martes, 8 de septiembre de 2015

Capítulo 163
Un día en perfecta paz

El más contento con la desaparición de los licans fue Carmito Enfisemo. Ellos siempre fueron un escollo para él. Ahora que están muertos, la mano de Dios-decía el gazmoño personaje-ha actuado sobre estos seres insepultos. Se arrodilló delante de la mayoría de los trabajadores, abrió sus brazos y mirando al cielo dijo con voz estentórea y bañado en lágrimas: “Gracias Padre Dios”. Una mitad de los trabajadores se reía a mandíbula batiente; la otra mitad emocionada, asustada, no sabía si se trataba de un ángel o demonio. Desde un segundo piso, los asesores miraban con recelo a este beato sin aureola cuya mayor virtud era su capacidad histriónica. Los trabajadores de servicio que pensaban que era una obra teatral por el mes del Señor de los Milagros, ya que Carmito estaba vestido con su hábito morado, prorrumpieron en sonoros aplausos que contagió a los estudiantes de trámite documentario que entre gritos y rechiflas levantaron en peso a Carmito Enfisemo y empezaron a corear: “Carmito Presidente…Carmito Presidente” hasta que lo dejaron en el jardín junto a los caracoles.

Elisabetta estaba muy contenta porque Mischa iba a dar varios conciertos en la Ciudad…Mischa fue invitado a la residencia de Elisabetta. El tío de la bella vampira pagó el viaje de ida y vuelta de este notable violinista gitano. Pietro se encargó de organizar los conciertos en los principales teatros de la Ciudad…y cada noche, Elisabetta esperaba con ansias a su amado de toda la vida. Escuchaba un disco de Jascha Heifetz y soñaba con Mischa en su completa desnudez.

Jorginho contento con Hasán y Yasmina había proyectado un viaje de familia,  por diversas ciudades de Europa donde tenía una cadena de joyerías. Invitó a mis hijas, sus maridos y mis nietas. Además de joyero, su pasión por la biología lo llevó a conocer variedad de plantas de aquellos países. Era tiempo de descansar después de varios años de lucha contra los enemigos de San Patricio.

El abuelo siempre con perfil bajo visitaba la aldea y dictaba sus charlas tanto para jóvenes como para adultos en el Instituto. Los domingos era visitado por Ludwig, Marietta y el pequeño Hans. Mientras Marietta y su niño paseaban por el bosque sagrado, el abuelo le contaba a Ludwig todo lo referente al gobierno prusiano, de donde procedía el casco que Juan de Aviraneta, mi yerno, le había regalado a su amigo,  y que lo había llevado a la victoria.
Ghara y Harally, las haditas, cuidaban el castillo y las casas de mis hijas siempre con su carácter angelical y alimentándose como las abejas del polen de las flores. En las tarde, antes de que las estrellas ofrezcan su belleza a los habitantes de San Patricio, las haditas cantaban en español, inglés, alemán e italiano. Las personas que transitaban cerca al castillo, se sentaban en el césped para escuchar las maravillosas voces de Harally y Ghara, mis haditas.

Maluxa, Andreínha y Janice, seductoras, enigmáticas, coquetas y juguetonas, desataban sus cabellos negros y tomando sus escobas, trazaban corazones y escribían palabras de amor para los  enamorados que pululaban por aquellos lares. Solían visitar a la hermosa Irascema do Bahía para jugar por los aires y cantar alguna canción en portugués de compositores como Chico Buarque, Vinicio de Moraes, Dorival Cainmi o Ary Barroso y otros. Eran tiempos de paz y había que disfrutarlos como se debe. Ellas también tenían derecho a amar e irían en el próximo viaje que yo haga con Yasmina, al Brasil, vestidas como señoritas, como si fueran mis propias hijas.

Collins, Micki y Tanger, siempre bromistas, visitaban a sus enamoradas y tenían que regresar temprano. Nolberto de Paracatú remplazaba a Yasmina y ya les había dicho que no estén escondiendo sus zapatos porque si no se iba a enojar con ellos. Los elfos entregaban los zapatones al tío Nolberto y trataban de llegar temprano a San Patricio. Los duendecillos llevados por el espíritu cultural que les enseñó la señora Elisabetta, irían un viernes a una exposición numismática sobre el rey Vereticus de Gales y que escucharían la exposición de Monsieur Delacroix, coleccionista de monedas, billetes, medallas y fichas.  Elisabetta di Sardegna orientaba a los duendecillos por los temas culturales y asistirían la próxima semana a la presentación de la novela de la escritora Prima Boulanger,  sobre su vida escolar.

El mono Rebatta se ganó el cariño de los aldeanos y apoyaba a Caterina de Montebianco en el Instituto de Cultura, Cibernética y biblioteca de la Comunidad. Cuando los muchachos de la aldea veían de lejos al popular personaje, decían con cariño y picardía: “A portarse bien muchachos, porque al que no obedece, le pongo chero, chero”. Rafo Rebatta, encendía su cigarrillo y caminaba orondo y contento de vivir en este lugar de ensueño que sus amigos, los Dinos le habían conseguido, cuando ya no le encontraba  sentido a la vida. Les perdonaba a los muchachos la tomada de pelo porque él, en los momentos gratos de su vida fue un palomilla redomado. Estaba tan identificado con su naturaleza zooter que cuando lo llamaban por su nombre, no contestaba; pero si le decían “Mono Rebatta”, contestaba con alegría y satisfacción.

Lapitt de Sajonia con su fábrica de cerveza,  vivía contento viajando siempre de San Patricio al Pozuzo y viceversa. Un amigo le había pedido que se encargue de la distribución de cigarrillos en todo el Perú y Lapitt aceptó feliz, con tal de no fumárselos todos. Estaba en su salsa. Mejoró su situación económica y cuando estaba en su residencia, exteriorizaba su alegría con un sonoro relincho que se oía por todo el barrio de los Dinos.
Jorginho le había traído varios pares de zapatos para el conde Nolberto. Aquí no se podía conseguir y a veces, los duendecillos le escondían sus zapatos. El bueno de Paracatú los amenazaba con darles perejil, como si fueran cuyes. Siempre tenía presente a Hectorius de Auseville, su amigo. Con Hectorius se bromeaban constantemente y formaban parte del gran grupo de la comunidad de San Patricio que todos conocían como los Dinos.

El tío Ben que siempre estaba con nosotros y que solía aparecer en el momento justo y preciso, se recuperaba en la Ciudad… junto a su familia. Estaba delicado de salud y nosotros estábamos preocupados. El tío Ben era un magnífico guerrero que defendía a la comunidad cada vez que se requería de sus servicios. Cuando había alguna reunión, nos deleitaba con canciones francesas con temas de Juliette Grecó, Edith Piaf y Gilbert Becaud . Y si se trataba de Frank Sinatra, su canción preferida era My way. Además, traía de su cava exquisitas botellas de vino y les narraba a los duendecillos un capítulo más de El hombre que calculaba.

Mi vida había transcurrido entre los conflictos bélicos donde acudía como corresponsal de guerra, los libros y la música. Esto me permitió colaborar con diversos periódicos americanos y europeos. Me salvé de morir en varias ocasiones y me prometía retirar de aquellas contiendas, pero volvía a cubrir las noticias. La última vez escapé del Estado Islámico y hubiera sido degollado como otros arriesgados periodistas que dieron su vida por los demás. Era hora de retirarme para vivir con Yasmina y Hasán, mi hijo. Trabajaría con el conde Jorginho, mi suegro,  en el mundo de las piedras preciosas por países como Colombia, Brasil, Estados Unidos de Norteamérica y los principales países europeos. Los excelentes artistas en joyas de este maravilloso país trabajaban con ahínco las piedras preciosas con oro y plata  para entregar las bellísimas joyas que eran diseñadas por Yasmina.

Ella no hablaba mucho pero era una mujer extraordinaria que tenía muchas virtudes y un defecto, los celos. Había demostrado en la guerra contra los licans que era una luchadora perfecta. Ella fue designada por su abuelo como la zooter encargada de enfrentarse al malvado Varkolak, que estaba considerado como el más fuerte de los licántropos. Lo demostró cuando se transformó en un bello unicornio que acabó con el perverso Varkolak.

