Capítulo 69
El deshielo
Elisabetta
comprobó que Maribella salía sin compañía todas las noches y regresaba antes de
que saliera el sol. Le había advertido a su huésped que los licans siempre
estaban al acecho y que un encuentro fortuito podría ocasionar la muerte de
Maribella .Esta hermosa vampira que amaba la noche y también los muchachos
universitarios que salían tarde de sus clases, se había acostumbrado a preparar
sus ataques sin acompañamiento. Si bien es cierto que ellas no mataban a sus
víctimas como lo hacían sus antepasados, pero dejaban en algunos casos,
desangrados a los jóvenes.
Maribella
había estado resfriada y no había salido durante varias noches. Se retiró de la
Comunidad de San Patricio y se dirigió a la Universidad para acechar a sus
víctimas. Era las diez de la noche y observó a un muchacho apuesto que salía
solo y ella lo abordó. Como Maribella era muy bella y sensual, no fue difícil
ser aceptada por el muchacho. Le pidió que la acompañara por toda la avenida
porque quería caminar. Cuando el joven aceptó, ella le dio un beso en los
labios que removió todo el cuerpo del estudiante. Siguieron caminando cogidos
de la mano como si fueran dos tortolitos. En el camino, el estudiante se
detuvo, la abrazó y la besó con mucha pasión, Maribella no se resistió y una
sonrisa malévola se dibujó en sus labios. Se sentía segura de su objetivo. No
se percató que otros ojos la observaban. Varko y Varul también estaban por
aquella Casa de estudios y esperaban a dos doncellas para satisfacer sus
instintos y de repente, asesinarlas. Pero, la presencia de una de sus enemigas,
era más importante que las dos jóvenes. Varul sabía un secreto de Maribella que
le había contado un amigo de ambos de hace años. Cuando le contó a Varko, ambos
buscaron gasolina y fósforos y esperaron en un lugar estratégico para que
Maribella succionara la sangre de su víctima y después caerían ellos sobre la
bella vampira.
Así
fue. El estudiante le planteó a su bella acompañante ir a una hostal y pasar
ambos una noche feliz. Ella le dijo que sí y lo besó apasionadamente. Se pegó
al cuerpo del joven y buscó su cuello y mientras el muchacho jadeaba de placer,
Maribella le clavó sus colmillos y adormeció al infortunado amante mientras le
chupaba la sangre que le satisfizo enhorabuena. Cuando la vampira chupó la
sangre necesaria de su víctima, lo dejó sentado en una banca de la avenida y
decidió retirarse a la casa de Elisabetta. Estaba satisfecha y radiante. Ella
no se dio cuenta de los dos licans que le rociaban gasolina y la prendieron. Si
hubiera sido cualquiera de las otras, no hubiera ocurrido nada. Estaban
acostumbradas al fuego, pero Maribella, no. Al sentir el calor, se produjo la
metamorfosis. Ella se convertía en hielo y fácilmente se deshieló y se quebró
sin poder recibir el auxilio de sus compañeras. Los malvados licántropos se
retiraron rápidamente del lugar y no se dieron cuenta de la pulsera que tenía
Maribella y del llamado desesperado que esta emitió en silencio hacia
Elisabetta. Todas las vampiras de San Patricio salieron velozmente de la
Comunidad y se dirigieron al lugar donde yacía los restos acuosos de la bella
Maribella. Entre el charco de agua con perfume de colonia estaba la pulsera de
Maribella. Ninguna vampira pudo hacer nada contra sus enemigos. Solo quedaba la
venganza de ellas por la muerte de una de sus integrantes y planearían con lujo
de detalles su venganza. Esta vez, no le dirían nada a sus amigos de la manada
y los Dinos.
Eddy
Gamarra T.
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