Capítulo 150
La coima
Los licans que observaron que el
conde Jorginho y el Auditor Mayor habían contratado a Celestino, el caballo
para trabajar con la vieja cigüeña y Ramsés, el patillo. También constataron a
través de sus espías que tenían un maestro de deportes y juegos recreativos
para la comunidad de San Patricio, específicamente para los chicos de la aldea.
Hasta donde ellos sabían, todo lo que era juego y deporte, lo manejaban los
licans y no iban a permitir que un intruso se encargara de enseñar a los
mocosos de la aldea.
Los licans usaron a “la amiga de
todos”, que se jactaba de ser descendiente directa de Noé, para cumplir un
“trabajito” de convencimiento a Rafo
Rebatta sobre su rechazo a las clases con los muchachos de la aldea y su
ingreso al CENTRADOM como instructor de orden y disciplina. Ella que era
intermedia, amante de la fotografía, los chismes y los enredos, aprovechó un día que el mono Rebatta se iba
caminando a la aldea y lo esperó antes de la entrada para decirle que se había
luxado el pie y si podía ayudarla porque no podía caminar bien. Rebatta que vio
una mujer coqueta y que se cimbreaba de un lado a otro, se mostró solícito y
sacó de su maletín una crema para los golpes y una venda para colocarla en sus
pies. La muchacha le agradeció, le dio un beso en la mejilla y quiso sellar esa
ayuda con un selfie a través de su cámara infaltable. El mono Rebatta estaba
emocionado y despierto y ella le pidió que si podía acompañarla un ratito a
descansar y luego se iría. El hombre aceptó y se olvidó por completo de las
clases. Ella sacó de su bolso un sobre grande y le dijo que traía el mensaje
del jefe de seguridad del CENTRADOM para brindarle un trabajo de acuerdo a su
capacidad y especialidad. Le entregó el sobre y le pidió que constatara el
“pequeño regalito” y que representaba solo el comienzo, si seguía el espíritu y
objetivos de la empresa. Lo único que tenía que realizar era observar, informar
y callar. Sin duda, el mejor lema de un espía. No había necesidad de tanto
esfuerzo. De esta manera podría vivir mucho más. Es cierto que el mono
Rebatta solía pedir préstamos a sus
amigos, pero la mayoría de las veces era por necesidad y algunas otras por
cerveza y cigarrillos, pero había cambiado bastante. Le contestó a la
descendiente de Noé que si él tenía la metamorfosis de un chimpancé, no
aceptaba esa expresión popular que decía: “Con la plata baila el mono”. Como
castigo a su osadía y atrevimiento, además de querer seducir a un hombre
honorable como él, la castigaría con mil nuevos soles de los cinco mil que
estaban en el sobre y que ya podría irse por donde vino porque sospechaba que
esta mujer sensual no tenía ninguna luxación y que la volvería a castigar “con
el puñal de su desprecio”.
La teutona no supo qué decir y se
fue confundida y molesta por el rechazo de Rafo Rebatta y porque se quedó con
mil nuevos soles como castigo por querer comprarlo con una coima. Es seguro que
Varkolak no aceptaría su fracaso y ella tendría que responder por el dinero que
se guardó el mono Rebatta. Además, todas las gollerías con el equipo de
seguridad quedarían en el vacío. Su metamorfosis de gallina la cuidaría
bastante para no escuchar dichos ni frases, ni refranes. Se fue llorando a la
casa de Lynn de Marec para que la aconsejara por los tropiezos de su vida y por
el temor de perder el trabajo en el CENTRO a través de una mala información a
los asesores por el malvado Varkolak.
Cuando tocó el timbre, ella estaba
ocupada. La acompañaba Pietro di Siracusa que no la había visto como un mes y
tenía que recuperar el tiempo perdido. La vizcondesa le dedicó unos minutos a
su amiga y le prometió conversar en otra oportunidad porque necesitaba hablar
de negocios con el señor Siracusa que recién había llegado a su casa de playa.
Parece que Pietro visitaba a Irascema y también a la vizcondesa. Los tres
terminarían en el círculo segundo del Infierno de Dante. Ahora comprendo por qué Elisabetta le advirtió a su primo sobre las
constantes visitas a Irascema. Pietro era un amante incansable que una sola
mujer le parecía poco. Parece que ninguna de sus amantes protestaba, así que no
había problemas para Pietro. Eso pensaba él. Más adelante veremos en qué
problemas se metió el primo de Elisabetta di Sardegna.
Rafo Rebatta llegó tarde al
trabajo, pidió disculpas a los muchachos y muchachas de la aldea y trabajó con
los chicos y chicas dos horas y quedó con los niños y niñas para el domingo, con el permiso de sus padres. Después fue citado al castillo y conversó con Yasmina. Ella, en nombre de su
padre, le llamó la atención y le
advirtió que se cuidara mucho de las mujeres manejadas por Varkolak o Anulia.
Rafo prometió que no volvería a pasar y se retiró a su casa para encontrarse
con sus hijos. Al día siguiente se encontró con Jorginho y el conde le dijo en
son de broma que si se portaba mal o caía en las redes de las serpientes o
intermedias manejadas por Varkolak, los Dinos “le pondrían chero…chero”. Ambos
se rieron y quedaron en reunirse con los Dinos en cualquier momento oportuno.
Varkolak se enteró después del
fracaso de la gallina y le hizo un memorando en nombre del equipo de seguridad
por faltar al trabajo y no haber
justificado esa falta. Además, información de espionaje interno dirigida por
Carmito de la Buena Cruz le ha puesto llamadas de atención y papeletas de salud
por el exceso de visitas a los servicios higiénicos y por razones de orden
escatológico. Firmaban Varkolak y Carmito de la Buena Cruz. La pobre muchacha
tenía depresión porque había peleado con su novio y era acosada por el novio
anterior. Su indecisión le daba mucha hambre y sentía deseos de comer, comer y
comer. De ahí sus visitas constantes a los servicios higiénicos. Como cualquier
mortal, pero en el reino del control y los papeles manejados subrepticiamente
por Carmito Enfisemo de la Buena Cruz Farfán, nadie podría defecar más de la
cuenta y sin rezar antes. El beato pecador solía decir sin ambages: “A la
autoridad se la respeta.”
La pobre descendiente de Noé tenía
que entrar al baño todas las mañanas antes de ir a trabajar para no entrar a
los servicios higiénicos controlados por el neonazi Carmito de la Buena Cruz.
Nadie se había salvado de este control que estaba avalado por Mr. Kanter y sus
asesores. Uno de los que más sufría era uno de los asesores: Mr. Chang que por
su exceso de peso, tenía que ir a cada momento al baño. En el fondo, los
asesores no veían con buenos ojos al beato gazmoño que trataba a toda costa de llegar
al puesto principal dirigido por el enigmático Mr. Paritt. Es por eso que este
sujeto siempre tomaba la palabra en las reuniones de trabajo. Tenía la
costumbre de iniciar la oración de la mañana. Usurpaba funciones no solamente
del jefe de la Institución sino de sus asesores, departamento de seguridad,
cafetería, servicios y trabajadores en diferentes campos. Toda actividad que
realizaba empezaba con una oración porque él se sentía cristiano en todo
momento, hasta antes de entrar al baño.
Eddy Gamarra T.
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