó el unicornio, con una voz pausada.
-¡Buenos días! Unicornio blanco.
-Me agrada mucho que hayas venido-dijo el unicornio-. Sé que estás pensando que mi voz es parecida a la de alguien que tú conoces. No te has equivocado. Leo tus pensamientos, pero tú no puedes leer los míos. Solo una persona lo puede hacer, pero no está presente.
-Ghara y Harally, las haditas,  me animaron a venir, y aquí estoy para que con tu sabiduría me ayudes a resolver varios problemas de la comunidad.
-Lo sé Stephen. Te diré que Garba siempre será un escollo en las mazmorras del castillo. En este parque, al final del camino, hay un túnel que conduce a un lugar sin regreso. Es una prisión ideal para un  asesino como Garba. Solo se alimentará de vegetales y agua para que borren de su conciencia todo el daño causado a los seres humanos. Sus quejas no se escucharán. Nadie atenderá sus ruegos. Envejecerá y morirá con el tiempo. Su arrepentimiento será muy tarde.
-¿Cuál es la mejor manera de combatir a los licans?
-Estos monstruos son poderosos. Son seres de doble cara. Su hipocresía convence al más cándido. Tienen las armas para encandilar a las doncellas, y garras y fauces para destruir a sus enemigos y víctimas. Dominan la magia negra y verán la manera de ingresar al arco de San Patricio para rescatar a Garba. Tienen que traerme a este licántropo para encerrarlo en el túnel sin regreso. Los licans no podrán rescatarlo. Si se atreven, los destruiré, como lo hice con los malvados centauros negros. Ustedes tienen que luchar. Sé que tienen las armas para vencerlos. Necesitan organización y fe para conseguir sus objetivos. Ellos tienen a un ejército de licans, tan perversos y nefastos.
-¿Y las serpientes que viven en la comunidad?
-Las serpientes buscarán la ayuda de los tejones malos, la cotorra y su bandada, canes viles y palomas obsecuentes. El fraile y su séquito no participarán. Ellos solo van a reaccionar si su poder está en juego.
-Te agradezco infinitamente por tu gran ayuda. Conversaré con Los Dinos que son mis amigos más cercanos y realizaremos tu plan de traer a Garba aquí. Gracias por el tulipán. Nos sirvió de gran ayuda, además de su belleza que adorna mi jardín.
-Mis saludos para Jorginho, en especial para su bella hija Yasmina. Te llevas la flor más bella de este jardín en San Patricio. Ella será el arma más poderosa que ustedes tengan para vencer a los licans.


                                                                                                              Eddy Gamarra Tirado

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