sábado, 29 de agosto de 2015

Capítulo 142
”Che me chube…che me baja”

La aldea tenía una buena cantidad de niños que acudían a la escuela en la Ciudad…El Auditor Mayor y el conde Jorginho tuvieron la gran idea de construir con la ayuda de los Dinos una canchita de fulbito, otra de vóleibol y baloncesto. También pensaron en un viejo maestro que era zooter pero vivía retirado con sus hijos en algún distrito de la Ciudad…Este señor que amaba los deportes en especial el fútbol, tenía la metamorfosis de un chimpancé y como tenía un carácter alegre, sería la persona más idónea para enseñar a los niños de San Patricio. Menos mal que la temperatura de la comunidad se adecuaba a la de la costa, pese a tener productos de la sierra y la selva. Si hubiera mucha altura, el mono Rafo no podría respirar con facilidad. Ya había ocurrido hace unas décadas cuando viajó con sus estudiantes al Cusco. En el momento de subir a Machu Picchu, al pobre mono le faltaba el aire y como tenía una manera tan peculiar de pronunciar las palabras, pidió auxilio a sus compañeros y les decía con dificultad. “Che me chube…che me baja”.

En verdad, era gracioso y se ganó el cariño de sus estudiantes y compañeros de trabajo, mientras no hubiera un préstamo de por medio, porque siempre andaba con dificultades económicas y lograba convencer a las personas de su entorno para un pequeño préstamo con palabras como : “Tú sabes como soy yo…Mañana mismo te pago, a más tardar, el viernes”. También agregaba: “Tú eres mi compadre espiritual y no te voy a fallar. Ya nos conocemos mucho tiempo. Nunca te he fallado”.

Los sábados eran para él su día de la purificación, su shabatt.  Andaba en buzo, su maletín y su infaltable cigarrillo entre los dedos. Siempre con la sonrisa en los labios. Aunque los aprietos económicos lo golpeaban constantemente, él siempre con la chispa, la risa a la orden del día. Sus alumnos de antaño recordaban de buen humor cuando les decía que si no estudiaban les iba a poner “Chero…chero”. Por un tiempo le decían “Chero, chero”, o cuando lo llamaban sus amigos, más atendía al apodo de mono que a su nombre Rafo. Pues él era la persona indicada para enseñar a los niños de San Patricio fútbol y otros deportes.

Los Dinos estaban contentos con esta contratación. Le iban a dar una casa para que viva con su familia y le advirtieron sobre la presencia de los licans que él ya conocía y que probablemente sería amenazado por Varko y sus secuaces. También le pusieron en aviso sobre las serpientes que coqueteaban a sus víctimas para después matarlas. El mono Rafo fue invitado a la casa del conde Jorginho y se encontró con varios amigos y le hablaron sobre las normas y la vida en la comunidad que él ni siquiera sospechaba. Pudo comprobar que había dos fuerzas en la comunidad: Los Dinos y las fuerzas del mal. Los Dinos estaba constituido por el conde Jorginho, amigos y su familia y las fuerzas del mal tenía a los licans, serpientes, espías, amigos. Entre unos y otros  estaban Mr. Kanter y sus asesores que apoyaban a los licans indirectamente y los intermedios que no participaban en mayoría de las fuerzas del mal. El objetivo de los licans y sus secuaces era apoderarse de San Patricio, aprovechando que Mr. Kanter no estaba enterado de sus crímenes y que los asesores callaban para no perjudicarse. Los Dinos, que es como llamo a todos aquellos que luchan por la justicia y la paz en la comunidad de San Patricio, no iban a permitir los objetivos demoníacos de estos monstruos que cada día perdían fuerzas y buscaban entre los intermedios gente que los apoyara, o por las buenas o por las malas.

El profesor de los niños de la aldea sería más adelante mudo testigo de la destrucción total de las fuerzas del mal y el alejamiento definitivo de Mr. Kanter del CENTRADOM. Muchas cosas cambiarían y vendrían nuevas aguas a regar el río de la tranquilidad y la paz en la comunidad mágica de San Patricio.