La paz que se respiraba en San Patricio nos permitía pasear por las calles y parques de la Comunidad con nuestros hijos. Lo mismo ocurría con los campesinos del general Ludwig que salieron de las fronteras de su aldea para caminar con libertad, sin temor a encontrarse con algún monstruo. Cuando le preguntaron a Ludwig por qué se hacía llamar general, contestaba que se lo había ganado en buena lid. Su negocio creció porque también era visitado por los aldeanos y cualquier habitante de la Comunidad.

Hay que reconocer que esta paz la conseguimos con esfuerzo, sacrificio donde destacó Yasmina como una loba que estaba dispuesta a todo, incluso a dejar su vida por el bien de la comunidad de San Patricio que fue forjada por dos personas allegadas a ella: Su abuelo y su padre.

La paz se extendía hasta la Colina Azul habitada por personas que dieron su vida por la Educación y que amaban la naturaleza a toda prueba. Los nuevos vientos permitieron que la Colina Azul sea visitada con más frecuencia por los habitantes de San Patricio y por los estudiantes zooters para encontrar en ella la leyenda viva de la cultura y la formación de profesionales que aprendieron a reconocer a sus maestros. Es más, las aguas de la laguna en aquel lugar eran como las del bosque sagrado donde vivía el abuelo. Curaban el reumatismo, cualquier escozor del cuerpo, las manchas y pecas de los jóvenes expuestos al sol y fortalecían los músculos y huesos. La laguna de los tulipanes negros era el lugar preferido de Lucho, la morsa, leyenda viviente de la Colina Azul. Cada persona tenía una historia valiosa enriquecida con una vida de trabajo, sacrificio, aventura y amor.

El jefe del CENTRADOM reunió a sus asesores y les dio la orden de no comentar nada sobre la desaparición del equipo de seguridad. Nadie hablaba en el CENTRO pero todos sabían qué ocurrió en aquel club donde los licans celebraban la fiesta de Halloween y fueron exterminados en un enfrentamiento sangriento  por una loba y sus amigos.

Aún faltaba luchar contra los programas obsoletos y cargados de mera información documentaria de los “centradomes” o lugares de papeleos absurdos, trasnochados y certificados por obra y gracia de la ignorancia y que tenían como objetivo máximo acabar con los libros. Ya habían cerrado la biblioteca y usaban la casa de los libros como los judíos usaron la casa de Dios. Hacía falta un látigo para desterrar a los exterminadores de los libros. Se requería toda una revolución que cambiara la mentalidad de los intermedios que desprovistos de ellos, los  cambiaron por sus juguetes celulares donde mataban el tiempo como una venganza para purificar su alma que alguna vez les puso un libro en la mano.

Los niños crecen y nosotros seguimos construyendo este mundo zooter que la providencia nos dio y que tenemos que mantenerla ya sea en la realidad o en los sueños porque el mundo verdadero está poblado de realidades y sueños confundidos en un soplo de vida y existencia que a veces no sabemos si es un sueño que se hace realidad o una realidad que parece un sueño.

San Miguel, 08 de setiembre de 2015


                                                                                                    Eddy Gamarra
Capítulo 162
¡Halloween!

Un 31 de octubre, Día de Halloween, los licans y sus amigos celebraban en un club campestre de la Ciudad… un año más de su venida a la comunidad de San Patricio. La reunión fue a lo grande. Todos estaban disfrazados. Invitaron a Mr. Kanter y sus asesores, quienes, después del almuerzo, se retiraron temprano. Invitaron a las intermedias. No fueron todas sino un grupo muy allegado a ellos. También invitaron a Lynn de Marec y Caterina de Montebianco. Ellas fueron  y se mezclaron con las chicas del CENTRO. Por fortuna, se retiraron temprano, sin despedirse, porque si lo hacían, no les dejarían retirarse. No podían faltar a la fiesta Anulia y sus serpientes; Lurok, Wanda y la vieja cotorra. No faltó nada. Música tropical, buena comida, eso sí, cuando se trataba de comida, el fraile no escatimaba  menor esfuerzo. También abundaba la cerveza y muchas ganas de bailar.

Como todos los años, los licans se quedaban hasta el final y  llevados por el alcohol recordaban sus años de esclavitud en Europa ante los vampiros. Igualmente señalaban a sus enemigos más encarnizados de la Comunidad, los lobos y los Dinos. Una vez derrotada la manada del conde Jorginho, todo sería fácil para apoderarse no solamente de San Patricio sino también del CENTRADOM. Los Licans bebían y bebían, salvo Varko y Libak que no eran de mucho beber y comer. Su mayor alimento eran las mujeres, y en este caso, las intermedias. Ya habían escogido a sus víctimas y preparaban el ambiente llevándolas a pasear por el inmenso parque del club. Allí estaban los dos licans con las chicas. Como ellos eran apuestos, las ingenuas muchachas accedieron fácilmente al paseo. Una vez que cada uno de ellos estaba listo para la seducción, violación y muerte de las infortunadas intermedias, escucharon diversos gruñidos alrededor de ellos. Ocho lobos se acercaban a ellos. Las dos intermedias, salieron despavoridas pero no fueron atacadas por la manada. Anacé que estaba descansando en un árbol, convertida en la enorme anaconda, vio a las dos gaviotas que corrían como si hubieran visto al diablo. Tomó su forma real y las detuvo. Les preguntó por qué huían y ellas solo atinaban a decir “lo…bos, lo…bos”. Anacé avisó a la vieja cobra y como ella ya no podía desplazarse sola, envió a la shushupe y la garrapata convertida en pitón para que acompañaran a la anaconda y atacaran a los lobos. Wanda avisó a los otros licans que estaban ebrios y todos ellos se fueron al enfrentamiento contra sus enemigos. Las intermedias huyeron de aquel lugar a toda prisa.

Varko y Libak se convirtieron en  dos  enormes licántropos. Su gruñido salvaje parecía al de los leones. Estaban avisando a los otros monstruos. Entre ellos estaban los licans recién llegados, que fueron los únicos que estaban armados con sus dagas,  cuchillos, hachas vikingas y manoplas. Quince licans que casi duplicaban a los lobos. Yasmina captó la presencia de los otros licans y arremetió contra Varko con una velocidad asombrosa que el jefe de los licans no pudo evitar. La loba mordió una pata de Varko a punto de arrancarla y que no le permitiría desplazarse con rapidez. Cuando Varko quiso contraatacar, Yasmina se retiró rápidamente y siempre en guardia estuvo lista para morderle la otra pata. Mis tres lobas atacaron a Libak que era veloz pero no pudo evitar las mordeduras de Antonella, Sandra y Nicole en el lomo. El marido de Nicole y el novio de Sandra esperaban en la retaguardia junto al camello, el cuy, el troll, el caballo y la rana.

Cuando llegaron los otros licans y vieron a los ocho lobos, saboreaban de antemano el triunfo. Los tres matones se dirigieron contra mis tres hijas y en ese momento apareció el troll con un pedazo de huarango que es muy duro y empezó a golpear a los licans. Detrás de él el camello y el caballo pateaban a los licans. El cuy los mordía, pero se volvían a levantar. Desde los árboles, las vampiras y Pietro lanzaban flechas contra los enemigos que no soportaban estas saetas y aullaban de dolor. Las serpientes buscaban a Yasmina para aniquilarla y en ese momento aparecieron los duendecillos con sus resorteras y lanzaban piedras contra ellas. Cuando una de ellas intentó atrapar a uno de mis duendecillos, este desaparecía y volvía a aparecer por otro lado apuntando contra ella. Micki y Tanger simulaban huir de la shushupe y la llevaron a un claro donde estaba Irascema y las otras brujas quienes lanzaron sus pócimas contra la shushupe que estaba desesperada y le picaba todo el cuerpo. El ácido del veneno que prepararon contra ella, le corroía la piel que la shushupe inútil,  intentaba lanzar su veneno contra ellas. Agnezka preparó su carcaj y las flechas contra esta serpiente asesina y descargó su furia contra ella  y la atravesó por todas partes. Los duendecillos la dejaron bien muerta y regresaron para enfrentarse a las otras.

