jueves, 12 de marzo de 2015

Capítulo 27
El conde Nolberto

Después del gran trabajo del amigo Carrascal, Nolberto de Paracatú trajo a la comunidad sana y salva a Nella. Ella estaba bien y necesitaba un poco de reposo. Jorginho sugirió que las tres chicas deberían pasar unos días en su castillo porque Yasmina las había invitado y el Tío Ben había prometido cantar aquella hermosa canción que me gustaba mucho: “Ne me quite pas”
.
Mi gran ejército estaba constituido, además de los duendecillos con sus torpezas, las haditas y su intervención en el momento preciso; las brujitas: Maluxa, Andreínha y Janice con sus conocimientos de medicina tradicional y moderna a base de hierbas y extrañas pócimas. Asimismo, formaban la defensa, mis amigos como el sabio Ben, que disfrutaba de la piscina durante todo el día. También estaba el señor de Aviraneta que como zooter era un camello gigante que conoció de cerca a la madre de Yasmina en el Pueblo Saharawi desde que él era niño y la consideraba como una tía debido a la amistad de su madre con la de Yasmina.

Uno de los amigos más fieles era el conde Nolberto de Paracatú, amiguero, Casanova, excelente gastrónomo y protector de las hijas de sus amigos, a quienes había conocido desde pequeñas. Paracatú era una ciudad de la región de Minas Gerais. Paracatú pertenece a la lengua tupí y tomó el nombre por el río Paracatú que en esa lengua significa “Río bueno”. El conde Nolberto, viajero empedernido, conoció a mis hijas en sus viajes que a veces yo lo acompañaba por España, Francia e Italia. En varias oportunidades coincidimos con Jorginho que se dedicaba a la venta de diamantes y esmeraldas  por diferentes países del mundo. Hoy, Nolberto tenía una empresa gigantesca de transportes terrestres, marítimos y de aviación, que utilizaban los hombres más poderosos de de la tierra y aunque no era zooter, su metamorfosis era la de un Troll que solía prestar ayuda a sus amigos cuando se sentía la presencia nefasta de los licántropos. Estos atacaron alguna vez a sus hijos y ellos fueron salvados por un cuy gigantesco que había preparado una mezcla de pólvora y otros elementos que les lanzó a los licans que lograron huir con quemaduras fuertes y que los mantuvo lejos de la Comunidad por un año.

A partir de entonces, Hectorius, el Auditor Mayor del Reino, se convirtió en uno de sus mejores amigos, solo que cuando dejaba su figura zooter, se convertía en un hombre de pequeña estatura y de buen peso, porque como era sibarita como el conde Nolberto, siempre le estaba jugando una broma a su amigo y este lo “amenazaba” con darle perejil.

En estos día, mientras el conde Jorginho viajaba por ciudades portuguesas por fines estrictamente personales, el Troll, que era su metamorfosis, organizó la defensa del castillo para proteger a mis hijas y a Yasmina, en caso que los licans y las serpientes se atrevan a atacar a los pacíficos lobos.

Fue una oportunidad maravillosa, así que mientras el Tío Ben cantaba en francés y narraba la vida de Frank Sinatra, yo me veía con Yasmina en su biblioteca, que es el lugar donde ella y yo elegimos para leer, conversar de libros y de cine y para estar juntos…muy juntos.


                                                                                             Eddy Gamarra Tirado

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