Capítulo 162
¡Halloween!
Un 31 de octubre, Día de Halloween,
los licans y sus amigos celebraban en un club campestre de la Ciudad… un año
más de su venida a la comunidad de San Patricio. La reunión fue a lo grande.
Todos estaban disfrazados. Invitaron a Mr. Kanter y sus asesores, quienes,
después del almuerzo, se retiraron temprano. Invitaron a las intermedias. No
fueron todas sino un grupo muy allegado a ellos. También invitaron a Lynn de
Marec y Caterina de Montebianco. Ellas fueron
y se mezclaron con las chicas del CENTRO. Por fortuna, se retiraron
temprano, sin despedirse, porque si lo hacían, no les dejarían retirarse. No
podían faltar a la fiesta Anulia y sus serpientes; Lurok, Wanda y la vieja
cotorra. No faltó nada. Música tropical, buena comida, eso sí, cuando se
trataba de comida, el fraile no escatimaba
menor esfuerzo. También abundaba la cerveza y muchas ganas de bailar.
Como todos los años, los licans se
quedaban hasta el final y llevados por
el alcohol recordaban sus años de esclavitud en Europa ante los vampiros.
Igualmente señalaban a sus enemigos más encarnizados de la Comunidad, los lobos
y los Dinos. Una vez derrotada la manada del conde Jorginho, todo sería fácil
para apoderarse no solamente de San Patricio sino también del CENTRADOM. Los
Licans bebían y bebían, salvo Varko y Libak que no eran de mucho beber y comer.
Su mayor alimento eran las mujeres, y en este caso, las intermedias. Ya habían
escogido a sus víctimas y preparaban el ambiente llevándolas a pasear por el
inmenso parque del club. Allí estaban los dos licans con las chicas. Como ellos
eran apuestos, las ingenuas muchachas accedieron fácilmente al paseo. Una vez
que cada uno de ellos estaba listo para la seducción, violación y muerte de las
infortunadas intermedias, escucharon diversos gruñidos alrededor de ellos. Ocho
lobos se acercaban a ellos. Las dos intermedias, salieron despavoridas pero no
fueron atacadas por la manada. Anacé que estaba descansando en un árbol,
convertida en la enorme anaconda, vio a las dos gaviotas que corrían como si
hubieran visto al diablo. Tomó su forma real y las detuvo. Les preguntó por qué
huían y ellas solo atinaban a decir “lo…bos, lo…bos”. Anacé avisó a la vieja
cobra y como ella ya no podía desplazarse sola, envió a la shushupe y la
garrapata convertida en pitón para que acompañaran a la anaconda y atacaran a los
lobos. Wanda avisó a los otros licans que estaban ebrios y todos ellos se
fueron al enfrentamiento contra sus enemigos. Las intermedias huyeron de aquel
lugar a toda prisa.
Varko y Libak se convirtieron
en dos
enormes licántropos. Su gruñido salvaje parecía al de los leones.
Estaban avisando a los otros monstruos. Entre ellos estaban los licans recién
llegados, que fueron los únicos que estaban armados con sus dagas, cuchillos, hachas vikingas y manoplas. Quince
licans que casi duplicaban a los lobos. Yasmina captó la presencia de los otros
licans y arremetió contra Varko con una velocidad asombrosa que el jefe de los
licans no pudo evitar. La loba mordió una pata de Varko a punto de arrancarla y
que no le permitiría desplazarse con rapidez. Cuando Varko quiso contraatacar,
Yasmina se retiró rápidamente y siempre en guardia estuvo lista para morderle
la otra pata. Mis tres lobas atacaron a Libak que era veloz pero no pudo evitar
las mordeduras de Antonella, Sandra y Nicole en el lomo. El marido de Nicole y
el novio de Sandra esperaban en la retaguardia junto al camello, el cuy, el
troll, el caballo y la rana.
