viernes, 4 de septiembre de 2015

Capítulo 147
El tiempo pasa…

Los periódicos africanos mencionaban las muertes por el ébola y cómo eran tantos, no indicaban los nombres de las víctimas. Anulia y su séquito infernal esperaron que regresara Asteris con su familia para fortalecer el grupo, pero nunca llegó. Según la vieja cobra, el ébola la mató. Lurok le advirtió que no viajara, pero ella no le hizo caso. La shushupe fue la única que lloró la muerte de su amiga Asteris.  Anacé le dijo al grupo ofídico que no deberían demostrar debilidad sino lo contrario, porque ellas se habían convertido en la verdadera defensa del pueblo de Mr. Kanter y que era momento de pedirle al padrecito un aumento jugoso por servicios prestados a la Institución.

La cobra que conocía bien al fraile desanimó a la anaconda y le dijo que dejara las nubes y pisara su realidad. Bastante habían logrado ellas con el apoyo del enigmático Paritt. Tenían su propia oficina con computadoras, mesas de trabajo, lugar para el descanso, sueño y chismes del día. ¿Qué más le podían pedir al padrecito? Hay que saber reconocer su bondad y que su presencia en el CENTRADOM era providencial y que los intermedios las respetaban a las buenas o a las malas, pero las respetaban. Siempre tenían el apoyo de su amigo Paritt que no se cansaba de brindarles desayunos y almuerzos de trabajo por su gran capacidad y dedicación que se lo habían ganado con sangre, sexo y muerte.” Estas palabras, es entre nos”- dijo la vieja cobra mientras guiñaba a Lurok y al sapito Burú. El morboso anuro le dijo al oído al  mapache:
-        -  Gallina vieja da buen caldo.
-         No te la des de sapo -le gritó la vieja cobra que ya conocía de qué pie cojeaba Burú.
Anacé, Dorotea y Tránsito, reían por la cara que puso el sapito. Estaba todo de verde y trató de balbucear una disculpa y solo le Salió-a manera de eructo- un sonoro “croac” que provocó la carcajada de los asistentes. La garrapata sacó de su bolso una botella de pisco y celebraron las ocurrencias de Burú con la anuencia de la vieja cobra. No faltaron los tamales que siempre traía la comadre de Anulia, así que se olvidaron rápidamente de Asteris y la vida continuaba para Anulia y su séquito mortal que estaban dispuestas a continuar con su batalla contra Yasmina y los lobos.

El Arcipreste de Colán se encargó de la Primera Comunión y la Confirmación de los niños de la aldea, pero fue en una iglesia del puerto del Callao. Evitaron solicitar a Mr. Kanter la iglesia de San Patricio porque era el encargado,  aunque no el dueño. Un ómnibus los recogía en la entrada del arco y los regresaba hasta el mismo lugar. Rafo Rebatta, profesor de fútbol y juegos recreativos acompañaba a los muchachos y regresaba con ellos. Les advertía a los muchachos y muchachas  que si se portaban mal les iba a poner “Chero…chero”. Los hijos e hijas de los aldeanos celebraban con el carismático mono Rafo su amenaza y terminaban con una sonora carcajada que empezaba con el mismo profesor de la Comunidad.

Después de la jornada religiosa, regresaban los chicos y chicas y traían al Arcipreste para invitarle un pantagruélico almuerzo en la aldea. Allí se encontraba con Ludwig y recordaban gratos momentos que pasaron con los integrantes de la “mafia” en su centro de trabajo. El arcipreste era un destacado gourmet y siempre hablaba de comida, religión y de “la mafia”. Esta vez le invitaron pan al ajo, ñoquis, lasagna a la bolognesa y un buen vino tinto y café que pidió repetición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… Se había olvidado de bendecir la mesa por el hambre que traía y dijo entre una copa y otra  que nunca es tarde para estar con el Señor…y siguió comiendo con un voraz apetito que Ludwig “se quedaba chiquito!”. Es Ud. Un buen tenedor le decía el suegro de Ludwig y los comensales reían y agradecían por enseñarles a sus hijos a ser buenos  cristianos.

En verdad, “El capellán de la mafia” realizó un trabajo digno de un especialista. Nadie sospechó sobre su viaje a Marruecos en el mismo avión que Asteris de Fatma. Estuvieron en el mismo hotel con la mayoría de los turistas. Participaron en el tour por la ciudad de Casablanca y su mercado árabe y al final del día, el “capellán de la mafia”, se transformó en un orangután y mientras Asteris dormía, se trepó por las ventanas e ingresó a la habitación. Asteris no lo olió por razones obvias y cuando despertó por algún ruido provocado por el orangután, se transformó en serpiente y en ese cambio, el orangután sacó el arma especial y apuntó al cuerpo de la mamba negra y le descargó todos los venenos que contenía la pistola y la venenosa serpiente no pudo hacer nada. Se fue encogiendo poco a poco, intentó escapar por la ventana, pero no tenía fuerzas para contrarrestar el ataque del “capellán de la mafia”.

Una vez que el “capellán” cumplió su misión, regresó a su figura humana, abrió la puerta de la habitación y se dirigió al restaurante del hotel para comer algunos bocadillos porque esta actividad le había dado hambre. Yo me pregunto si nuestro simpático “capellán de la mafia”, ¿No será descendiente del religioso que acompañaba a Robin Hood? Todo es posible…¿Por qué no?


                                                                                                   Eddy Gamarra T.

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