martes, 23 de junio de 2015

Capítulo 94
                                                                     La idiosincrasia de Hectorius

Pequeño y siempre sonriente. El cabello hirsuto y corto, siempre peinado como un niño bueno, la mirada amigable y sus palabras listas para tomar el pelo a algunos de sus amigos. Zooter como la mayoría de los habitantes de San Patricio. Su metamorfosis correspondía al cuy, pero era un animal grande que infundía respeto a sus amigos y enemigos. Era muy cercano a los Dinos por su amistad con el conde Nolberto y su don de gente. Recibió el Cargo de Auditor Mayor del Reino, aunque no había ningún reino,  pero así se llamaba el cargo y lo ostentaba con mucho orgullo. En algunas oportunidades, el conde Jorginho lo invitaba a sus fiestas o reuniones sobre la seguridad de la Comunidad. Hectorius siempre opinaba sobre estos temas porque conocía bastante. Además, el cargo que ostentaba lo tenía entre tirios y troyanos. Asistía a las sesiones de Mr. Kanter y sus asesores como a las de Jorginho. Crítico del CENTRADOM hasta cierto límite en el que no se atrevía a arriesgar su puesto. Como toda autoridad, era un candidato más para ocupar la gerencia del Centro de Trámite Documentario.

Su pasión era la gastronomía y siempre invitaba a los Dinos a su famosa “Olla de tierra” o pachamanca. La última vez que asistimos pudimos disfrutar de las humitas saladas y dulces, las habas, papas con una crema de rocoto que preparó Yasmina. También degustamos carne de res, chancho, pollo con un aderezo que solo Hectorius conoce y que lo heredó de su suegro. Todo esta comida maravillosa acompañada de vino, cerveza y chicha de jora, de acuerdo al gusto de los invitados.

Simonal de Mato Grosso amenizó la pachamanca con música de su país y de la sierra. Su guitarra provocó a Jorginho que cantó en portugués, español y quechua como aquella Vicuñita de alta puna, que tan bellos recuerdos le traía. Sandra, Nella y Nicole bailaban música andina mientras Yasmina con su embarazo disfrutaba contenta del espectáculo. En medio de la fiesta, se me ocurrió consultar mi reloj y pude ver en la pantallita circular a Lurok que visitaba a la vieja cobra que tenía gran parte del cuerpo con secreciones que despedían un hedor insoportable. Las otras serpientes no la visitaban a pesar de vivir cerca de Anulia. Asteris no soportaba el olor mefítico de su amiga, así que inventaba uno y otro pretexto para evitar estar cerca de su jefa. Solo cuando la vieja cotorra, comadre de Anulia,  traía abundante comida, la mamba negra llegaba puntual a su casa para no perderse nada de los platos que traía la Vilanova.

Aprovechamos la comilona que nos brindó el conde Hectorius para conversar sobre algún plan que tuvieran los licans contra la seguridad de Yasmina. Lurok y sus otras compañeras ya habían informado a la desdentada cobra sobre el embarazo de Yasmina. Los exabruptos de Anulia estaban dirigidos no solo a las haditas por haberle causado las secreciones con su polvillo dorado, sino contra Yasmina por considerarla  su enemiga principal. Yasmina lo sabía y lo comentó con su padre y conmigo. Jorginho aprovechó esta coyuntura para manifestar sobre sus avances sobre los ungüentos y brebajes que había preparado gracias al maestro del bosque quien le había proporcionado este material extraído de algunos árboles de la isla.

La amistad de los Dinos se mostraba indisoluble y el pacto que teníamos con Elisabetta, Rowina, Alejandra y Agnezka, las bellas vampiras, nos daba más confianza para enfrentarnos a la indiferencia de los asesores e intermedios y a la malhadada organización de los temibles licántropos que atacaban constantemente a las pobres gaviotas que tenían como característica principal su belleza y su miedo aterrador hacia los encargados de seguridad del Centro.


                                                                                                                                 Eddy Gamarra T.

No hay comentarios:

Publicar un comentario