Capítulo 42
La búsqueda
Garba
no salió de la Comunidad. Garba estaba con nosotros. Los Dinos nos protegimos
con el aroma del tulipán negro e iniciamos la búsqueda del asesino por toda la
comunidad. Empezamos por la playa de las
gaviotas. Preguntamos a las doncellas y mancebos que se bañaban en las aguas
frías. Nadie lo había visto. Les dimos las características de este asesino.
También les advertimos sobre el maléfico poder de Garba. Entre los campesinos
estaba Ludwig. Nunca lo vi tan contento. Había bajado de peso y Marietta
esperaba un bebé.
Salimos
de la playa y nos dirigimos al bosque del silencio. Solo estaban nuestras
aliadas, las vampiras quienes buscaban entre los árboles a ese perverso lican.
Elisabetta me dijo que ellas están en guardia y que este cobarde no se va a
enfrentar a ellas así de fácil, aunque está armado según manifestó Agnezka.
Alejandra del Cuadro nos sugirió que fuéramos al barrio donde vivían las
mujeres de los licans. Le parecía haber escuchado a la señora Duval que
esperaba una visita del intruso familiar de su esposo. Le agradecimos y le
prometimos capturarlo para que ellas puedan saciar su sed. Todas al unísono
mostraron una sensación de asco y Elisabetta, que no le gusta las bromas, espetó que los licántropos no tienen sangre
sino veneno y su hedor es nauseabundo.
Antes
de ir al barrio de los licans, estuvimos en el arco de San Patricio y
preguntamos a la cigüeña que está al tanto de todos los chismes que ocurren en
la Comunidad. La blanca cigüeña, que se había dado un baño en la laguna con sus
amigos los patos, nos explicó con lujos de detalles que este vil animal no ha salido ni como
zooter ni como humano. Le pedí que oliera el aroma del tulipán negro que estaba
en mi jardín interior y que lo
protegería de este delincuente. Sin otros informes nos dirigimos a ese barrio
oscuro. Nos recibió la hipócrita cobra que en compañía de la cotorra
italiana, mamba y Anacé se paseaban
nerviosas por el parquecito. Welcome!... me dijo y yo le contesté en italiano.
Pregunté sobre Lurok el tejón, quien no
estaba con ellas. No me dieron razón. Por supuesto que no le creímos. Les dimos
las gracias. A diez pasos de ellas, Anulia nos dijo ¡Malditos lobos!...¡Van a
morir!...¡Se los juro! Mientras despotricaba no se dio cuenta de un hueco que
había en la vereda y se torció el tobillo y lanzó un grito de dolor que
nosotros no quisimos oir. Anacé la llevó al Departamento médico y allí la
volvieron a enyesar y otra vez en su silla de ruedas para que su doméstico
compinche la pudiera llevar de un lado a otro.
Cuando
ingresamos a las casas de los licans, sus esposas nos dijeron en coro que ellas
no tenían nada que ver con lo sucedido. No sabían de su paradero y apenas
conocían al Señor Garba. Cuando les presionamos que iban a ser expulsadas de la
Comunidad de San Patricio por encubrir a esos viles y sanguinarios licans,
rompieron a llorar y una de ellas que se transformó en una hermosa perrita nos
advirtió que iba a elevar este abuso del
derecho hacia el Obispo de Canterbury, con quien trabajaba y podía dar fe de la
honestidad de su marido. “Ojos que no ven, corazones que no sienten”, murmuró el conde Jorginho.
“Y dígale al obispo que si continúa protegiendo a estos asesinos será expulsado
de la Comunidad. Y si hubiera oposición, la guerra está declarada. Las mujeres
guardaron silencio cuando escucharon al viejo lobo gris que estaba muy enojado
y dispuesto a todo.
Rowina
fue al castillo de Jorginho para informarle que su amigo Simonal el tejón había
ubicado a Lurok y a Garba en el naranjal.
Rowina y su fino olfato, se percató de estos dos forajidos y una vez, que los
ubicó le contó a Elisabetta y al Conde. Todo el grupo marchó, incluso Lynn de
Marec que dejó sus bellos trajes y joyas y se transformó en una pantera que
marchaba al lado de Jorginho. Busqué a Yasmina y me puse a su lado. Siempre su
perfume mágico me envolvió y rozaba mi piel a la de ella y fuimos al objetivo
que estaba en el naranjal, muy creído que iba a funcionar su poder de los ojos
para provocar en la gente olvido. Lurok y Garba, en su forma humana se comían
las naranjas del Conde Jorginho. Yasmina saltó sobre Garba, él la miró con sus
ojos diabólicos y no funcionó su poder. Los lobos y la pantera rodearon a Lurok
que pedía disculpa por haberse comido las naranjas, mientras Garba no sabía qué
hacer. Trató de realizar una tinterillada como abogado de Vudko, pero Yasmina atacó a Garba en el brazo y lo
zarandeaba para despedazarlo, Garba se transformó en Lican para huir de allí,
pero las vampiras saltaron sobre él y lo encadenaron y se lo llevaron preso.
Lurok huyó como un cobarde. Lo dejaron ir para ver hacia dónde se dirigía, sin
duda, a la casa de Anulia para contarle todos los pormenores de la captura de
Garba, el asesino de la madre de Yasmina y sus familiares del pueblo Saharawi.
Eddy
Gamarra Tirado
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