Cuando llegaron los otros licans y
vieron a los ocho lobos, saboreaban de antemano el triunfo. Los tres matones se
dirigieron contra mis tres hijas y en ese momento apareció el troll con un
pedazo de huarango que es muy duro y empezó a golpear a los licans. Detrás de
él el camello y el caballo pateaban a los licans. El cuy los mordía, pero se
volvían a levantar. Desde los árboles, las vampiras y Pietro lanzaban flechas
contra los enemigos que no soportaban estas saetas y aullaban de dolor. Las
serpientes buscaban a Yasmina para aniquilarla y en ese momento aparecieron los
duendecillos con sus resorteras y lanzaban piedras contra ellas. Cuando una de
ellas intentó atrapar a uno de mis duendecillos, este desaparecía y volvía a
aparecer por otro lado apuntando contra ella. Micki y Tanger simulaban huir de
la shushupe y la llevaron a un claro donde estaba Irascema y las otras brujas
quienes lanzaron sus pócimas contra la shushupe que estaba desesperada y le
picaba todo el cuerpo. El ácido del veneno que prepararon contra ella, le
corroía la piel que la shushupe inútil,
intentaba lanzar su veneno contra ellas. Agnezka preparó su carcaj y las
flechas contra esta serpiente asesina y descargó su furia contra ella y la atravesó por todas partes. Los
duendecillos la dejaron bien muerta y regresaron para enfrentarse a las otras.
Los licántropos no huyeron. Se
enfrentaron a los lobos. Buscaban a mis hijas que eran las lobas más pequeñas
pero ellas estaban protegidas por Jean Pierre, Tadeo, el novio de Sandra y por
mí. Yasmina era la loba más fuerte, sin embargo, su padre estaba cerca de ella.
Varko, incansable, combatía contra Yasmina. A pesar de tener las dos patas
heridas, luchaba hasta morir. No corría de la contienda. Igualmente, los otros
tres que se enfrentaban al troll y su grupo. Usaban sus cuchillos y hachas.
Buscaban los enormes pies del troll para lanzarles cortes que no le permitieran
caminar. Uno de ellos logró lanzar el hacha que le produjo un enorme corte en
el talón del troll y que lo obligó a sentarse. Los tres licans se miraron y
decidieron lanzarse con furia contra él, en ese instante apareció el unicornio
blanco y se ubicó delante del troll. Los licans se burlaron del bello animal y
cuando prepararon sus hachas para matar al unicornio, el cuerno blanco se
activó y lanzó contra estos tres asesinos una descarga de fuego intensa que no
pudieron evitar y terminaron calcinados. Apenas quedaba un montón de cenizas
que el viento se encargó de esparcirlas.
Mientras el camello lanzaba sus
patadas y sus escupitajos, no se dio cuenta de la anaconda que lo envolvió y
empezó a triturarlo con fuerza que ya no podía respirar el pobre Juan. Micki observó
que el camello estaba en peligro y avisó a Irascema y las tres brujitas que se
lanzaron como un rayo desde los aires, con sus escobas y empezaron a golpearla
con furia. La enorme boa abrió sus fauces y trató de atrapar a una de las
brujitas y desde un árbol, Elisabetta le
lanzó una flecha envenenada con el veneno que le dio la bruja mayor y acertó
dentro de sus fauces que ahogaba a la anaconda y desesperadamente trataba de
expulsar el poderoso veneno que se introdujo
en su cuerpo y la asfixiaba lentamente. Ya había soltado el cuerpo del
camello que estaba con problemas de respiración y que fue retirado del campo
para recibir la ayuda de las brujitas.
Los otros licans mordieron por
diferentes partes del cuerpo al caballo y al cuy. El troll, malherido, volvió a
coger su mazo gigantesco y golpeaba a diestra y siniestra contra los licans.
Eran diez los asesinos y tenían rodeados a nuestros amigos. De repente, se
escuchó un grito de guerra: ¡Guerra a muerte a los licans! Y unos treinta
aldeanos comandados por el valiente Ludwig y su casco prusiano, arremetieron contra los diez licans. Las
armas de los aldeanos eran picos, palas, azadones, lanzas y su valor y coraje a
toda prueba que hicieron retroceder al enemigo. Ludwig y su espada no cesaba de
arengar a sus guerreros y estos luchaban a muerte porque necesitaban vivir en
paz y proteger a su familia del abuso constante de los licans.