Los licántropos no huyeron. Se enfrentaron a los lobos. Buscaban a mis hijas que eran las lobas más pequeñas pero ellas estaban protegidas por Jean Pierre, Tadeo, el novio de Sandra y por mí. Yasmina era la loba más fuerte, sin embargo, su padre estaba cerca de ella. Varko, incansable, combatía contra Yasmina. A pesar de tener las dos patas heridas, luchaba hasta morir. No corría de la contienda. Igualmente, los otros tres que se enfrentaban al troll y su grupo. Usaban sus cuchillos y hachas. Buscaban los enormes pies del troll para lanzarles cortes que no le permitieran caminar. Uno de ellos logró lanzar el hacha que le produjo un enorme corte en el talón del troll y que lo obligó a sentarse. Los tres licans se miraron y decidieron lanzarse con furia contra él, en ese instante apareció el unicornio blanco y se ubicó delante del troll. Los licans se burlaron del bello animal y cuando prepararon sus hachas para matar al unicornio, el cuerno blanco se activó y lanzó contra estos tres asesinos una descarga de fuego intensa que no pudieron evitar y terminaron calcinados. Apenas quedaba un montón de cenizas que el viento se encargó de esparcirlas.

Mientras el camello lanzaba sus patadas y sus escupitajos, no se dio cuenta de la anaconda que lo envolvió y empezó a triturarlo con fuerza que ya no podía respirar el pobre Juan. Micki observó que el camello estaba en peligro y avisó a Irascema y las tres brujitas que se lanzaron como un rayo desde los aires, con sus escobas y empezaron a golpearla con furia. La enorme boa abrió sus fauces y trató de atrapar a una de las brujitas y desde un árbol,  Elisabetta le lanzó una flecha envenenada con el veneno que le dio la bruja mayor y acertó dentro de sus fauces que ahogaba a la anaconda y desesperadamente trataba de expulsar el poderoso veneno que se introdujo  en su cuerpo y la asfixiaba lentamente. Ya había soltado el cuerpo del camello que estaba con problemas de respiración y que fue retirado del campo para recibir la ayuda de las brujitas.

Los otros licans mordieron por diferentes partes del cuerpo al caballo y al cuy. El troll, malherido, volvió a coger su mazo gigantesco y golpeaba a diestra y siniestra contra los licans. Eran diez los asesinos y tenían rodeados a nuestros amigos. De repente, se escuchó un grito de guerra: ¡Guerra a muerte a los licans! Y unos treinta aldeanos comandados por el valiente Ludwig y su casco prusiano,  arremetieron contra los diez licans. Las armas de los aldeanos eran picos, palas, azadones, lanzas y su valor y coraje a toda prueba que hicieron retroceder al enemigo. Ludwig y su espada no cesaba de arengar a sus guerreros y estos luchaban a muerte porque necesitaban vivir en paz y proteger a su familia del abuso constante de los licans.

Dorotea, la pitón,  había observado la muerte de la shushupe y  Anacé. Temía por su vida y optó por esconderse. Elisabetta leyó sus pensamientos y Alejandra del Cuadro la olfateó y ubicó detrás de unos arbustos. Envió a Pietro con su arco y flechas envenenadas tras de la pitón. El vampiro era muy rápido y no se iba a dejar sorprender por la serpiente. Sabía dónde estaba escondida y lanzó una flecha incendiaria que obligó a la pitón salir de su guarida. Cuando la serpiente vio a Pietro con sus flechas listas para lanzarlas contra ella, se metamorfoseó en garrapata para ser un blanco difícil del vampiro. Pietro ya estaba enterado de las  metamorfosis de Dorotea y con la ayuda del tío Ben que apareció en buena hora cazaron a esta alimaña. El tío Ben se acercó al lugar y formó un círculo con su veneno y fue lanzando otras descargas cada vez más pequeñas. Pietro vigilaba desde un árbol, en caso que Dorotea se transformara en pitón. La garrapata no tenía escapatoria. Para salir del cerco verde que le impuso el tío Ben, volvió a su forma serpentaria y Pietro le lanzó una andanada de flechas envenenadas que la pitón no pudo evitar. Yacía la serpiente sobre el pasto y Pietro regresó al centro del combate para apoyar a los lobos.

Libak se desplazaba velozmente de un lado a otro y atacaba a las lobas; ellas respondían con fiereza y no retrocedían. Habían recibido algunos mordiscos de Libak y a su vez, le contestaron con otros mordiscos. Las chicas estaban exhaustas y me enfrenté contra este lican para apoyar a mis hijas. Él también estaba cansado y aproveché para morderle las patas y evitar su rápido desplazamiento. Igualmente, le desgarré un ojo que provocó su furia y se lanzó con toda su ira contra mí. Era un licántropo joven y no daba su brazo a torcer. Giraba de un lado a otro y atacaba con sus fauces. A pesar de una pata herida, Libak estaba luchando por su vida como yo por la mía y de mis hijas. No sabía qué estaba pasando en los otros frentes. El licántropo que vivía de la violencia y de la muerte, no perdía las esperanzas de vencerme y recibió ayuda de Lurok, Wanda y la vieja cotorra que casi me sacan los ojos a picotazos. Me sentí mareado y no podía ver bien. De esta circunstancia, Libak se preparó para el ataque final y otra vez la presencia del unicornio blanco que apareció delante de mí y apuntó su cuerno mágico contra el cuerpo de Libak y lanzó sus descargas de fuego una tras otra contra el segundo de los licans. Libak aullaba enfurecido y de dolor. Su cuerpo chamuscado se sacudía tratando de desembarazarse de las columnas de fuego que le enviaba el unicornio blanco. Este volvió a lanzar llamas contra Libak con mayor descarga que al fin el siniestro asesino y violador cayó fulminado por la justicia que alguna vez empleara contra los centauros negros el abuelo de Yasmina.

Wanda al verse perdida, huyó,  al igual que la vieja cotorra. Los duendecillos se encargaron de Lurok y le lanzaban a su trasero unas pepas verdes con espinas que el cobarde mapache no iba a regresar nunca más a enfrentarse contra Tanger, Collins y Micki, mis queridos duendecillos. El abuelo no quiso matar a Wanda porque ella nació en unas lomas del bosque sagrado donde la neblina acumulada en invierno producía un verdor y donde crecían flores maravillosas como la flor de amancaes y también árboles como el guarango y la medicinal e industrial tara. Sus padres vivían en la aldea pero la ambición de Wanda, la cernícalo la llevó a frecuentar malas amistades y cayó en la cofradía ofídica dirigida por Anulia, la vieja y desdentada cobra que apenas podía con su alma y que pasaría los últimos días de su vida contándole a las intermedias sus momentos felices en la comunidad de San Patricio.

El duelo entre Yasmina y Varkolak llevaba varias horas y parecía interminable. Yasmina pese a su condición femenina era valiente, me había pedido que no intercediera. Yo estaba en esos momentos herido y esperaba que ella usara todo su poder para vencer al malvado Varkolak. Ambos estaban mordidos, arañados y cansados. Fue en unos instantes que el abuelo le dio un mensaje que ella recibió con claridad. Estaban vencidos los demás. Solo quedaba Varkolak y cuando menos pensaba el lican, Yasmina se convirtió en un unicornio blanco como su abuelo y apuntó el cuerno hacia Varkolak y lanzó toda su furia ígnea contra el lican que se quedó pasmado ante el cambio repentino y estragado por el poder de la loba, trató de atacar y el fuego se hizo más intenso contra su cuerpo, que fue cayendo a tierra convertido poco a poco en  cenizas de un hedor insoportable  que nadie reclamaría por él.

Los licántropos fueron vencidos por los lobos y sus amigos. El abuelo y Yasmina se encargaron de convertir en cenizas los cuerpos sin vida de los monstruos que pretendieron apoderarse de San Patricio y sus habitantes. La oportuna intervención de Elisabetta y sus vampiros nos dio el triunfo. Ludwig y su valiente grupo de aldeanos lucharon contra los licans de principio a fin. Fueron los habitantes honestos de la comunidad de San Patricio quienes lograron vencer a los licans. Esta vez, los intermedios, sean hombres o mujeres serán respetados y no actuarán por miedo a la aberrante organización de seguridad del CENTRADOM. Nunca más agacharán la cabeza ni se venderán a los licántropos porque ya no existen. Tendrán que aprender a hacer respetar sus derechos en su trabajo. Jorginho y sus amigos dieron la lección a los demás habitantes de la Comunidad para que nadie se atreva  a violar las leyes. San Patricio, después de los centauros negros, fue un lugar de tranquilidad  y ahora, después de los licans, recuperó esa paz tan ansiada.

