Capítulo 83
El viernes de Carmito
El
domingo de ramos, los habitantes de la Comunidad de San Patricio fueron a misa
y llevaron sus ramos para que el cura los bendijera. En el atrio de la iglesia
encontramos a Ludwig y Marietta que se encargaron de vender los ramos a la
mayoría de los habitantes de la Comunidad. Los había de todo precio y la gente
estaba contenta con el trabajo de Marieta y su familia. Su esposo se encargaba
de convencer a los fieles y saludar a sus amigos. Este año, a solicitud de
Carmito de la Buena Cruz, se iba a escenificar la pasión y muerte de Jesús. El
CENTRADOM iba a participar en Jesucristo
superstar, una obra preparada por el buen Carmito. Las más jóvenes de las
gaviotas, lornas y cojinovas iban a formar parte del pueblo. Una de las
gaviotas más bellas tendría el papel de María y otra ave de piel de ébano, iba
a ser de María Magdalena. Algunos asesores harían la representación de Pilatos,
Caifás, Anás. Invitaron a Angelito para que represente el papel de Judas. Él no
estaba de acuerdo. Lo escogieron porque tiene buena voz. A regañadientes,
aceptó. Sin embargo, muchos de los integrantes del CENTRADOM se preguntaban
¿Quién iba a representar a Jesús?...Nadie daba con la respuesta. Era un
secreto. Pero en aquel lugar los secretos son los que más rápido se saben.
Varios se ofrecieron para la representación del protagonista. Algunos de ellos
como Jonathan Squirrel, Robert Chang, Jurgen de Hannover, Alberto de Sajonia y
otros se ofrecieron. Ellos tenían cualidades para el papel principal, pero
Carmito los fue eliminando por razones nimias como muy gordo, muy viejo, demasiado
feo, muy achinado. Al final seguía la selección pero según el Jefe de trámite
documentario, ninguno tenía las condiciones para representar a Jesucristo
Superstar.
Cuando
llegó el día de la representación, la sorpresa fue grande: ¡Carmito de la Buena
Cruz! Cargaba el madero. Derramaba sudor, como siempre, y lágrimas. Falta la
sangre, dijo Ludwig. La gente estaba
sorprendida por el nuevo personaje. Carmito estaba feliz y lloraba de alegría,
no de tristeza; sudaba como nunca, porque rogaba a Dios que la Comunidad lo
acepte como tal, porque todos somos hijos de Dios. Algunos racistas –entre los
licans-despotricaban del pobre Carmito que había preparado la obra con empeño, esfuerzo, sacrificio e interés . Los
intermedios que eran corregidos constantemente por el espíritu papeluchero del
señor de la Buena Cruz, aprovechaban la coyuntura para criticar a su jefe. Los
encargados de lanzar los azotes, se ensañaron contra Carmito que al final de la
obra, el pobre Carmito tuvo que faltar una semana después de Semana Santa, para
curar sus heridas de sangre, con un viejo chamán del norte que le había
recomendado un amigo suyo que le llamaban “El capellán de la mafia”. A pesar de
todo, los licans se refocilaban con las heridas de Carmito y este lo soportó
todo para poder escalar un peldaño más en el CENTRADOM.
Eddy Gamarra T.
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