martes, 23 de junio de 2015


Capítulo 97


Pietro di Siracusa

Agnezka estaba contenta de haber participado en la expulsión de Libak de la aldea. Si bien es cierto que ella dio el último golpe al feroz licántropo, pero también es cierto que al sacarlo de la casa, el belitre monstruo chocó contra unas  herramientas de labranza que le ocasionaron heridas en el rostro que él tanto cuidaba.

Elisabetta llamó la atención de Agnezka por haber permitido que el badulaque integrante del equipo asesor huyera, a pesar de las heridas que le ocasionaron las vampiras. Agnezka se sintió culpable, sin embargo Elisabetta la animó y le hizo recordar a la bella Maribella que fue asesinada por los licans y que deberían cuidarse todas porque uno de los estilos execrables de estos facinerosos es la venganza.
Transcurrió un mes. Los aldeanos después de enterarse de la malévola incursión del asesino, tuvieron una reunión de emergencia dirigida por el yerno del jefe de la aldea. Reforzaron su sistema de seguridad y solicitaron ayuda del jefe civil de la Comunidad. Aquel día, Ludwig fue convincente. Empezó con un estilo sobrio y estas famosas palabras: “ Dos cosas puntuales.”  Cada vez que empezaba con estas palabras, el número dos se multiplicaba, el tiempo, también y Marietta le tenía que pasar la voz para que no sea tan largo su discurso y porque debían ir a la tienda y había mucho trabajo. Ludwig no le podía decir que no a la bella Marietta. Lo que sucedía era que él había sido un gran orador en la Universidad de Berlín y quería recordar sus buenos momentos. Marietta le tomó de las manos y le dijo “Ti amo”, Ludwig, adoptó la pose de un joven Werther y le contestó “Ich liebe dich”.

La dulce Agnezka tenía que salir de la Comunidad para visitar las boticas de la Ciudad…y comprar sus cosméticos que ya se le habían acabado. Tenía el rostro muy pálido. Hacía mucho tiempo que no salía en sus correrías nocturnas para darle color a su piel. Las cosas habían cambiado para las vampiras. Estas eran intelectuales y trabajaban en la Universidad. Su belleza atraía a los jóvenes y de vez en cuando tenían un romance que acababa con una porción de sangre para darle ánimo a  su vida. No terminaban en desangrar a sus sutiles víctimas. Sus antecesoras europeas arrastraban una historia negra de crímenes y persecuciones que tuvieron que huir a América del Sur y llevar una vida distinta de las anteriores. Elisabetta y sus amigas vivían en residencias con grandes comodidades y entregadas al mundo intelectual, lejos del odio de sus más encarnizados enemigos, los licans, quienes fueron sus esclavos durante varios siglos en la Edad Media y Moderna, pero la persecución que sufrieron los vampiros en los siglos últimos, le dio razones a los licans para conseguir su libertad y desatar una ola de asesinatos por toda Europa.

Agnezka que sabía de memoria la persecución y juicios que soportaron las vampiras, al igual que las brujas, siempre solía estar en guardia para cualquier ataque. A pesar de las recomendaciones de Elisabetta,  Agnezka olvidó los principios básicos de la seguridad vampírica. Su pasión por los cosméticos distrajo las normas esenciales del código vampírico, así que paseó por las grandes tiendas de la Ciudad de los Reyes, y el tiempo transcurrió rápidamente que la dulce Agnezka parecía una niñita que paseaba por la ciudad en busca de su muñeca.

Lloviznaba y el viento era fuerte. La humedad hizo que ella sintiera frío. Ingresó a una cafetería y bebió un exquisito café de chocolate del pueblo de Villa rica. Después de visitar decenas de tiendas, compró sus cosméticos y se dirigió a la playa de estacionamiento. Este lugar era oscuro, pero ella no tenía temor. La penumbra era su luz, sin embargo, no había gente como en las tiendas y allí fue atacada por la vieja cobra y sus secuaces. La rodearon convertidas en serpientes y Agnezka se transformó en una vampira que a pesar de su velocidad, tuvo dificultades para enfrentarse a Dorotea, Asteris, Tránsito,  Anacé y sus amigos Lurok, Wanda y la Vilanova, quienes estaban enterados de las quejas de Libak y esta vez, se iban a cobrar revancha por todas las heridas que le ocasionaron al hacker del equipo de seguridad. La primera en atacar fue la mamba negra, después la garrapata que como era tan chiquita, se dirigió a los pies de la vampira y la mordió con el hambre de una semana.  Tránsito o “La shushupe” solo se deslizaba de un lado a otro, pero no atacaba. La anaconda  envolvió a la vampira y la estaba asfixiando y las aves malditas la llenaban de picotazos y la tuvieron desarmada y lista para que Anulia le diera la mordedura con su letal veneno. En esos instantes algo veloz tomó a la vieja cobra y la lanzó por los aires. La Vilanova voló y atrapó a la cobra que por su peso cayó sobre el techo de un vehículo y aplastó a su comadre. La mamba negra se lanzó contra ese intruso y pretendió morderle pero fue esquivada con rapidez y un mordisco le arrancó parte de la piel que cayó malherida. Anacé soltó a la vampira y se escondió para ver de quien se trataba. Agnezka culpaba de su mala suerte al uso indiscriminado de cosméticos. De nada le sirvió a Anacé esconderse porque aquel ser vestido de negro y con una capa  del mismo color, la ubicó y atacó con furia. Anacé se enroscó para soportar los golpes y la garrapata se transformó en serpiente y cuando cogió de un pie al intruso, Agnezka que había reconocido a su salvador, tomó fuerzas y cogió a Dorotea y la lanzó de la misma manera que lo había hecho con Libak. Lurok ya había huido de la playa de estacionamiento. En el camino estaba preparando las disculpas de siempre y Anulia emitió un grito perceptible solamente por sus secuaces y huyeron del lugar.

Cuando la paz llegó a la playa, Agnezka vio a su héroe quien se acercó a ella y le dio un abrazo y un largo beso. Agnezka casi se desmaya y con la emoción de una cándida muchacha le preguntó al hombre apuesto vestido de negro, ¿Quién era? Él le contestó : Pietro di Siracusa para servirte y le dio otro beso. Agnezka que recordó su viaje por Italia, recordó al primo de Elisabetta y se sintió la vampira más dichosa de toda la tierra. Pietro la acompañó a la Comunidad. Antes de ingresar, Agnezka le preguntó  con temor y tristeza si era zooter. No, pero soy vampiro, le dijo Pietro, el nuevo personaje de la Comunidad de San Patricio e ingresaron por el arco mágico, sin dificultades.


                                                                                                                             Eddy Gamarra T.

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