Capítulo 64
Domingo
Todo
el sábado por la noche, Yasmina estuvo despierta. No podía dormir. Solo
esperaba el amanecer para ir conmigo al parque del Unicornio. No me atreví a
contarle que el jardinero de la Comunidad era su abuelo. Yasmina no podía leer
mis pensamientos salvo en caso de peligro extremo. Alguna vez me comentó que el
jardinero, cada vez que la veía, bajaba la cabeza. Ella intuía algo pero no lo
podía explicar. No era una mirada de miedo, tampoco de felicidad. Pero el fino
olfato de Yasmina captaba un espíritu
superior que se había formado en la escuela de Eleusis o de la India
brahmánica, como le explicó alguna vez su padre cuando hablaba de las siete
chakras que había leído en libros esotéricos de Serge Raynaud de la Ferriere o
el Kibalion.
Salimos
muy temprano y nos acompañaron Harally y Ghara, las haditas de la luz. Nos
fuimos a pie y disfrutábamos del paisaje de San Patricio. Por todas partes
árboles y flores. Los jardines exteriores de las casas resplandecían y las
flores parecían decirnos Buenos días. Al paso de Yasmina, las ramas de los
árboles le rendían pleitesía y enviaban aire puro a la nieta del mayor
protector de la Comunidad de San Patricio. A medida que avanzábamos, un coro de
loritos formó un corazón en el cielo y se dirigió rumbo al mar. Las haditas que tenían una voz angelical
cantaban “ Shape of my heart” . Después de aquella larga caminata, teníamos
frente a nosotros la mansión natura del unicornio blanco. Los arbustos se
abrieron suavemente e ingresamos al parque. Las haditas detrás de nosotros,
después de terminar su canción, aguardaban al maestro. Allí estaba el sendero
de luz que se hizo más intenso y se escuchó los cascos del unicornio quien
venía acompañado de los animalitos del parque que emitían sus sonidos de
alegría para darle la bienvenida a la nieta del maestro de la Comunidad. Cuando
el unicornio se detuvo, los animalitos guardaron silencio y se escuchó la voz
del abuelo que le decía a Yasmina . Salema aleikun!...Yasmina contestó Aleikun
salema! Y se arrodilló frente al bello animal y terminó en un llanto que me conmovió
tanto que no supe qué hacer. El maestro de San Patricio nos dijo que nos
pusiéramos de pie porque esta mañana era el inicio de un nuevo día, de una
nueva era en este mundo mágico. Se dirigió a la laguna de los tulipanes y le
ordenó a Yasmina que ingresara a las aguas de la laguna. Ella obedeció en
silencio. Le pidió que se zambullera en las aguas que despedían un aroma tan
agradable que su olor nos cubrió a todos. Las haditas se acercaron y formaron
un círculo de luz alrededor del lugar donde Yasmina se zambulló. De pronto, el
silencio inundó el parque por unos segundos y brotó de las aguas un bello
animal plateado con las mismas características del unicornio blanco. Ghara y
Harally cantaban “Oh fortuna” y las voces de los animales del parque y los delfines
de la laguna que salían, cantaron como si fueran integrantes del coro angelical, este bella canción, llamada Carmina burana, del músico alemán Carl Orff.
Los
dos unicornios juntos me dejaron extasiado y maravillado y mis ojos llorosos de emoción veían con tanto
cariño al abuelo y a la nieta en este parque de la vida. Cuántos años habían
transcurrido para que se produjera este gran momento que hizo al unicornio el
ser más feliz de la Comunidad de San Patricio. El unicornio plateado me veía y
de sus ojos brotaban una mirada maravillosa
que yo captaba con lo que ella estaba pensando y me hacía muy feliz. El
unicornio blanco me pidió le dejara con su nieta unos minutos e ingresaron al
interior del parque y cabalgaban y relinchaban de felicidad. Los animalitos del
parque trajeron tunas, nísperos, chirimoyas, piñas, duraznos y fresas para que
me sirviera y llevara a Nicole, Sandra y Antonella. También trajeron higos para
Mick, Tanger y Collins. No sé cuántos minutos pasaron, pero regresaban abuelo y
nieta y delante de todos nosotros, una niebla cubrió a Yasmina y después de
limpiarse, estaba Yasmina en su forma humana y corrió hacia mí y me abrazó muy
feliz y el unicornio blanco nos dijo que volvamos pronto que él y Yasmina
estaban interconectados y que sabía que los licans iban a usar magia negra para
enfrentarse con la comunidad de lobos y sus amigos. Nos retiramos del parque
renovados, con el perfume que la naturaleza nos brindó y con Yasmina que
realizó su segunda metamorfosis, luego de bañarse en las aguas mágicas de la
laguna azul y en presencia de su abuelo, el unicornio blanco.
Eddy Gamarra T.
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