Las mujeres de los licans pueden rehacer su vida y continuar trabajando como lo habían estado haciendo. Ellas también se liberaron del abuso de sus parejas y tenían derecho a vivir. Jamás entraría otro lican en la comunidad porque nosotros no lo permitiríamos. Nos costó expulsar a estos monstruos y ese esfuerzo será recordado siempre por nuestros hijos.

Los tres espías de Anulia fueron perdonados porque solos eran inofensivos. Su ambición rastrera a buscar un mejor puesto los llevó a realizar actos de maldad que dirigía la vieja y desdentada cobra. Hoy vemos a la vetusta  Anulia sola y abandonada, viviendo de sus recuerdos y recibiendo la visita esporádica de su fiel Lurok que se convirtió en un anodino trabajador del CENTRO. La pobre Anulia ya no tenía ni veneno ni podía cambiar su piel llena de sarna y un mefítico olor que era insoportable. Terminaría sus días en un asilo para indigentes en los suburbios pobres de la Ciudad…cerca a los albañales donde ambos hedores se confundían en uno solo.

Wanda y la cotorra dejaron de lado sus malas costumbres y su espíritu rastrero. Se dedicaron a trabajar y cuando uno de los dinos o Yasmina se encontraba en las calles de San Patricio cerca a ellas, temblaban y regresaban a sus viviendas por temor a ser exterminados por la fuerza y el poder de esta bella mujer que vino con su padre del pueblo saharawi y se enfrentó a los malditos licans como una loba que defiende su pueblo, que protege a sus cachorros y que no permitiría nunca más lo que le ocurrió a su madre en el norte de África.

El conde Jorginho, el Auditor Mayor del Reino y ahora también el marqués Ludwig, representante de los aldeanos, exigieron a Mr. Kanter que se les permita examinar a los próximos trabajadores de seguridad de su empresa siempre que sean zooters y tengan que vivir en la comunidad de San Patricio. Se había modificado las leyes de la comunidad. Ahora los representantes eran los tres nombrados y el párroco de la iglesia de San Patricio sería el arcipreste de Colán que era muy querido por los niños y jóvenes de la aldea. Mr. Kanter que era un fraile muy ocupado estaría al mando de su empresa y cuando la comunidad requiera su apoyo, le solicitarían su ayuda.

Jorginho, Hectorius y Ludwig pidieron al cura del CENTRADOM menos abusos contra los trabajadores zooters que residían en San Patricio. Mr. Kanter no era dueño de la comunidad de San Patricio y si la mayoría de los habitantes pedían por escrito su expulsión de la Comunidad, tendría que irse a otro lugar a las buenas o a las malas. Cuando leyó el documento firmado por los auténticos representantes de la Comunidad, montó en cólera y quiso llamar a sus esbirros, pero se dio cuenta que ya no existían. El fraile ya estaba enterado de lo que ocurrió. Se lo contó la vieja cotorra y pensándolo bien, mejor estaría en paz con los lobos porque Yasmina y su abuelo no permitirían otra vez,  el abuso,  y si volviera a suceder, serían inflexibles.


                                                                                                      Eddy Gamarra T.
Capítulo 161
El pollo y la garrapata

Dorotea había leído en el periódico que un mozo había encontrado a un parroquiano muerto en la discoteca donde trabajaba. El hombre que había fallecido no tenía documentos y lo llevaron a la morgue. Como nadie lo reclamó, lo echaron al foso. Uno de los médicos de la morgue escribió ataque al corazón y eso fue todo. Dorotea sabía que Tránsito había matado al sapito, pero no dijo nada para evitar la furia de Varkolak contra todas ellas; sin embargo, trató de sacarle partido a esta coyuntura y como garrapata ambiciosa le pidió prestado dinero a la shushupe y nunca le pagó. Cada vez que le cobraba, la garrapata le hacía recordar la muerte del sapito seductor.

Un día Nolberto fue al CENTRO para realizar unos trámites y poder viajar a Dinamarca, la tierra de sus ancestros. Se encontró con Dorotea a quien conocía desde la Universidad.

-¡Hola precioso!-lo saludó la garrapata.
-¡Hola chiquilla!-le contestó el troll
-¿Qué haces por estos lares?-le preguntó la garrapata.
-Vine por dos cosas-dijo el troll.
-¿Cuáles?- inquirió la garrapata- de repente yo te lo soluciono.
-Voy a ser trámites para mi viaje a Copenhague y también quiero conversar con Carmito de la Buena Cruz-le manifestó el troll.
-No te preocupes, yo misma soy-le dijo la garrapata y mirándole coqueta una parte del cuerpo, le preguntó:
-¿Cómo está el “quetejedi”?-y seguía mirando la garrapata.
-¡Ah!...ya le cambiaste de nombre-le preguntó serio, el troll.
La garrapata se dio cuenta de la sequedad del troll y lo animó diciéndole:
-No te preocupes, precioso, yo te voy a hacer el trámite, pero te voy a cobrar como es el trabajo de una verdadera profesional. Por lo otro, solo es una broma y no te hagas ilusiones porque yo sé que tú eres ratón de un solo hueco y yo soy muy difícil.

Nolberto le entregó los papeles y como tenía que esperar una hora, aprovechó para visitar a Carmito que había sido su alumno en la Universidad. Una vez que lo encontró, se saludaron y Carmito le confió sus planes y proyectos en el CENTRADOM. Sabía que tenía dificultades con los Asesores de Mr. Kanter y la nueva zancadilla de su vida  que había llegado hace poco y  le “serruchaba el piso” constantemente. Era venenosa como una serpiente y escurridiza como la garrapata. El troll con buen olfato le dijo que sabía de quién se trataba y hace un rato conversaba con ella. El pollo le decía con confianza que la garrapata se le estaba ofreciendo y luego buscar una razón poderosa que le permita ascender en el CENTRO. Cuando el troll lo vio con el hábito del Señor de los Milagros, le preguntó si no era devoto de San Martín de Porres como antes. Carmito contestó afirmativamente y como sabía que Mr. Kanter había llevado a sus trabajadores a la iglesia de las Nazarenas, donde él era cargador de la cuadrilla 13. Él también sería cargador como Mr. Kanter y escogería ese número que le gustaba desde que era niño: Martes13 o viernes 13. Para Carmito tenía una explicación cabalística, porque el martes que representaba al dios de la guerra, significaba sus luchas personales y contra los asesores del curita para poder ascender; el viernes, representaba a Venus, la diosa del amor, sexo, pasión, sangre y poder. A pesar de su metamorfosis pollera, no podría combatir contra Dorotea que también se cambiaba a serpiente pitón, por el veneno que siempre lanzaba contra aquellas piedras en el camino al poder. La mayor fuerza de Carmito era su hipocresía y falso pudor. Un buen par con la garrapata. Ambos querían el poder. Los dos eran obscenos, aunque Carmito lo disimulaba, la garrapata lo decía con una jerga muy especial que de tanto decirla a los hombres llegaba al orgasmo y se desvanecía. La gente de su entorno en el trabajo decía que la pobre era epiléptica, pero no era cierto. Igualmente, Carmito quería demostrar a sus compañeros que era un santo varón, pero el noveno círculo le tenía reservado su lugar cerca de las fauces de Satán.

Nolberto  miraba a su discípulo que antes tenía el comportamiento del Pato Donald, pero que ahora aspiraba a tener el espíritu del Tío Rico Mc Pato y siempre con estas palabras santurronas de que todo lo hace modestamente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo…amén. El colmo de su beatería fue que al igual que Libak, tenía su crucifijo y le puso en los labios del troll, que estaba distraído mirando el salvo honor de una mujer de la selva,…Amén contestó el troll y se despidió del beato Carmito Enfisemo de la Buena Cruz Farfán .

Cuando regresó a la oficina de Dorotea, ella estaba coqueteando con uno de sus alumnos con los mismos términos referentes al sexo y con sonrisas libidinosas que le enseñó su  maestra en artes oscuras Tránsito del Águila Panduro quien se había decidido publicar su novela “ El placer de morir en primavera”. La vieja y desdentada cobra la apoyaría con un capital que tenía en el banco y Dorotea se encargaría de la difusión de su ópera prima. No sé si Pietro di Siracusa se animaría a leerlo. En fin, a Tránsito no le interesaba que Pietro lea su obra; a ella le interesaba más que Pietro la acepte como su novia oficial. Tanto a la shushupe como al vampiro les gustaba el sexo y la sangre; la única diferencia es que a Pietro no le interesaba la muerte de su amante, pero a Tránsito, sí. Allí radicaba su mayor placer.