Dorotea, la pitón, había observado la muerte de la shushupe
y Anacé. Temía por su vida y optó por
esconderse. Elisabetta leyó sus pensamientos y Alejandra del Cuadro la olfateó
y ubicó detrás de unos arbustos. Envió a Pietro con su arco y flechas
envenenadas tras de la pitón. El vampiro era muy rápido y no se iba a dejar
sorprender por la serpiente. Sabía dónde estaba escondida y lanzó una flecha
incendiaria que obligó a la pitón salir de su guarida. Cuando la serpiente vio
a Pietro con sus flechas listas para lanzarlas contra ella, se metamorfoseó en
garrapata para ser un blanco difícil del vampiro. Pietro ya estaba enterado de
las metamorfosis de Dorotea y con la
ayuda del tío Ben que apareció en buena hora cazaron a esta alimaña. El tío Ben
se acercó al lugar y formó un círculo con su veneno y fue lanzando otras
descargas cada vez más pequeñas. Pietro vigilaba desde un árbol, en caso que Dorotea
se transformara en pitón. La garrapata no tenía escapatoria. Para salir del
cerco verde que le impuso el tío Ben, volvió a su forma serpentaria y Pietro le
lanzó una andanada de flechas envenenadas que la pitón no pudo evitar. Yacía la
serpiente sobre el pasto y Pietro regresó al centro del combate para apoyar a
los lobos.
Libak se desplazaba velozmente de
un lado a otro y atacaba a las lobas; ellas respondían con fiereza y no
retrocedían. Habían recibido algunos mordiscos de Libak y a su vez, le contestaron
con otros mordiscos. Las chicas estaban exhaustas y me enfrenté contra este
lican para apoyar a mis hijas. Él también estaba cansado y aproveché para
morderle las patas y evitar su rápido desplazamiento. Igualmente, le desgarré
un ojo que provocó su furia y se lanzó con toda su ira contra mí. Era un
licántropo joven y no daba su brazo a torcer. Giraba de un lado a otro y
atacaba con sus fauces. A pesar de una pata herida, Libak estaba luchando por
su vida como yo por la mía y de mis hijas. No sabía qué estaba pasando en los
otros frentes. El licántropo que vivía de la violencia y de la muerte, no
perdía las esperanzas de vencerme y recibió ayuda de Lurok, Wanda y la vieja
cotorra que casi me sacan los ojos a picotazos. Me sentí mareado y no podía ver
bien. De esta circunstancia, Libak se preparó para el ataque final y otra vez
la presencia del unicornio blanco que apareció delante de mí y apuntó su cuerno
mágico contra el cuerpo de Libak y lanzó sus descargas de fuego una tras otra
contra el segundo de los licans. Libak aullaba enfurecido y de dolor. Su cuerpo
chamuscado se sacudía tratando de desembarazarse de las columnas de fuego que
le enviaba el unicornio blanco. Este volvió a lanzar llamas contra Libak con
mayor descarga que al fin el siniestro asesino y violador cayó fulminado por la
justicia que alguna vez empleara contra los centauros negros el abuelo de
Yasmina.
Wanda al verse perdida, huyó, al igual que la vieja cotorra. Los
duendecillos se encargaron de Lurok y le lanzaban a su trasero unas pepas
verdes con espinas que el cobarde mapache no iba a regresar nunca más a enfrentarse
contra Tanger, Collins y Micki, mis queridos duendecillos. El abuelo no quiso
matar a Wanda porque ella nació en unas lomas del bosque sagrado donde la
neblina acumulada en invierno producía un verdor y donde crecían flores
maravillosas como la flor de amancaes y también árboles como el guarango y la
medicinal e industrial tara. Sus padres vivían en la aldea pero la ambición de
Wanda, la cernícalo la llevó a frecuentar malas amistades y cayó en la cofradía
ofídica dirigida por Anulia, la vieja y desdentada cobra que apenas podía con
su alma y que pasaría los últimos días de su vida contándole a las intermedias
sus momentos felices en la comunidad de San Patricio.
El duelo entre Yasmina y Varkolak
llevaba varias horas y parecía interminable. Yasmina pese a su condición
femenina era valiente, me había pedido que no intercediera. Yo estaba en esos
momentos herido y esperaba que ella usara todo su poder para vencer al malvado
Varkolak. Ambos estaban mordidos, arañados y cansados. Fue en unos instantes
que el abuelo le dio un mensaje que ella recibió con claridad. Estaban vencidos
los demás. Solo quedaba Varkolak y cuando menos pensaba el lican, Yasmina se
convirtió en un unicornio blanco como su abuelo y apuntó el cuerno hacia
Varkolak y lanzó toda su furia ígnea contra el lican que se quedó pasmado ante
el cambio repentino y estragado por el poder de la loba, trató de atacar y el
fuego se hizo más intenso contra su cuerpo, que fue cayendo a tierra convertido
poco a poco en cenizas de un hedor
insoportable que nadie reclamaría por
él.
