Capítulo 36
La visita
Al día siguiente del incidente en
la lagunita, el arco de San Patricio estaba poblado de diez a doce cuervos. Su
graznido ponía los pelos de punta. Nadie se explicaba en la entrada, de la presencia de estos pájaros de mal
agüero que servían de espías al malhadado Libak. Tanto Varul como Varko y
Vudko, estaban requisitoriados y tenían
que dar cuenta a la justicia de la Comunidad de San Patricio. Es más, Vudko
tenía que pagar por sus crímenes.
Cuando el Auditor Mayor del Reino
se enteró de la presencia de los cuervos, ordenó a los gorilas que formaban
parte de la seguridad del reino que no permitieran la entrada de estos
maléficos engendros de Libak. Antes de que llegaran al arco los monos de
seguridad, los cuervos devoraban algunas aves. La cigüeña y los patos de la
laguna estaban aterrorizados. ¿Serían estas indefensas avecillas algún zooter
de la población campesina o las habían traído de La Ciudad…?
Rápidamente llegaron los
elementos de seguridad. Estaban armados y con órdenes expresas de atrapar a los
licans vivos o muertos. Los cuervos al advertir la presencia de los simios,
atacaron a la vieja cigüeña y huyeron hacia la Ciudad…El equipo de seguridad
tomó su forma humana y se dirigieron a la Ciudad… para investigar hacia dónde
se dirigían estos nefastos personajes. Mientras tanto, en el castillo, Yasmina
y las chicas conversaban con el Señor de Aviraneta, que no dejaba de mirar a Antonella. Ella
sonreía y correspondía con su coquetería habitual al paisano de Yasmina.
Me gustaba que mis hijas
visitaran a Yasmina, porque así, yo podía ver con más frecuencia a la mujer que
amaba. Podíamos ir al bosque del silencio o a la playa de las gaviotas y
disfrutar de la playa, bañarnos en sus frías aguas, correr olas y buscar un
lugar estratégico para estar solos hasta que el sol se oculte y solo se escuche
el flujo y reflujo de las olas y ver la metamorfosis de esta hembra, bella y
enigmática convertida en una bella y maravillosa loba.
Eddy
Gamarra Tirado
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