                                                                                                       Eddy Gamarra T.
 Capítulo 141                                 EL REGRESO

La mañana del lunes encontramos en la puerta del arco mágico un zooter más. Los mayores de cuarenta años lo conocían, en cambio, los jóvenes no sabían de quién se trataba. Tenía experiencia como alguacil de entrada cuando trabajó varios años en el CENTRADOM. Su Espíritu juvenil, el fútbol y las faldas lo llevaron a cometer errores que pagó muy caro. Se refugió en la religión con la ayuda de sus familiares y había cambiado bastante que el conde Jorginho y el Auditor Mayor decidieron darle una oportunidad en el arco mágico para apoyar a la Cigüeña vieja, que en verdad, no estaba vieja sino que desde que su cabello se tornó blanco, sus amigos más cercanos lo bautizaron como tal.

Celestino procedía de la rama genealógica de Incitatus y Neso, pero también estaba en sus venas la sangre de Babieca, un famoso caballo. Así lo llamaban en todas partes porque cuando jugaba al fútbol, era muy veloz. Sí, tan veloz que no se daba cuenta dónde estaba el arco y en el momento de patear, la pelota,  se iba a cualquier lugar, menos al arco. Nunca supe cuál era su apellido, me temo y sospecho que Mendoza, porque tenía las mismas características que un antiguo zooter que se dedicó al balompié, pero no era un caballo como Celestino sino un cóndor de poca visión..

Siempre recordaremos que en una oportunidad que jugaba por el equipo de su Institución, faltaba menos de un minuto para acabar el partido y como Caballo, era el más veloz, le dieron pase de gol y todos esperaban con gran expectativa el gol del triunfo. Caballo avanzó, se llevó a uno, dos, tres y estando frente al arquero del equipo rival, pateó en dirección al arco-según cuenta él- y la bola se fue a la tribuna. El administrador anterior de la Institución-al final del partido- le gritó con ira:

“Tú no eres un caballo…no eres un caballo. Tú eres un burro…un burro”. Esta anécdota que recuerda al maestro del hermano del compositor Leoncavallo, quedó grabada en la mente de los Dinos que estuvieron presente y que disfrutaron de aquel partido y gracias a esta anécdota , lo teníamos en la entrada de la comunidad de San Patricio, ya no para jugar sino para cuidar.

Ninguno de los principales caballos de San Patricio afirmó su grado de parentesco con Celestino. Jorginho preguntó a Lapitt y Luis Alberto de Sajonia, ellos negaron su relación familiar. También le preguntó a Caballo loco de la Colina azul, y contestó lo mismo. Los tres le deseaban lo mejor a Celestino con tal que no esté acosando a las bellas zooters de la Comunidad.

Celestino había jugado muchos partidos con los licans y había participado de las juergas y francachelas de estos con mujeres. Celestino era muy observador y si bien es cierto que se reunía con ellos, pero buscar jovencitas fuera de la comunidad para sus apetitos infames y mezquinos, él no estaba de acuerdo porque uno de los licans lo quiso comprometer con la muerte de una doncella, y él se opuso. De un momento a otro, el equipo de seguridad de la Institución presentó un informe exhaustivo sobre el comportamiento del guardián Celestino con las trabajadoras y Madres de familia del CENTRO. Recibió amenaza de muerte  si es que contaba algo sobre sus fiestas e intenciones protervas. El pobre que sabía que la mayoría del equipo de seguridad se metamorfoseaba en licántropo, no quiso correr riesgo. Él era un caballo y no quería que le vuelvan a decir “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Le regaló a la secretaria de la Institución un peluche de un corcel negro. Ella le informó sobre las amenazas de los licans, pero no estuvo de acuerdo con el regalito y se lo encaró antes de que él renunciara. Celestino le contestó: “A caballo regalado no se le mira el diente”.

Los Dinos tuvieron una larga conversación con el Caballo y él les proporcionó datos muy importantes sobre las autoridades del CENTRO, el equipo de seguridad y sus aliadas las serpientes. También les informó sobre algunas intermedias que visitaban frecuentemente a los asesores para darles información sobre la idiosincrasia de las gaviotas y otras aves que comentaban sobre los sueldos irrisorios  y del acoso constante de los licans hacia ellas.

