miércoles, 20 de mayo de 2015

Capítulo 72
 La garrapata

Nadie sabe quien la trajo ni cómo llegó a La Comunidad. Lo cierto es que se fue a vivir cerca del barrio de las serpientes. Las malas lenguas decían que la había traído Anulia; otros señalaban a Jurgen de Hannover el enigmático alemán,  que necesitaba una espía en el Departamento de Humanidades. Lo cierto es que ella estaba aquí con todas sus baterías y chismes para ser enviados lo más pronto posible.

Aunque su nombre era Dorotea, la gente de la Institución la bautizó como “garrapata” debido a las funciones personales que tenía. Sin embargo su naturaleza zooter era doble: serpiente pitón y…garrapata. Ella era pequeña, regordeta, de rostro pecoso, tez colorada, risa contagiosa, lasciva y cabello ensortijado. Coqueta como ninguna, desarrolló su papel de seductora hacia todos aquellos que tenían que ver con la asesoría del CENTRADOM. Envió proyectos de carácter político, religioso, histórico, literario y matemático para poder demostrar a los demás que ella era la persona indicada para dirigir los designios de este famoso Centro de Trámite Documentario. El único que no estaba de acuerdo con este estilo de reptar y subir de Dorotea,  era Carmito de la Buena Cruz. Cuando Carmito descubrió las malas intenciones de la garrapata, rezó 20 padrenuestros y cuarenta Avemarías para que el Señor le dé fuerzas y logre aplastar a este insecto que le estaba poniendo piedras en el camino. Lo que no sabía Carmito de la Buena Cruz era que la sensual Dorotea que se jactaba de ser pretendida por muchos habitantes de la Comunidad tenía doble metamorfosis. ¿Qué haría un pollito gordo, aunque grande,  frente a una venenosa pitón de puntos marrones por todo su cuerpo?

Los proyectos de la garrapata no fueron aceptados por la Directiva. Entonces cambió de táctica y en los cursos a los que asistía le decía a los especialistas que ella leía cincuenta a sesenta libros por mes. Este informe de la susodicha entristeció hasta la depresión a Jonathan Squirrel, uno de los pocos lectores que había en aquel instituto de papeles, lástima que defendía en cuerpo y alma las excentricidades de Mr. Kanter. La concurrencia ingenua e ignorante miraba con respeto a Dorotea y ella sacaba sus chifles y masticaba con orgullo porque sentía que los demás no estaban a su nivel.

Otra forma de ganarse los aplausos de los asesores fue defendiendo los proyectos de sus jefes ante los trabajadores. El más contento era el nazi Jurgen de Hannover. Estaba tan contento que su emoción le llevó a devorar en el almuerzo doble ración de arroz con frejoles y cinco panes, además de dos litros de agua gaseosa. No importa que sean absurdos y que solo sean papeles y más papeles, elucubraba la garrapata. Los jefes tenían razón…y punto.

Una de las integrantes de su equipo que le había dicho en su cara por qué defendía tanto a los jefes fue mordida al día siguiente, para ser más específico,  por una serpiente. La suerte fue que Jorginho que era un experto en suero antiofídico la atendió gracias a los duendecillos que la encontraron tirada en un parque cerca al barrio de las gaviotas. Si el Conde no hubiera estado en la Comunidad de San Patricio, la pobre gaviota que recién había venido a trabajar, estaría muerta.

¿Quién podría ser la culpable de esta mordida venenosa?...Dorotea, la garrapata que empleó sus dos metamorfosis para llegar a su víctima. Primero se convirtió en una garrapata y viajó prendida en el abrigo de la pobre gaviota llamada Chateau. Una vez que Chateau estaba cerca a un parque y no había personas cerca, la maléfica serpiente hizo de las suyas y mordió a la pobre ave.
Yasmina le dijo a su padre que el ataque lo realizó esa mujercita llamada Dorotea y que tiene doble naturaleza zooter: garrapata y serpiente. Ahora, Chateau descansa por unos días en el castillo del Conde hasta que se recupere del todo y pueda regresar al barrio de las gaviotas donde todas trabajan en el CENTRADOM.

                                                                                                                                Eddy Gamarra T.

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