miércoles, 20 de mayo de 2015

Capítulo 70
Carmito en su salsa

Siempre educado y muy mesurado, Carmito se había apoderado totalmente de la oficina de Correos del CENTRADOM. Los informes llovían constantemente como si fuera una balacera contra los infortunados trabajadores. Estos comentaban en sus reuniones sobre los despropósitos del hombre de los papeles quien lanzaba a diestra y siniestra sus documentos con el aval de Cristo y todos los santos para que la Madona cubra con su manto sagrado  todos los trámites que lo llevarían en olor de santidad al purgatorio porque el cielo estaba lejos de la cofradía de los cartularios porque no había un patrón para ellos. Si hasta la virgen de las Mercedes fue designada para ser Patrona de los reclusos. A mí se me hace,  que el cándido Carmito, quería postular para ser un santo varón y tener un rinconcito al lado de los grandes como San Francisco de Asís, Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres. Él estaba seguro que su presencia demostraría de una vez por todas que San Pedro no era racista.

Yo me pregunto si a Don Dimas de la Tijereta le plantearon los paisanos de Lilith algún negocio que no tenga nada que ver con las almillas, porque en esta época ya no se usa. Lo cierto es que el buen Carmito, que de bueno no tiene nada, había viajado a las Huaringas para purificarse y dejar sus sudores que era el pan de cada día,  para convertirse en un nuevo hombre y competir con algunos de sus compañeros que se golpeaban el pecho constantemente, para tener abiertas las puertas del cielo y el CENTRADOM  y así llegar lo más rápido posible a sus objetivos propuestos.

A veces pienso que él y los amigos de su cofradía, confundían cielo con poder y dinero. Cada vez que iniciaban alguna reunión, oraban y oraban a punto de provocar una inundación con sus lágrimas que tuvieron que reforzar el equipo de Defensa Civil dirigido por Lurok para evitar una catástrofe. Menos mal para ellos que el tejón los iba a ayudar, por supuesto, con el apoyo de los licans, Anulia y sus secuaces. Claro está que Carmito de la Buena Cruz, redactaría toda la parafernalia documentaria que le diera validez y peso y que les iba a costar su cristiana voluntad. Con esas palabras y nombrando vocablos serios, podría disimular su satánico interés por el poderoso caballero. Se ha propuesto imitar a Libak,  para llevar un crucifijo que le pueda purificar y limpiar todos sus pecadillos y buscarse a algún fraile como Waleran Bigod, el personaje de Los pilares de la tierra, para ejercer en nombre de Dios el perdón solicitado.

Ahora el experto en trámite documentario ha propuesto a su jefe un diplomado virtual en forma obligatoria para todos los trabajadores del CENTRADOM. Él lo va a dirigir y la parte económica va a ser con su propio dinero y que su jefe no va a gastar nada. Más bien, firmará los certificados que se entregarán el mismo día del inicio del curso, como sucede en muchos cursos que se dan en la Tres veces coronada villa. Como es obligatorio, todo el mundo tiene que pagar para no perjudicar su currículo, así que una vez más el buen Carmito de la Buena Cruz, se saldría con la suya por los siglos de los siglos…


                                                                                                                                  Eddy Gamarra T.

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