Cuando Celestino fue visto en la entrada mágica por licans y serpientes, tanto unos como las otras se acercaron con aire de pocos amigos y le preguntaron entre otras cosas:

-¿Qué haces aquí?”
-El caballo les contestó-este es mi nuevo trabajo y cuento con la anuencia de los Dinos y la protección de los miembros más conspicuos de la comunidad de San Patricio, en caso de cualquier amenaza, ataque o agresión salvaje de algún zooter. Varkolak le advirtió a Celestino: “Guerra avisada no mata gente”. Todas las amenazas de los licans contó el caballo a los Dinos y ellos ya sabían lo que tenían que hacer. La guerra había sido declarada hace tiempo y los Dinos estaban desarrollando su plan de expulsión final de los licans y las serpientes de la comunidad de San Patricio. El caballo en muestra de agradecimiento a sus nuevos patrones lanzó un relincho que causó hilaridad desde los trasgos juguetones hasta las vampiras que también estuvieron presente en la reunión.


                                                                                                             Eddy Gamarra T.


Capítulo 140
El juicio

El día estaba opaco y la llovizna castigaba la mañana. Los habitantes de San Patricio se levantaban temprano. Los intermedios se iban al CENTRADOM a trabajar. Algunos en sus autos;  otros, salían a pie para tomar el microbús. Los licans entraban más tarde y los asesores ingresaban a cualquier hora, pero era costumbre levantarse temprano para dirigirse al CENTRO. Los aldeanos madrugaban y se dirigían a los campos para arar la tierra. Yasmina ya estaba despierta para preparar el desayuno y atender a Hasán.
Muy pocos se quedaban en la Comunidad. Uno de ellos, Jean Pierre, se dirigía a la Planta para cerciorarse del buen funcionamiento de la luz eléctrica. Sin duda, las noches en San Patricio tenían más luz y las calles ya no estaban tan oscuras. Los parques eran visitados con más frecuencia , en especial aquel donde estaba la imagen del rey de Gales y donde iban con frecuencia los trasgos y las hadas, además de Andreínha, Janice y Maluxa.

Uno de los nuevos trabajadores que había llegado al CENTRO como corrector ortográfico de los documentos en español había salido con su morral a los servicios higiénicos. A pesar de estar enterado sobre las normas de tiempo, rezo,  peso, uso sin abuso del baño creadas por el beato Carmito de la Buena Cruz, quien solía decir a sus amigos más cercanos que era Marqués de Kentucky, aunque después se comprobó que era falso porque había nacido en Cañete, sacó de su morral un libro sobre la civilización del espectáculo de MVLL. Como estaba tan interesante este ensayo, continuó con la lectura y se olvidó del tiempo límite y siguió por más de media hora con el libro. Para mala suerte del muchacho, Carmito había estado buscando la manera de recuperar su tiempo perdido y de ganarse la confianza de Mr. Kanter. Había observado que uno de los baños estaba cerrado y se le ocurrió preguntar al encargado de los baños que anotaba la relación de los usuarios, el tiempo y el peso, uso y abuso, si estaba ocupado aquel baño. El hombre de servicio contestó que hace más de media hora se hallaba encerrado  el nuevo corrector de ortografía en español. Carmito le dio la llave del monitor de todos los baños para que observara in situ qué estaba pasando en su interior. Cuando el encargado encendió las pantallas, Carmito observó que el joven contratado estaba leyendo un libro e inmediatamente envió las imágenes al Departamento de Seguridad y a la Dirección de asesoría documentaria. A los pocos minutos, mientras el joven seguía leyendo con pasión el libro de MVLL, Varkolak y sus hombres fuertemente armados, echaron la puerta a patada limpia y tomaron preso al lector, lo esposaron y se lo llevaron a las oficinas de Mr. Kanter. El pobre lector atinaba a decir: “Solo estaba leyendo”. Carmito pidió permiso para retirarse porque tenía que ir a la capilla para rogar por el alma del hombre que había violado con, premeditación, maldad  y burla los sagrados principios del Manual de funciones de la higiene, seguridad y salud de los trabajadores del CENTRADOM. Lo hacía también para purificarse porque el juicio contra este delincuente se realizará ante la presencia de todos los trabajadores para que sirva de escarmiento de lo que significa cumplir las normas en una Institución de alta dirección y calidad como el CENTRO. Los asesores se miraron y esbozaron una burla fina y disimulada ante las palabras del pollo, que ellos lo veían como un rival y un hueso duro de roer.

