viernes, 4 de septiembre de 2015

Capítulo 145
Una mala noticia

Cuando la hermana Visitación tuvo que decidir entre la religión y la repostería, ella fue al CENTRO y le dijo al curita que podía realizar las dos funciones. El curita llevado por la envidia o los celos le impetró y exigió que escogiera una de las dos y su decisión sería irrevocable. Visitación escogió la repostería y recuperó su nombre verdadero, Angeline. Ella estaba segura que no dejaría a Dios, pero no satisfaría los caprichos verticales de Mr. Kanter. Siempre apoyaría a los niños de San Patricio que iban a hacer su primera comunión, en una iglesia de la Ciudad… de igual manera los chicos que iban a realizar su confirmación. Los niños y jóvenes de la aldea estaban con Angeline y esperaban los primeros días de diciembre para la ceremonia religiosa.

Alguna vez, el fraile comentó con sus asesores que los niños y jóvenes de San Patricio no harían su Primera comunión y Confirmación en su parroquia y que la española que se dedicaba a preparar dulces y pensar en comer,  necesitaba un castigo ejemplar. Una vez enterado de las decisiones de Angeline, la despidió del trabajo y pretendió una vez más retirarla de la Comunidad como si él fuera el dueño de San Patricio. Jorginho y los Dinos le dieron todo su apoyo y un ambiente cerca al negocio de Ludwig para que pueda vender sus dulces, tortas y empanadas. Angeline no había perdido su buen humor. Es más, tenía el apoyo de toda la aldea, los Dinos y muchos intermedios. Hasta las serpientes compraban en su tienda. Era inevitable.

Varkolak, Libak y sus esbirros tomaron al pie de la letra las palabras del fraile acerca de un castigo ejemplar para la religiosa española. Ya lo habían conversado en casa del primero. Su esposa no estaba de acuerdo y se lo dijo, recibió como respuesta una cachetada que le reventó los labios y no iba a decir palabra alguna que contradiga las órdenes de su marido. La mujer de Libak miraba a Varkolak. No decía nada, pero su mirada era de fastidio, cólera e impotencia. En aquella reunión estaban las serpientes y sus espías. Burú pidió a los licans que dejaran salir a sus esposas para que no haya controversias. Antes que hablara Varkolak, las esposas se retiraron y los acuerdos de la mala leche se redujeron a una sola palabra ¡Muerte!...ellos y las serpientes condenaron a la pena máxima a la pobre Angeline. Los licans y las secuaces de Anulia se convirtieron en este aquelarre en jueces absolutos de la vida de Angeline. Su delito o pecado había sido marcado indirectamente por las palabras de su patrón: “…un castigo ejemplar”. Bebieron en abundancia y bailaban una danza satánica acompañada de las palabras: “¡Muerte a nuestros enemigos!...¡No quedará ninguno en San Patricio!...¡Muerte a Yasmina y los Dinos!”.

Después se produjo un silencio sepulcral y cada uno se retiró a sus casas. Transcurrieron algunos días y un lunes que Angeline se dirigía temprano a la aldea para visitar a Chiara y enseñarle otras recetas, fue interceptado por Burú que transformado en sapito no se le veía y le preguntó si conocía algún charco donde pueda refrescarse, ella muy amable se desvió unos metros donde crecían las poncianas, las cucardas y los pinos. Lurok que estaba en uno de los árboles saltó y empujó a la religiosa, la garrapata le picó en el pie, la mamba negra que estaba en una de las ramas saltó sobre su cuello y le clavó sus agudos dientes. Los lentes de Angeline cayeron al césped y ella sintió un mareo y dolor que la fulminó y cayó sin vida en el charco donde Burú simulaba refrescarse. La vieja cobra, escondida entre las ramas de un sauce saboreó con aire de victoria la muerte de Angeline. Esta criatura angelical no le hizo mal a nadie. Su único pecado era mantener contentos a los habitantes de San Patricio con sus tortas y pasteles que el pueblo en su mayoría disfrutaba con alegría.

Una vez que el grupo ofídico y sus secuaces cometieron el asesinato, huyeron con prisa antes de que algún enemigo hostil se les cruzara en el camino. El barrio de las serpientes y los licans sordamente caldeado entraba en ebullición. Los insensatos se salieron con la suya y cuando llegaron a sus casas se escuchaba la algazara en medio de las acacias y los jazmines que parecía que miraban sorprendidos la fiesta de las serpientes y los licans antes de irse a trabajar.

Yasmina captó a la lejanía los estertores de auxilio de Angeline. No quería ser sorprendida y se transformó en águila. Recorrió rápidamente la comunidad y vio desde lo alto el cuerpo de la pobre Angeline. Llamó a su abuelo por telepatía y bajó al parquecito. Al pie de la ponciana yacía el cuerpo de la infortunada mujer. También llegó Elisabetta di Sardegna y  el abuelo. Los tres podían leer el pensamiento y sabían que la vieja y desdentada cobra y su cuerpo ofídico habían cometido tan execrable delito, el cual no quedaría impune. Yasmina recuperó su forma original y pidió a los duendecillos que tocaran las campanas de la iglesia. Algunos ya se habían ido a trabajar y muchos se acercaron al atrio de la iglesia. El conde Jorginho se dirigió a los habitantes y les informó que la señorita Angeline había sido asesinada cruelmente por un grupo de delincuentes y que invitarían al Dr. Soiral que era zooter,  para que hiciera la autopsia correspondiente. Los que resulten responsables serán castigados con dureza y no iba a permitir que la paz de San Patricio sea violada por delincuentes que solo buscan entorpecer la justicia y el derecho que desde hace mucho tiempo se respiraba en la Comunidad.

Después que el Dr. Soiral realizó la autopsia, llevó algunas partes del cuerpo para que sean analizados en un laboratorio de la Ciudad y constatar si había veneno u otra sustancia. Jorginho que estudió en Brasil los venenos de una infinidad de serpientes apoyó al Dr. Soiral y después que culminaron los exámenes, corroboraron lo que dijeron Yasmina, su abuelo y Elisabetta. El veneno de la mamba negra fulminó a Angeline. No se podía realizar un juicio imparcial en la Comunidad porque las otras fuerzas serían avaladas por Mr. Kanter que había perdido fuerzas en la Comunidad y estaba  resuelto a recuperar su prestigio a cualquier precio. Una vez más venía a la mente de Mr. Kanter lo que dijo un viejo político sobre la democracia: “ Por la democracia soy capaz de unirme hasta con el diablo”. Mr. Kanter pensaba lo mismo. “Por el poder en San Patricio era capaz de unirse con el mismo Varkolak”. Ya lo estaba haciendo y no se daba cuenta o simulaba que no lo sabía.

La muerte de Angeline por obra y gracia de Anulia y sus malvadas serpientes reunió a los Dinos y decidieron darle un fuerte escarmiento a la mamba negra que cada vez que mataba a sus víctimas, bailaba con frenesí y lúbrica pasión. Dejarían que se produzca una calma chicha y buscarían la ocasión propicia para vengar la muerte de Angeline. Chiara, La discípula más destacada de la religiosa española  administraría la dulcería. Con la ayuda del conde Jorginho averiguaría si Angeline tenía algún familiar para entregarle su dinero y objetos personales que guardaba con mucho cariño. Sus restos fueron incinerados y arrojados al mar de San Patricio donde solía ir para recordar las playas de su tierra Santa María del Mar.


                                                                                                          Eddy Gamarra T.

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