                                                                                                      Eddy Gamarra T.
Capítulo 160
Las pretensiones de Burú

La casa de Anulia, la vieja y desdentada cobra se puso de gala. Lurok, Wanda y su comadre limpiaron, arreglaron los ambientes de la casa; las serpientes se encargaron de los bocadillos y la comida y uno de sus amigos, entre los asesores, le prometió enviar un conjunto entre los músicos de confianza que trabajaban con ellos en el CENTRO. Burú y Tránsito irían a la Ciudad…para comprar “el trago”, que es la referencia popular al licor. El sapito se había propuesto conseguir a la libidinosa shushupe y desde un principio, cuando la vio, le lanzó su saludo lujurioso: “¡Hola ñata bandida!”. Tránsito sonrió con un movimiento de labios seductores. El sapito la abrazó con efusividad y sintió todo su cuerpo. Dijo para sus adentros “Ya cayó”. En verdad, no conocía a Tránsito. Él se consideraba irresistible y confiaba en sus dotes de gran seductor. Como Burú no tenía carro, se fueron en el auto que su padre le regaló a esta charapita . Antes de comprar la cerveza y los “tragos cortos”, Burú le invitó a Tránsito unos anticuchos con papa, choclo y ají del mono. Todo lo que tenía ají,  le fascinaba a la shushupe porque la inducía al placer y el crimen. El pobre sapito no se imaginaba el error de invitarle  comida con ají. Él estaba contento y después de comer,  le dijo que todavía tenían tiempo para ir a una discoteca y bailar un rato. Tránsito le dijo que sí y le dio un beso en el cuello. Le gustó a Burú y estaba a punto y le tocó el trasero. “¡Ay qué rico! ”, le susurró La coqueta shushupe. Esta se reía y lo miraba con pasión lasciva.

A Burú le gustaba la salsa y pidió al mozo que le pusieran salsa dura como a él le gustaba. La shushupe era una gran bailarina y cuando salió al ring de baile, se contorneaba y lo miraba como nunca lo habían mirado en su vida al lúbrico sapito.

-¡Eres mía!-le decía el sapito al oído.
-¡Toda la noche! Le susurraba, coqueta, Tránsito.
-¡Te voy a hacer feliz! Deslizaba con voz obscena en sus oídos, Burú.
-¡Hasta la muerte!-le contestaba la shushupe.
Burú le mordió los labios con lascivia y le decía :
¡Vamos a una hostal que te voy a dar tu regalito!
-Yo también quiero darte un regalito que nunca lo vas a olvidar hablaba la bella Tránsito.
-¿Cuál es?-preguntaba con voz lujuriosa, el sapito.
-¡Vamos a sentarnos!-le sugirió la shushupe- recuerda que soy tuya hasta la muerte. Le tomó de la mano y el sapito obedeció como un manso corderito.
Cuando se fueron a sentar, la shushupe le dijo al oído:
-¿Quieres que te bese en el cuello?-el sapo acezaba de placer.
-El sapito repetía con su voz libidinosa y vulgar- Sí, porque estoy arrecho.
-Yo también-dijo la serpiente, con voz libidinosa.
Cuando Burú le ofreció el cuello lúbrico e insensato, la shushupe convertida en una serpiente,  le inoculó su mortal veneno y el seductor audaz solo atinó a repetir su frase cabalística que esta vez no le dio suerte:
-¡Hola ñata bandida!
Y cayó fulminado.

La shushupe huyó en la oscuridad y salió de la discoteca por la parte posterior del edificio. Se dirigió en su carro a una tienda  de licores, donde conocía al dueño y compró los licores y se fue a la comunidad de San Patricio.

Regresó sola y le dijo a Anulia que Burú iba a llegar más tarde porque tenía “un plancito con un pescadito” y no lo podía perder. La vieja cobra le creyó y después llegaron los invitados y la fiesta se desarrolló con normalidad. Anacé le advirtió a Tránsito que no se vaya a exceder con ningún invitado especial porque tendrían problemas con Varko. Tránsito le contestó que estaba satisfecha y no tenía ni hambre ni sed. Aquella noche bailaron y bebieron hasta el cansancio. Burú nunca regresó.

Yasmina leyó el pensamiento de Tránsito, la shushupe y supo que ella mató al seductor. Lo comentó con Elisabetta y también dialogaron sobre la fiesta que ofreció Anulia para los invitados de Varkolak. Elisabetta comentó con Yasmina que ellas también estaban preparadas para cualquier sorpresa. Le decía a su amiga que era necesario atacar antes que defenderse. Una vez más se escuchaba decir esa táctica de los trebejos: “La mejor defensa es el ataque”. Los licans nos veían demasiado pasivos. Habría que demostrarles que no es así. Pronto lo sabrían.

Uno de los primeros que preguntó por Burú fue Varkolak, su amigo. Igualmente, uno de los intermedios de apellido Bejart, preguntó por Burú. Nadie le dio razón. Había faltado tres días al trabajo y podría ser despedido, comentaba su amigo. Varkolak se puso en contacto con Anulia y esta le manifestó que Burú se fue con Tránsito a La Ciudad… para comprar el licor y después le comentó a Tránsito que tenía una reunión con una amiga. Varkolak presionó a su comadre para que investigue a fondo sobre la muerte de Burú. Le recordó que hace poco había desaparecido del mapa la bella Asteris y esto se hacía muy sospechoso ahora que estaban preparando un ataque despiadado contra su enemiga la loba y los Dinos. Tránsito conversó con Anacé, la anaconda, su amiga de confianza y le contó toda su verdad. ¿Y cuál era esa verdad?...”Burú quiso violarme”, le dijo la shushupe, por eso, lo maté. No sería la primera vez que ella mataba a sus enamorados y seductores. Le gustaba la sangre, más que los vampiros, y su mayor placer era la muerte de sus víctimas. Anacé no le creyó, y le advirtió que no cometa más errores con su propia gente porque los licans se podrían enojar y su cólera terminaría con la muerte de todo el grupo ofídico. Ya habían muerto Bozzena y Asteris. Ella estimaba su vida , por eso es que le llamaba la atención a la joven y terrible shushupe que estaba provocando a Varkolak y el jefe de los licans no perdona. Es un salvaje y terminaría con ellas. Por lo tanto, de vez en cuando, debe descargar su veneno letal en un frasco y guardarlo para una ocasión especial cuando le busquen tres pies al gato, sabiendo que tiene cuatro.


                                                                                                 Eddy Gamarra T.
Capítulo 159
¡Lobos a las armas!

Varkolak y Libak se levantaron temprano como nunca y cada uno se desplazó en sus autos al aeropuerto. ¿Viajaban a un lugar?...¡No!...¿Esperaban a alguien?...Sí, pero a varias personas. Para ser más precisos, tres licans. Eran de rostro duro, de tez blanca, altos, parecían lanzadores de martillo o bala. Sus ojos reflejaban maldad, desconfianza. Fueron escogidos en Turquía por la cofradía licántropa de la daga negra. Esta cofradía era considerada como la más cruel en toda Europa y su especialidad era salir de noche para violar y matar a sus víctimas. Ellos procedían de Rumania y vivían en Capadocia con sus mujeres, que eran de extracción humilde. De esa manera, nadie podría sospechar de sus crímenes. Los periódicos turcos culpaban a los vampiros, enemigos acérrimos de los licántropos. Esta información costó mucho dinero a la cofradía de los licans  para ensuciar la vida tranquila de los vampiros en este siglo XXI. Los vampiros y vampiras habían dejado de matar hace mucho tiempo. Se dedicaron a las artes como la pintura, la música; al comercio y a la Educación universitaria. Como vivían varios siglos, esta coyuntura les  permitió aprender varios idiomas y dedicarse a la lectura. Es por eso que Elisabetta, Rowina y Alejandra enseñaban en una Universidad particular y evitaban llevar una vida de escándalo. Escogían algunas noches de la semana, de preferencia viernes, sábado, para salir de cacería. En verdad, no cazaban nada. El término lo acuñaron desde hace varios siglos los vampiros que solían matar a sus víctimas o los convertían como ellos. Esta nueva generación no mataba a sus víctimas, solo les chupaban la sangre en raciones mínimas que ni siquiera se daban cuenta, las “víctimas” que les habían dejado de “souvenir” dos puntitos para marcar la presencia de la familia vampírica. Algunas veces chupaban la sangre de los animales pero no los mataban.