Una vez que Mr. Kanter se enteró, informó por teléfono que a su regreso se realizaría el juicio sumario contra ese transgresor de las normas y que tenía que ser castigado con la pena máxima. Le sonó bien esto de la pena máxima, pero Mr. Paritt se encargó de corregirle y le informó que si se llevaba el caso al fuero penal de la Ciudad, no pasaría nada. Por lo menos, la expulsión, dijo Mr. Kanter.

Y así fue. A los pocos días del regreso del fraile, este exigió que uno de los asesores tenía que ejercer la defensa del acusado. Todos los jefes señalaron a Jonathan Squirrel para que se encargara de la defensa del joven corrector. Ellos sabían que Squirrel leía a escondidas de sus colegas y siempre tenía en su maletín dos o tres obras. Squirrel se puso colorado y se negó al principio. Sus compañeros le manifestaron que lo mejor que podía hacer era aceptar esta designación porque al final, serían dos los acusados. Squirrel se puso a silbar un corrido mexicano y temía que los asesores lo acusaran de ser lector. Al final aceptó y estuvo a punto de llorar. Estaba en una encrucijada: Defender a ultranza al joven lector que Carmito había encontrado leyendo el mismo libro que él había leído hace algunos meses o hundirlo por haber transgredido las Normas de la Institución. Estaba de por medio su trabajo. Si lo defendía, lo más probable era que los asesores, los encargados de seguridad y muchos intermedios temerosos, pidieran su cabeza. Varkolak comentó con los asesores: “Muerto el perro, se acabó la rabia”. No sé si fue una casualidad, lo cierto era que el lector tenía la metamorfosis de un perro labrador y Squirrel que era ardilla solía jugar con el labrador en sus momentos de descanso en los parques de San Patricio. Es más, Squirrel le había comentado sobre este maravilloso ensayo del escritor peruano. Qué pasaría si el acusado señalaba a Squirrel como el causante del interés por ese título y su complicidad con el acusado. En verdad, Squirrel estaba tan nervioso y asustado que se le corrió el estómago y casi viola los principios de uso y abuso de los servicios higiénicos porque el beato Carmito redobló su vigilancia por los baños de repente, el labrador no era el único. Este juicio le daría la razón a Carmito y tal vez Mr. Kanter podría reconsiderar su denuncia anterior sobre la biblioteca.

El bibliotecario Tirreno se convirtió de la noche a la mañana en enemigo de Carmito Enfisemo. Se encargó de decirles a los intermedios que este pollo no era Marqués y tampoco americano. Que había nacido en Cañete. Era de cuna humilde y que siempre fue ambicioso. Por un tiempo se le dio por ser cura, pero no lo aceptaron porque no tenía dinero. Además, ”odiaba los libros porque nunca fue lector sino un simple papeluchero, sobón, trepador, comelón y maricón”. Cuando decía maricón, se refería a que era cobarde y temeroso de que lo despidan por ambicioso. Era capaz de acusar a cualquiera si de dinero y poder se trataba. Bueno, esto es lo que decía Tirreno su nuevo enemigo. Lo real fue  el juicio que le hicieron al pobre labrador. Antes de que se realizara el juicio, Squirrel se llevó todos sus  libros a la casa de un familiar en la Ciudad…y se preparó para hundir al labrador que iba a ser juzgado por el simple hecho de leer.

Toda la semana del juicio, Squirrel tenía pesadillas y se identificaba con el personaje de Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Había leído el libro y había visto la película. Sus colegas le jugaron sucio. Sabían que él amaba los libros y ahora tenía que darle la razón al Tribunal encabezado por el fraile, los asesores, un representante del equipo de seguridad, probablemente Libak y un representante de los intermedios. Paritt nombró a su amiga Anulia y el labrador no tenía una sola defensa.

