miércoles, 20 de mayo de 2015

Capítulo 69
El deshielo

Elisabetta comprobó que Maribella salía sin compañía todas las noches y regresaba antes de que saliera el sol. Le había advertido a su huésped que los licans siempre estaban al acecho y que un encuentro fortuito podría ocasionar la muerte de Maribella .Esta hermosa vampira que amaba la noche y también los muchachos universitarios que salían tarde de sus clases, se había acostumbrado a preparar sus ataques sin acompañamiento. Si bien es cierto que ellas no mataban a sus víctimas como lo hacían sus antepasados, pero dejaban en algunos casos, desangrados a los jóvenes.

Maribella había estado resfriada y no había salido durante varias noches. Se retiró de la Comunidad de San Patricio y se dirigió a la Universidad para acechar a sus víctimas. Era las diez de la noche y observó a un muchacho apuesto que salía solo y ella lo abordó. Como Maribella era muy bella y sensual, no fue difícil ser aceptada por el muchacho. Le pidió que la acompañara por toda la avenida porque quería caminar. Cuando el joven aceptó, ella le dio un beso en los labios que removió todo el cuerpo del estudiante. Siguieron caminando cogidos de la mano como si fueran dos tortolitos. En el camino, el estudiante se detuvo, la abrazó y la besó con mucha pasión, Maribella no se resistió y una sonrisa malévola se dibujó en sus labios. Se sentía segura de su objetivo. No se percató que otros ojos la observaban. Varko y Varul también estaban por aquella Casa de estudios y esperaban a dos doncellas para satisfacer sus instintos y de repente, asesinarlas. Pero, la presencia de una de sus enemigas, era más importante que las dos jóvenes. Varul sabía un secreto de Maribella que le había contado un amigo de ambos de hace años. Cuando le contó a Varko, ambos buscaron gasolina y fósforos y esperaron en un lugar estratégico para que Maribella succionara la sangre de su víctima y después caerían ellos sobre la bella vampira.

Así fue. El estudiante le planteó a su bella acompañante ir a una hostal y pasar ambos una noche feliz. Ella le dijo que sí y lo besó apasionadamente. Se pegó al cuerpo del joven y buscó su cuello y mientras el muchacho jadeaba de placer, Maribella le clavó sus colmillos y adormeció al infortunado amante mientras le chupaba la sangre que le satisfizo enhorabuena. Cuando la vampira chupó la sangre necesaria de su víctima, lo dejó sentado en una banca de la avenida y decidió retirarse a la casa de Elisabetta. Estaba satisfecha y radiante. Ella no se dio cuenta de los dos licans que le rociaban gasolina y la prendieron. Si hubiera sido cualquiera de las otras, no hubiera ocurrido nada. Estaban acostumbradas al fuego, pero Maribella, no. Al sentir el calor, se produjo la metamorfosis. Ella se convertía en hielo y fácilmente se deshieló y se quebró sin poder recibir el auxilio de sus compañeras. Los malvados licántropos se retiraron rápidamente del lugar y no se dieron cuenta de la pulsera que tenía Maribella y del llamado desesperado que esta emitió en silencio hacia Elisabetta. Todas las vampiras de San Patricio salieron velozmente de la Comunidad y se dirigieron al lugar donde yacía los restos acuosos de la bella Maribella. Entre el charco de agua con perfume de colonia estaba la pulsera de Maribella. Ninguna vampira pudo hacer nada contra sus enemigos. Solo quedaba la venganza de ellas por la muerte de una de sus integrantes y planearían con lujo de detalles su venganza. Esta vez, no le dirían nada a sus amigos de la manada y los Dinos.


                                                                                                                                      Eddy Gamarra T.

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