Todos estos datos sobre los nuevos sicarios de los licans fueron proporcionados por Elisabetta que había ido al aeropuerto  para despedir a una colega de la Universidad. Su facilidad para leer el pensamiento la acercó a ese grupo que tomaba un café en uno de los restaurantes del aeropuerto. Ella ingresó a una tienda de ropa y se colocó en un lugar estratégico y se pudo enterar de las malas intenciones de este grupo asesino. Uno de ellos era familia de Varkolak y prometió acabar con todos los lobos de San Patricio. Eran expertos en el uso de cuchillos, espadas, hachas, lanzas y todo tipo de arma blanca. Ya sabían que no se podía ingresar armas de fuego por el arco mágico. El único que tenía su panoplia desde armas del siglo XVI hasta las más sofisticadas de este siglo era el conde Jorginho. Él las ingresó por la entrada de Rapa Nui. Nunca las había usado en San Patricio, pero dijo una vez que si las circunstancias y el peligro inminente de un ataque licantrópico lo requerían, estaría dispuesto a usarlas. Jorginho era un experto en armas de fuego. Había otro zooter que aprendió el uso de armas en el pueblo Saharawi: Juan de Aviraneta, el marido de Antonella. Jorginho había enseñado a Juan el uso de las últimas armas que había adquirido. Los licans nunca habían visto la oploteca del conde. Solo los Dinos y Yasmina sabían de su existencia, porque esta colección de armas estaba detrás de un estante en la biblioteca. Se tomaba un libro de Hobbes llamado Leviatán y automáticamente giraba el estante y daba entrada a una  enorme habitación donde se podía apreciar infinidad de dagas  y armas blancas de diferentes pueblos de Asia y África; arcabuces, fusiles, carabinas, escopetas, pistolas desde las más antiguas hasta las modernas; metralletas, granadas, instalazas y muchas armas más. Todo un arsenal.

Elisabetta invitó a su residencia a los Dinos. Estuvieron Lapitt de Sajonia, Nolberto de Paracatú, Hectorius de Auseville, El Tío Ben, el conde Jorginho, Yasmina y yo. Ella era la única mujer invitada debido a su capacidad de lucha contra el mal y a sus metamorfosis que le permitía desplazarse por el agua, aire y tierra. Elisabetta fue clara. Todos la escuchamos en silencio y después de unos segundos de haber escuchado la información de la condesa Elisabetta di Sardegna , el conde Jorginho di Ipanema dijo en voz alta: ¡Lobos…a las armas! ¡Dinos: Muerte a los licans y a las serpientes! Todos se pusieron de pie y gritaron al unísono: ¡Muerte!

Era el momento propicio para realizar el enfrentamiento contra este estigma que pretendía apoderarse de la comunidad de San Patricio a través de crímenes que formaban parte de su modo de vivir. Trajeron tres asesinos de la peor calaña y saboreaban con anticipación la desaparición total de los lobos y los Dinos de su espacio vital. Sus próximas víctimas serían los intermedios. De esa manera, podrían apoderarse del CENTRADOM y dejaban como postre, la muerte de los asesores y de repente Mr. Kanter si se opone a sus protervos intereses.

El abuelo no estuvo presente pero estaba enterado de todo. Él continuaba con su trabajo de jardinería. Los espías de Anulia lo observaban siempre. El abuelo los miraba y sonreía . Continuaba con su trabajo y Lurok, Wanda y la vieja cotorra avisaban a la vieja maritornes quien visitaba a Varkolak y lo ponía al corriente de todo. También le informaron a Anulia que Elisabetta había tenido una reunión sorpresa con los Dinos y la loba. Algo se está tramando comentó Burú el sapo lascivo que había sido el encargado de espiar a Elisabetta. Cuando Anulia se enteró de los refuerzos de los licans, se atrevió a realizar una pequeña fiestecita en su casa. Invitó a Varkolak, Libak y los rumanos. Les pidió a Dorotea, Tránsito, Anacé, Wanda y la vieja cotorra que se pongan lindas porque además de Varkolak y Libak, tenía tres invitados especiales que acabarían con los lobos y sus amigos. Invitó también a unas intermedias que eran amigas de todas, amantes del chisme y la fotografía y coquetas de principio a fin. El sapo Burú no podía faltar a la reunión. Le gustaba Tránsito y sería una buena razón de seducirla hasta las últimas consecuencias.

Toda la familia de lobos y allegados estaban informados del plan macabro de los licans. El conde Jorginho había lanzado la declaratoria de guerra contra nuestros enemigos. Se redobló la vigilancia del barrio de los Dinos. Las hadas Ghara y Harally se encargarían de Hasán, Brissa y Dana;  las brujitas visitarían a Irascema do Bahía para que preparen el ataque de ellas contra los licans por aire. Los duendecillos vigilarían a Lurok, Wanda y la cotorra vieja, igualmente, a las serpientes. Ludwig reunió a los labradores y después de un discurso kilométrico convenció a los labradores de prepararse  para la lucha contra la mafia despiadada de los licans. A partir de ese día, Ludwig usó el casco prusiano que le regalara Juan de Aviraneta y se autoproclamó General del heroico pueblo de San Patricio. Todavía se escucha en la aldea las palabras finales de Ludwig : ¡A las armas, aldeanos!...¡A las armas!


                                                                                  Eddy Gamarra T.

Capítulo 158
Las lecturas de Pietro

Uno de los pasatiempos favoritos de los habitantes de San Patricio que no tiene nada que ver con el CENTRADOM es la lectura. El conde Jorginho prefiere autores como Niccolo Macchiavello, Thomas Hobbes, John Locke, Alexis de Tocqueville, John Stuart Mill, Jean Jacques Rousseau, Max Weber, John Maynard Keynes y otros; Yasmina lee obras clásicas como El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, La Ilíada y La Odisea; Fausto; La vida de Gargantúa y Pantagruel, las tragedias de Shakespeare y libros sobre vampiros, licántropos y otros personajes de ciencia ficción con autores como H.G.Wells, Ray Bradbury, George R.R. Martin, Ken Follett, Isaac Asimov y sigue la lista.

Al tío Ben le interesa la poesía francesa; a Nolberto, los cuentos de hadas y ogros. Mi amigo Lapitt de Sajonia gusta de autores como los Hermanos Grimm, Hans Christian Andersen, Charles Perrault y los cuentos peruanos de Ciro Alegría, José María Arguedas y Julio Ramón Ribeyro.

Yo no puedo soslayar mis preferencias por los libros sobre el mar con brillantes autores como Joseph Conrad, Herman Melville, R.L. Stevenson, Jack London, Emilio Salgari, Arturo Pérez Reverte. Confieso que los leí tardíamente, pero los disfruté como si estuviera en la adolescencia. Es cierto que los términos marinos me enviaban constantemente al diccionario y me acostumbré a leer acompañado de un lápiz y un diccionario. Otros autores de mi preferencia son Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Tengo la colección completa de sus obras y me jacto de tener muchos libros, no tanto como el abuelo. Cuando viví en Italia, la madre de Antonella-Lidia Gazzati-, no me dejaba leer ni escribir. Odiaba mis libros y desaparecieron una buena cantidad de ellos. También odiaba mis películas, música e instrumentos musicales. Cuando destruyó el piano, decidí irme lejos de ella y viajé a España, donde nació Sandra para terminar dos años después en París, la tierra de Nicole.

Sería larga la lista de libros leídos por mis amigos y familiares de San Patricio, pero siempre quise saber qué libros leía Pietro di Siracusa, el primo de Elisabetta. Para ello, fue necesaria una visita a la casa de Elisabetta. Fui con Yasmina. El abuelo se quedó en la casa con Hasán y caminamos un poco porque la residencia de la bella vampira queda muy cerca del castillo. Como era de noche, podía encontrar a Pietro a quien Elisabetta había avisado sobre nuestra visita. Pietro tenía en la Plaza San Miguel una hermosa librería donde había un excelente stock de libros contemporáneos y también de obras raras, en diferentes idiomas. Desde que abrió su librería, mucha gente visita este lugar que él llama Firenze. Pietro habla además de Italiano, su idioma nativo, Inglés, Francés, Alemán, Español y Portugués. Su espíritu políglota permitía la visita de muchos extranjeros. Pietro es un joven culto, sin embargo, sus autores preferidos de la noche en que suele leer son Michel Houellebecq, Boccaccio, Francois Villon, Cleland, Casanova, Lawrence, Diderot y Las joyas indiscretas, José María Vargas Vila y Mario Vargas Llosa el autor de Conversación en la catedral.

