martes, 8 de septiembre de 2015

Capítulo 156
Dana

El tiempo avanza rápidamente y la naturaleza nos regaló una hermosa niña. Nicole y Jean Pierre estaban muy felices. La niña tenía unos ojos café y la piel blanca. Lobita como sus padres que años después estudiaría en el mismo colegio que los duendecillos. Los regalos de los Dinos se multiplicaron en igual forma como hicieron con mi primera nieta: Brissa, de ojos negros y piel canela. Uno de los más felices era el conde Jorginho,  porque la manada iba creciendo y tenían que llevar una educación esmerada para ser el orgullo de sus padres, abuelos y los Dinos. En cualquier momento Sandra y Mateo, su pareja,  nos daban la sorpresa y la felicidad iba a ser mayor para nosotros. En cambio, en el círculo ofídico y aliadas,  la vieja y desdentada cobra, desde su silla de ruedas, despotricaba inescrupulosamente contra nuestros pequeños. Ellas tenían como objetivo destruir a todos los lobos, los demás sería fácil. Nosotros siempre estábamos en alerta, a pesar de la desobediencia de los elfos por estar enamorados y el descuido de las brujitas cuando se llevaron a Hasán. Tuve que prestar el reloj a una de mis hijas para vigilar con las hadas la zona de la familia, toda vez que me ausento por razones de trabajo.

No pude regresar al norte de Irak porque el EI detenía a los periodistas y había asesinado salvajemente a varios de ellos. Sin embargo, mis jefes me pidieron que cubra las noticias en la Franja de Gaza donde se había producido varios bombardeos. Ser corresponsal de guerra era en estos días un trabajo muy difícil y arriesgado. Siempre lo fue, pero no había respeto por los periodistas y hasta bombardeaban los hoteles donde ellos estaban alojados.

Un periodista francés que había sido herido por los terroristas por ayudar a unos niños kurdos, citaba a un brillante autor de su país: “¿Qué será en la vejez cuando los años se precipitan cada vez más pálidos, en esa hora crepuscular en que se principian a descubrir las estrellas de la tumba?”

Ahora estaba en San Patricio y disfrutaba con Yasmina, Hasán y mis nietas Brissa y Dana. Las chicas y sus parejas  estaban con nosotros. Un aire de seguridad se respiraba porque Ghara y Harally estaban con nosotros en el castillo. En el jardín, Micki, Tanger y Collins y fuera del castillo, en los árboles Janice, Maluxa y Andreínha, mis nobles y cariñosas brujitas dispuestas a dar sus vidas por la manada.

Ellas habían leído las manitas de mis nietas y veían a Brissa que muchos años después sería doctora especialista en niños y Dana estudiaría Ingeniería Industrial. Nos divirtió bastante las habilidades quirománticas de las brujitas y lo que importaba es que fueran buenas personas, responsables, estudiosas y plenamente identificadas con la manada. Jean Pierre era lobo como Nicole y nos contó que su padre iba a venir a San Patricio para conocer a su nieta. Aunque el padre de Jean Pierre tenía naturaleza zooter de un león, no había problemas. Las puertas estaban abiertas para él.

as nos acompañaron y Maluxa, Andreínha y Janice se quedarían con los duendecillos para cuidar el barrio. Allí estaban Hasán, Brissa y Dana, los tres pequeños lobos que ingresaron con sus padres a la laguna en el bosque del abuelo. Las aguas estaban templadas y ejercieron su poder curativo sobre mi hijo y mis nietas para que no sufran de resfriados ni dolores de huesos, y otras enfermedades propias de los niños. Era una laguna que hacía bien a los jóvenes y adultos. Es por eso que aprovecharon también Jean Pierre, Nicole, Juan, Antonella y Sandra. Además, el abuelo nos ofreció granadillas, duraznos, papayas, melones, naranjas y aguaymanto que abundaban en su bosque mágico.

 Estábamos muy agradecidos con el abuelo de Yasmina. Lo interesante es que a la hora del baño purificador, tuvimos que transformarnos la mayoría, en lobos; Juan, en camello;  el delfín rosado que correspondía a Yasmina y el abuelo en unicornio blanco. Fue un día maravilloso. Todos veníamos rejuvenecidos y limpios de rencores y odios. Con mayor visión para hacer frente a los licans y serpientes y con una misión importante que era la paz en San Patricio y la creación de un Centro de estudios y cultura donde se regrese otra vez a los libros. Ser cultos, para ser  libres y disfrutar de una auténtica libertad para no caer en una vil obsecuencia como aquellos Institutos que solo admiten papeles y más papeles y que están logrando formar individuos que se dediquen a obedecer, no a pensar. Un retraso y retorno a la sociedad esclavista que le daría trabajo a matones, guardaespaldas, infectos personajes de seguridad y licans que fueron vomitados por la tierra para hacer daño a los demás.


                                                                                               Eddy Gamarra T.

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