Los licántropos fueron vencidos por
los lobos y sus amigos. El abuelo y Yasmina se encargaron de convertir en
cenizas los cuerpos sin vida de los monstruos que pretendieron apoderarse de
San Patricio y sus habitantes. La oportuna intervención de Elisabetta y sus
vampiros nos dio el triunfo. Ludwig y su valiente grupo de aldeanos lucharon
contra los licans de principio a fin. Fueron los habitantes honestos de la
comunidad de San Patricio quienes lograron vencer a los licans. Esta vez, los
intermedios, sean hombres o mujeres serán respetados y no actuarán por miedo a
la aberrante organización de seguridad del CENTRADOM. Nunca más agacharán la
cabeza ni se venderán a los licántropos porque ya no existen. Tendrán que
aprender a hacer respetar sus derechos en su trabajo. Jorginho y sus amigos
dieron la lección a los demás habitantes de la Comunidad para que nadie se
atreva a violar las leyes. San Patricio,
después de los centauros negros, fue un lugar de tranquilidad y ahora, después de los licans, recuperó esa
paz tan ansiada.
Las mujeres de los licans pueden
rehacer su vida y continuar trabajando como lo habían estado haciendo. Ellas
también se liberaron del abuso de sus parejas y tenían derecho a vivir. Jamás
entraría otro lican en la comunidad porque nosotros no lo permitiríamos. Nos
costó expulsar a estos monstruos y ese esfuerzo será recordado siempre por
nuestros hijos.
Los tres espías de Anulia fueron
perdonados porque solos eran inofensivos. Su ambición rastrera a buscar un
mejor puesto los llevó a realizar actos de maldad que dirigía la vieja y desdentada
cobra. Hoy vemos a la vetusta Anulia
sola y abandonada, viviendo de sus recuerdos y recibiendo la visita esporádica
de su fiel Lurok que se convirtió en un anodino trabajador del CENTRO. La pobre
Anulia ya no tenía ni veneno ni podía cambiar su piel llena de sarna y un
mefítico olor que era insoportable. Terminaría sus días en un asilo para
indigentes en los suburbios pobres de la Ciudad…cerca a los albañales donde
ambos hedores se confundían en uno solo.
Wanda y la cotorra dejaron de lado
sus malas costumbres y su espíritu rastrero. Se dedicaron a trabajar y cuando
uno de los dinos o Yasmina se encontraba en las calles de San Patricio cerca a
ellas, temblaban y regresaban a sus viviendas por temor a ser exterminados por
la fuerza y el poder de esta bella mujer que vino con su padre del pueblo
saharawi y se enfrentó a los malditos licans como una loba que defiende su
pueblo, que protege a sus cachorros y que no permitiría nunca más lo que le
ocurrió a su madre en el norte de África.
El conde Jorginho, el Auditor Mayor
del Reino y ahora también el marqués Ludwig, representante de los aldeanos, exigieron
a Mr. Kanter que se les permita examinar a los próximos trabajadores de
seguridad de su empresa siempre que sean zooters y tengan que vivir en la
comunidad de San Patricio. Se había modificado las leyes de la comunidad. Ahora
los representantes eran los tres nombrados y el párroco de la iglesia de San
Patricio sería el arcipreste de Colán que era muy querido por los niños y
jóvenes de la aldea. Mr. Kanter que era un fraile muy ocupado estaría al mando
de su empresa y cuando la comunidad requiera su apoyo, le solicitarían su
ayuda.
Jorginho, Hectorius y Ludwig
pidieron al cura del CENTRADOM menos abusos contra los trabajadores zooters que
residían en San Patricio. Mr. Kanter no era dueño de la comunidad de San
Patricio y si la mayoría de los habitantes pedían por escrito su expulsión de
la Comunidad, tendría que irse a otro lugar a las buenas o a las malas. Cuando
leyó el documento firmado por los auténticos representantes de la Comunidad,
montó en cólera y quiso llamar a sus esbirros, pero se dio cuenta que ya no
existían. El fraile ya estaba enterado de lo que ocurrió. Se lo contó la vieja
cotorra y pensándolo bien, mejor estaría en paz con los lobos porque Yasmina y
su abuelo no permitirían otra vez, el
abuso, y si volviera a suceder, serían
inflexibles.
Eddy
Gamarra T.
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