Cuando Pietro no veía a la vizcondesa, recordaba aquellos versos: “Ansío salvajemente tu boca de fresa, grité hasta herir mis pulmones por tu blanco cuerpo, oh mujer”. Eran los primeros versos de Balada para una muchacha llamada Ysabeau, de Villon. Pietro vivía con intensidad a sus personajes y se consideraba  como el hombre que fue muchos personajes de la literatura universal. También se sentía Oliver Mellors, el guardabosque de la novela El amante de Lady Chatterley, cuando visitaba a Irascema la poderosa bruja que solía convertirse en un conejito negro, le  hacía recordar a Circe. Ella era  amiga de los Dinos, las brujitas de Mato Grosso y los duendecillos; enemiga de los licans por siempre.

En sus momentos de lectura, releía a Boccaccio y se confundía con algunos personajes como aquel pirata que secuestró a una mujer casada con un marido debilucho. También quería ser Masetto, el jardinero en un convento o el mozo de cuadra que se disfraza de rey o tal vez un monje o un abad del siglo XIV cuando la peste devastaba Florencia.
Pietro solía decir a los amigos que conoció en la Ciudad… que leía a Dionisio Diderot, pero solo leyó un libro de él: Las joyas indiscretas. Diderot, director de la famosa Enciclopedia, se disculpaba cuando le mencionaban esta obra, diciendo: “Era joven y necesitaba dinero”. Pietro di Siracusa no había viajado como Giacomo Girolamo Casanova, pero había leído los doce tomos de sus Memorias y estaba pensando leer las obras del autor inglés Samuel Richardson para poder entender a través de Pamela, Clarissa, sus novelas, las virtudes e idiosincrasia de Justine, la heroína de un sicópata como el Marqués de Sade.

Después de conversar con Pietro, pudimos entender la concepción del mundo de este florentino joven, alegre, encantador, valiente y rico que se había enamorado de San Patricio y la Ciudad…Nos decía que no solamente amaba sus bellas mujeres,  sino la maravillosa comida que brindaba esta parte del mundo a su exquisito paladar. Ellas  lo habían fascinado de tal forma  que no se le ocurría regresar a su patria. Es más, de repente se casaba con una linda damita de la sociedad que sea una excelente cocinera como lo fue Angeline, gran amante como Irascema, culta como su prima Elisabetta, trabajadora como Marietta, de buen carácter como la baronesa de Castelforte y fuerte como Caterina de Montebianco, la vecina de Lynn de Marec. ¡Qué más le podría pedir a la vida!

Si Pietro se alimentaba discretamente del bello cuello de sus amantes, las vampiras lo hacían con los jovencitos de sociedad que se creían bellos, fuertes e irresistibles con hermosas mujeres mayores que ellos como Alejandra, Rowina, Agnezka y Elisabetta , que en el fondo solo necesitaban el cuello de sus víctimas para provocar un pequeño mordisco con la delicadeza de aquellos especialistas de laboratorio de primera cuando sacan sangre a los pacientes para analizarlos. Mis amigas, las vampiras, se alimentan de la sangre de estos cándidos personajes que les tratan de robar algún beso a las bellas vampiras y se dejan besar el cuello con lúbrico deseo y ternura para ser marcados con pasión por los filudos dientes de las descendientes del Conde Drácula.


                                                                                                Eddy Gamarra T.
Capítulo 157
El colegio de los duendecillos

Nunca vi tan felices a Collins Micki y Tanger. No querían faltar al colegio un solo día. Su pasión por el ambiente colegial los llevó a descuidar a Hasán y que estuvo a punto de ocasionar una desgracia en la familia cuando Libak, convertido en decenas de cuervos secuestró al pequeño y que probablemente lo hubieran sacrificado al personaje del noveno círculo. Si Dante me hubiera autorizado  remplazar a Judas, Casio y Bruto, yo hubiera escogido a Mr. Kanter, Carmito y Varkolak quienes habían traicionado los verdaderos principios de los zooters de San Patricio.

Luego del perdón de Yasmina y toda la familia, los duendecillos que desataron un mar de lágrimas y promesas,  demostraron que el amor es algo inexorable que afecta hasta los seres mágicos cuando respiran el aire puro de la condición humana. Antonella dijo que nunca más dejaría a Brissa al cuidado  de los elfos. Ese trabajo era para las haditas Ghara y Harally. En cualquier momento, Sandra viviría con su pareja en San Patricio y vendría un niño o niña para traer más felicidad a la familia.

Los duendecillos llegaban impecables a su Centro de estudios. Era uno de los pocos colegios donde la lectura era fundamental. Para poder ingresar como profesor, el primer requisito era leer, el segundo, la ortografía, luego la computación y después el idioma Inglés. Sin duda, tenían que presentar su título en nombre de la Nación, además de un examen exhaustivo desarrollado por la Universidad más prestigiosa de la Ciudad… Me comentaba Sandra que los profesores eran muy bien pagados y los Padres de Familia respetaban a los maestros de sus hijos.

Mis duendecillos comentaban siempre acerca de sus maestros y los citaban con nombres y apellidos, además de los cursos. Si no recordaban sus nombres, los describían con prosopografías y etopeyas o retratos. A veces, mencionaban un apodo con cariño. Lo cierto es que estos maestros representaban para ellos toda una vida y marcaba un sello en la Institución. Cómo iban a olvidar al Padre Bustos, su maestro de Literatura española y universal, que se destaca por su oratoria sagrada. Cuando el Padre Bustos habla hasta las gaviotas callan.

. Hay otro curita que enseña Religión y logra que los alumnos se acerquen a Dios. Este religioso lo conocen como el Padre Baz. Es un hombre de una bondad infinita y muy culto. Siempre está leyendo. Cuando se enoja, sorprende a propios y extraños. Hace unas semanas un muchacho intranquilo que gusta de imitar a sus profesores cuando todavía no llegan al aula, fue sorprendido por el Padre Baz. El chiquillo quería justificarse por la imitación, nada menos que del Padre Baz. Este le pidió que se callara, el alumno continuó justificándose; el padrecito molesto le dijo:

-¡Silencio!-sentenció el Padre Baz.
-Pero Padre-dijo el alumno muy nervioso-yo no lo he imitado .
-¡Silencio...que te digo una lisurota!
-¿No me va a casti..gar-rogó el muchacho arrepentido?
El Padre Baz se puso colorado como un tomate y lanzó con toda su furia religiosa esta palabra admonitoria:
¡Tonto!

Toda la clase se mataba de risa y el bueno del Padre Baz se disponía a otra lisurota, pero sonó la alarma de simulacro de evacuación y los estudiantes salieron del aula y el Padrecito escribió en la pizarra “REDOXON”.

 El “Viejo Benavides” con su infaltable cigarrillo y sus hojas bajo el brazo que no dejaba los números para nada. Se dirigía a la cafetería y mientras saboreaba un café negro, planteaba los problemas de matemática que los alumnos iban a desarrollar en clase. Después de clases, se entregaba al mundo de los trebejos y jugaba y jugaba con profesores más jóvenes.

El “Viejo Benavides” siempre tiene sus anécdotas. Una de ellas tiene que ver con los alumnos del último nivel, quienes tienen dificultades con el curso. Cada vez que los estudiantes de este nivel no logran resolver un problema, el profesor Benavides llama a un alumno de Primer año de secundaria que además de tocar muy bien el piano, es muy bueno en Matemática.

-¡Llama a Chuquisengo!-decía en voz alta el profesor al brigadier.
Al cabo de unos minutos, venía el brigadier con un chiquillo que parecía de primaria. El profesor le daba una silla. El niño se subía en ella porque era muy pequeño y resolvía el problema. Después, se bajaba de la silla y regresaba a su sección de Primer año de secundaria. Quién diría que años después este muchachito se convertiría en uno de los mejores pianistas de este país.

