lunes, 4 de mayo de 2015

Capítulo 62
Una gran verdad

Una mañana, mientras caminaba por la Plaza del lobo mayor, que estaba ubicada en el centro de la Comunidad de San Patricio, vi a Daniel, el jardinero que estaba limpiando la enorme estatua  del lobo, que daba nombre a la plaza. Me acerqué a él para saludarlo. Me recibió con mucho cariño y me dijo que tenía algo importante que revelarme. Nos sentamos en una de las bancas de mármol y me preguntó si conocía todos los poderes que tenía Yasmina. No me atreví a decirle sí, porque ella era en verdad un misterio y siempre nos sorprendía con algo nuevo. Yasmina revelaba ante los demás un perfil bajo, que la ayudaba a esconder sus poderes. Su sola presencia ante sus enemigos la presentaba como una diosa y generaba temor y miedo en los licans que la señalaron como la enemiga mayor de la secta satánica. No era la primera vez que ellos programaron su muerte y era el principal objetivo de los secuaces de Varko.

Daniel me invitó a que lo visitara al Parque de la muerte, que en realidad era el Parque de la Vida, de la Luz, el día domingo que tenía descanso. Así lo hice. Después del desayuno con tamales de chincha y panes de Oropeza (Cusco), le dije a Yasmina que el Unicornio blanco quería conversar conmigo. Ella no me preguntó porqué quería conversar. Solo me dijo que tenga cuidado con los licans que aparecen en el momento menos deseado. Le di un beso y me fui caminando. Menos mal que no vi a Lurok, el tejón pero sí me crucé con Simonal, el bueno que estaba tocando la guitarra en una de las bancas del parquecillo de la Artes. A su lado, algunas avecillas revoloteaban y se posaban cerca de Simonal. Continué mi camino, no vi al cernícalo, pero sí a Ludwig y Marietta que llevaban a Hans, su hijo camino, a su tienda. Ludwig me pidió disculpas por el acto bochornoso que ocurrió en la iglesia. Sonreí y le dije que no se preocupara y más bien lo felicitaba por la tremenda pateadura que le propinó al tejón malvado.

Ya había llegado al Parque del Unicornio e ingresé sin temor. Las luces del camino se hicieron más brillantes y apareció ese ser maravilloso, tan poderoso como sencillo, sabio y humilde. No le podía mentir porque leía mis pensamientos. Yo esperaba el gran mensaje de él. Lo acompañé a la orilla de la laguna donde crecían los tulipanes negros. Después de sentarme escuché su voz como un arrullo y pronunció con dulzura: Yasmina es mi nieta. La historia es larga y verídica. Ella, a pesar de todo, no lo sabe. La violencia contra su madre y el pueblo saharawi, le borró esta parte que le corresponde. Después, los crímenes de los licans la han mantenido siempre en guardia. Ella sabe que sus mortíferos enemigos han decretado su muerte a toda costa y siempre está en guardia para defender su propia vida y la de los demás. Su naturaleza  de mujer zooter es triple ; su padre, además de lobo tenía naturaleza caprina. Ella, además de loba, como su madre, era águila y unicornio como yo. Aunque tenía la capacidad de convertirse en cualquier animal, pero no lo hacía, a menos que las circunstancias o un peligro inminente la obligara. No había un solo ser de naturaleza  zooter triple. Solo Yasmina.

Aquel día de la matanza yo estaba en la acrópolis de Atenas. Tenía una convención de los hijos de Eleusis que es una secta fundada hace mucho tiempo por un filósofo y matemático griego Recuerdo que después de la última reunión, un terrible dolor de cabeza me causó una desesperación. No me había ocurrido nunca. Centré mi mente en mi pobre hija. Era demasiado tarde. Estaba muerta. Viajé de inmediato a Marruecos como un turista más. Sabía que mi nieta estaba viva y protegida por su padre, el conde Jorginho. Yo ya vivía en el parque y nunca pude traer a su madre porque tenía otros parientes y estaba identificada con el pueblo Saharawi. Su madre también vivió allí. La conocí en una de las islas griegas donde ella tenía un restaurante de comida árabe. Después de quedar embarazada, regresó a su pueblo y allí nacieron la madre de Yasmina y mi nieta adorada. Tengo una enorme deuda con Yasmina. Este parque le pertenece y cuando yo ya no esté en la Comunidad de San Patricio, ella tomará este lugar y será la protectora de la paz que tanto anhelamos. Ahora comprenderás por qué te cuento todo esto.

Después de esa valiosa conversación, me despedí del Unicornio y regresé al castillo para contarle a Yasmina todo. Ella ni las otras dos personas que leían el pensamiento, podían hacerlo dentro del Parque, porque estaba protegido. Así que cuando la vi,  la abracé y la besé y nos sentamos en el gran ventanal que daba al enorme jardín del castillo donde jugaban mis tres duendecillos y las brujitas de la Tía Morgana. Después de contarle a mi bella Yasmina, ella me abrazó y lloraba de felicidad y de tristeza. Jamás se imaginó que su abuelo estaba vivo y que podía convertirse en un unicornio. Ni siquiera se lo había imaginado. No lo había intentado todavía. Lo haría el siguiente domingo cuando visitase a su abuelo en el parque de los tulipanes negros.


                                                                                                              Eddy Gamarra Tirado

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