martes, 23 de junio de 2015


Capítulo 98


La procesión

Durante una semana Micki, Tanger y Collins exigían a sus tías protectoras para acudir a la procesión en el mes de la Virgen. Todo el colegio se estaba preparando y habían dado su cuota para comprar flores, globos y velas. Antonella, Sandra y Nicole no querían dar la autorización desde aquella vez en que Micki hizo de las suyas y provocó la risa del alumnado y profesores cuando elevó al curita como si fuera un milagro. Micki no se daba cuenta que podían descubrir los poderes de él y sus hermanos. Los duendecillos lloraban cada vez que las chicas decían ¡No!...Don Juan de Aviraneta salía en defensa de estos granujas al afirmar que era su último año y que los duendecillos formaban parte de la Promoción. Nicole que era muy emotiva, lloraba junto a los trasgos. Al final, las tres autorizaron que Micki, Tanger y Collins asistieran a la procesión. Les prometí que iba a ir para vigilar a mis pequeños gnomos. El día esperado contaba con un sol radiante. Los chicos y chicas de la Promoción estaban felices con sus polos turquesas y su polera blanca. Los tutores y las Madres de Familia habían trabajado para que la procesión de la virgen María sea del agrado de todos. La participación era de todos los profesores y el personal administrativo y de servicio. El Padre Director pidió a los profesores de religión que escogieran entre los alumnos de la Promoción a tres muchachos que tengan cara de angelitos y que no sean muy altos. Jamás pensé que escogieran a mis tres pequeños. Aunque Micki estaba más alto que sus hermanitos, los tres fueron escogidos. Yo rezaba a San Patricio que no ocurra nada que tenga que lamentar. Allí estaban los tres con su vestimenta roja y blanca de sacristanes. Cuando los Padres de familia los miraban, ellos ponían una cara de criaturas angelicales que solo faltaba su aureola. Se me ocurrió mirar con profundidad a Collins que él no pudo resistir, miró a la virgen y a los demás y arrancó en un llanto que conmovió a Tanger y a Micki y los tres lloraban mientras los estudiantes cantaban: ¡Ave…Ave…Ave María!...¡Ave…Ave…Ave María!

A la hora en que un curita echó incienso, Micki, Tanger y Collins levantaron sus manos izquierdas y dijeron al unísono: “estornudo, estornudo para el cara de embudo.” El curita invitado estornudaba, los chicos y chicas que cargaban el anda, estornudaban. Las mamás que llevaban las flores, estornudaban. Los muchachos de la banda, estornudaban y no podían tocar. El jefe de la banda estornudaba tanto que le dio hambre y sacó un pan con camote de su bolsillo para curar el estornudo. Las autoridades estornudaban y los demás estudiantes que veían la procesión, reían a mandíbula batiente. Yo sabía de dónde venía el problema, así que me acerqué a los acólitos y les hice una seña de amenaza. Los tres angelitos de mi responsabilidad volvieron a levantar las manos y dijeron : “Brikití, brikitá, brikitabe…que el estornudo se acabe”,  y todos cesaron de estornudar y reír. Mientras tanto el jefe de la banda de música terminó su pan con camote y continuó la procesión: ¡Ave…Ave…Ave María! …¡Ave…Ave…Ave María!

Era difícil pedirles a los duendecillos que se portaran bien. Por más que les rogara y amenazara. No iban a cumplir su promesa. Menos mal que todos culparon al incienso que echó el fraile y que lo habían comprado en La Parada. Decían que el incienso era de mala calidad y que algún hereje vendedor de incienso les había mezclado semillas de ají, rocoto y pimienta para que esto ocurriera. En cuanto a los sacristanes escogidos terminaron el recorrido de las estaciones con su carita de “yo no fui” y los alumnos y alumnas de la Promoción obsequiaron a la virgen una hermosa corona y bellos mantos tejidos por las Madres de Familia. Como broche de oro, los estudiantes de la Promoción se tomaron muchas fotos con los profesores y sus familiares. Micki, Tanger y Collins que fueron los que más se divirtieron recibieron un castigo ejemplar de Sandra, Nicole y Antonella. No comerían higos durante un mes. Todavía se escuchaba en los corazones de los duendecillos la canción de la virgen: “ ¡Ave…Ave…Ave María!¡Ave…Ave…Ave María!


                                                                                                                             Eddy Gamarra T.

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