 Otro profesor de Matemática es el ingeniero Abelardo Rosas que se entrega íntegro a su curso. Muchos años después, uno de sus alumnos que ocupaba un alto cargo en LA SUNAT, diría con emoción que el profesor Rosas lo marcó y le estaba muy agradecido.

El profesor de Comunicación, especialista en Gramática y Literatura peruana es Lindverght Tello. Muy exigente y amante de los cuentos peruanos. También enseña en la Universidad y ocupa un cargo en el colegio. Los estudiantes sonríen  cuando el profesor los llama por su número de orden: “El número 13 pase al frente y el 25, recoja los trabajos”.

 Cada profesor tiene su característica para ser recordado por sus alumnos. Uno de ellos que es conocido como “El loco Merino”, enseña Historia y su especialidad es  Don Nicolás de Piérola. Los estudiantes lo identifican con El Quijote de la Mancha por su larga figura y su mundo de ensueño. Su mayor descubrimiento fue un destacado técnico deportivo que también trabaja en el colegio. Su autor preferido es el historiador Jorge Basadre. Los alumnos lo estiman mucho a pesar de su costumbre de jugar con los apodos y de visitar el cementerio Presbítero Maestro.

Entre los profesores de Educación Física destaca el “Cholo Díaz”. Rebelde, amante del runasimi, deportista y se identifica con los estudiantes que participan en las pruebas de atletismo. Sus compañeros le dicen “Cholo”, pero es colorado que a veces,  los alumnos , por molestarlo lo identifican con un gringo de un restaurante americano. Probablemente el dejo que tiene y su amor por la  tierra de sus ancestros lo presentan como un digno habitante de las alturas. Es un hombre de un corazón grande. Muchas veces, les compraba gaseosas y sánguches a sus atletas después de la competencia. Cuando faltaba algo, allí estaba el “Cholo” Díaz para solucionar el problema con su propio dinero.

Quiero mencionar también al “huaralino”, el hombre de la puerta de entrada, que conoce a todos los alumnos y profesores. Ingresó a trabajar cuando recién tenía diecisiete años y aún sigue en la puerta de entrada a sus sesenta años y pico. Los exalumnos que tienen sus hijos e hijas en el colegio, lo saludan con cariño y respeto. Les encargan a sus hijos y recuerdan los buenos momentos que pasaron cuando los sábados jugaban al fútbol. “El huaralino” era un excelente jugador de fútbol y dicen los trabajadores de servicio que todavía juega con los muchachos.

Ahora les presento al Padre Isidro, el religioso extremeño que se encariñó con este pueblo y con la niñez y juventud del país. Canta, defiende el deporte del colegio, dialoga con sus profesores, padrino de los trabajadores de servicio, muy querido y estimado por las promociones salientes. Muchos lo identifican como “El colorado”, por el color de su piel. Cuando sale el sol, lleva un sombrero para protegerse de los rayos ultravioletas.
Alguna vez dije que en el colegio de los duendecillos había profesores  de toda calidad. Esta apreciación es de acuerdo a la información de Micki, Tanger y Collins, además de los Padres de Familia, exalumnos y amigos. Hay más profesores de la calidad de los citados, sin duda. Creo firmemente que para muestra, estos botones de oro y que los alumnos y Padres de familia recordarán a todos aquellos que faltan mencionar y les doy la razón. Siento como si estos maestros fueran de toda la vida porque constituyen un ejemplo de trabajo, esfuerzo, capacidad, cariño por sus estudiantes, a pesar de sus virtudes y defectos como buenos seres humanos.


                                                                                                   Eddy Gamarra T.
Capítulo 156
Dana

El tiempo avanza rápidamente y la naturaleza nos regaló una hermosa niña. Nicole y Jean Pierre estaban muy felices. La niña tenía unos ojos café y la piel blanca. Lobita como sus padres que años después estudiaría en el mismo colegio que los duendecillos. Los regalos de los Dinos se multiplicaron en igual forma como hicieron con mi primera nieta: Brissa, de ojos negros y piel canela. Uno de los más felices era el conde Jorginho,  porque la manada iba creciendo y tenían que llevar una educación esmerada para ser el orgullo de sus padres, abuelos y los Dinos. En cualquier momento Sandra y Mateo, su pareja,  nos daban la sorpresa y la felicidad iba a ser mayor para nosotros. En cambio, en el círculo ofídico y aliadas,  la vieja y desdentada cobra, desde su silla de ruedas, despotricaba inescrupulosamente contra nuestros pequeños. Ellas tenían como objetivo destruir a todos los lobos, los demás sería fácil. Nosotros siempre estábamos en alerta, a pesar de la desobediencia de los elfos por estar enamorados y el descuido de las brujitas cuando se llevaron a Hasán. Tuve que prestar el reloj a una de mis hijas para vigilar con las hadas la zona de la familia, toda vez que me ausento por razones de trabajo.

No pude regresar al norte de Irak porque el EI detenía a los periodistas y había asesinado salvajemente a varios de ellos. Sin embargo, mis jefes me pidieron que cubra las noticias en la Franja de Gaza donde se había producido varios bombardeos. Ser corresponsal de guerra era en estos días un trabajo muy difícil y arriesgado. Siempre lo fue, pero no había respeto por los periodistas y hasta bombardeaban los hoteles donde ellos estaban alojados.

Un periodista francés que había sido herido por los terroristas por ayudar a unos niños kurdos, citaba a un brillante autor de su país: “¿Qué será en la vejez cuando los años se precipitan cada vez más pálidos, en esa hora crepuscular en que se principian a descubrir las estrellas de la tumba?”

Ahora estaba en San Patricio y disfrutaba con Yasmina, Hasán y mis nietas Brissa y Dana. Las chicas y sus parejas  estaban con nosotros. Un aire de seguridad se respiraba porque Ghara y Harally estaban con nosotros en el castillo. En el jardín, Micki, Tanger y Collins y fuera del castillo, en los árboles Janice, Maluxa y Andreínha, mis nobles y cariñosas brujitas dispuestas a dar sus vidas por la manada.

Ellas habían leído las manitas de mis nietas y veían a Brissa que muchos años después sería doctora especialista en niños y Dana estudiaría Ingeniería Industrial. Nos divirtió bastante las habilidades quirománticas de las brujitas y lo que importaba es que fueran buenas personas, responsables, estudiosas y plenamente identificadas con la manada. Jean Pierre era lobo como Nicole y nos contó que su padre iba a venir a San Patricio para conocer a su nieta. Aunque el padre de Jean Pierre tenía naturaleza zooter de un león, no había problemas. Las puertas estaban abiertas para él.

as nos acompañaron y Maluxa, Andreínha y Janice se quedarían con los duendecillos para cuidar el barrio. Allí estaban Hasán, Brissa y Dana, los tres pequeños lobos que ingresaron con sus padres a la laguna en el bosque del abuelo. Las aguas estaban templadas y ejercieron su poder curativo sobre mi hijo y mis nietas para que no sufran de resfriados ni dolores de huesos, y otras enfermedades propias de los niños. Era una laguna que hacía bien a los jóvenes y adultos. Es por eso que aprovecharon también Jean Pierre, Nicole, Juan, Antonella y Sandra. Además, el abuelo nos ofreció granadillas, duraznos, papayas, melones, naranjas y aguaymanto que abundaban en su bosque mágico.

 Estábamos muy agradecidos con el abuelo de Yasmina. Lo interesante es que a la hora del baño purificador, tuvimos que transformarnos la mayoría, en lobos; Juan, en camello;  el delfín rosado que correspondía a Yasmina y el abuelo en unicornio blanco. Fue un día maravilloso. Todos veníamos rejuvenecidos y limpios de rencores y odios. Con mayor visión para hacer frente a los licans y serpientes y con una misión importante que era la paz en San Patricio y la creación de un Centro de estudios y cultura donde se regrese otra vez a los libros. Ser cultos, para ser  libres y disfrutar de una auténtica libertad para no caer en una vil obsecuencia como aquellos Institutos que solo admiten papeles y más papeles y que están logrando formar individuos que se dediquen a obedecer, no a pensar. Un retraso y retorno a la sociedad esclavista que le daría trabajo a matones, guardaespaldas, infectos personajes de seguridad y licans que fueron vomitados por la tierra para hacer daño a los demás.


                                                                                               Eddy Gamarra T.