Squirrel se enfermó de los nervios y del estómago y lo único que tenía que decir era: “Sí, Señor”…”Sí, Señor. Como el Obispo Chicheñó de una de Las Tradiciones de Ricardo Palma. Su conciencia lo acusaba constantemente, pero su interés por el cargo que se avecinaba era mayor. Una vez que se realizó el Juicio sumario, el lector fue condenado a dejar el CENTRADOM y a ser expulsado de San Patricio. Elisabetta con el poder que tenía, conversó con Yasmina y su padre. Intercambiaron opiniones sobre la decisión del fraile de expulsar al lector de San Patricio y sabían que no procedía simple y llanamente porque el fraile no era dueño de San Patricio. Llamaron al conde Hectorius de Auseville, Auditor Mayor del Reino y le manifestaron que informe al dueño de CENTRADOM que no tiene representatividad absoluta alguna sobre qué zooter tenga que vivir o ser expulsado de la Comunidad porque lo que es un delito en el CENTRADOM, en San Patricio es una virtud. Es más, el labrador sería contratado por los Dinos como el nuevo jefe de la biblioteca de San Patricio. Los libros han sido donados por los Dinos, Elisabetta y sus amigas y una persona que es la que más libros ha donado,  pero se reserva el derecho de su nombre. Esta vez, los jóvenes de San Patricio no se dedicarán al Centro de Trámite Documentario sino que tendrán otras opciones propias del mundo moderno. El local de la biblioteca ha sido donado por la vizcondesa Lynn de Marec. Las habitantes de la playa como Caterina de Montebianco, la marquesa de Castelforte e Irascema do Bahía donarán computadoras para la sala de Cómputo que será dirigida por Tirreno que ha renunciado al CENTRO antes de que lo despidan y también se ocupará del mantenimiento de las máquinas.

Jonathan Squirrel para no sentirse mal, donó una buena cantidad de sus libros para la biblioteca de San Patricio, pero no mencionó su nombre. Tirreno quería averiguar quiénes fueron esas dos personas que donaron y no dejaron sus nombres. Sabíamos que el mundo mediático y la chismografía barata podría ocasionar daños y no hubo mayores comentarios. Pasó el tiempo. Cerraron la biblioteca del CENTRADOM. Carmito se salió con su gusto pero no lo ascendieron. Los asesores no iban a permitir que el beato ocupe el nuevo cargo que se avecinaba. Ellos también estaban interesados en ese puesto. A los Dinos les daba igual que Carmito o cualquiera de los asesores ocupe el cargo, el CENTRO iba a ser el mismo con la presencia maléfica de los licans, las serpientes, a pesar de que el poder de los licans ya no era el mismo; tampoco, el de las serpientes. Sin embargo, les encargaron tomar el examen de Inglés a los asesores y a Mr. Kanter porque el fraile estaba interesado en agregar al trámite documentario, la enseñanza del idioma extranjero. Lo malo es que se lo jalaron al fraile y a la mayoría de los asesores. Mr. Chang salió muy bien. Al cabo de tres meses, Mr. Kanter ya no quería saber nada con el Inglés.

Los Dinos conversaron con Lapitt de Sajonia para que realice un viaje hasta la isla de Pascua y pueda introducir por la puerta mágica las computadoras que las damas de la playa de San Patricio habían donado. Sabían muy bien que no podían ingresar por la puerta del arco. Jorginho les prometió que aquellas computadoras llegarían a buen puerto.


                                                                                                           Eddy Gamarra T.

Capítulo 139
Anuros

Ratko Burucic era el nombre del acosador, pero sus amigos y enemigos le decían Burú. Había nacido en Croacia pero su familia se mudó a la Ciudad…Cuando le preguntaban de dónde era, Burú contestaba de Croac…cia. Una mañana, muy temprana, Burú se dirigió al CENTRO para aprovechar sus jardines y darse un remojón con los charcos que se formaban en algunas áreas verdes. Estaba de lo más feliz cuando de un momento a otro, apareció una rana, un poco más grande que el sapito saltarín:

-¿Qué haces en mi dominio?-le inquirió Burú con aire de superioridad.
-Traigo saludos de mis amigos los lobos y las gaviotas-le contestó con cierta sonrisa la rana.
-¿Cómo has podido entrar en este recinto privado?-preguntó el sapito, molesto.
-Para mí no hay lugar privado, mucho menos cuando tengo que cumplir algunas órdenes, y si son de mis amigos, mejor-le aclaró el tío Ben.
-No respondo de mi cólera y si sales herido-le advirtió Burú.
-Sé cómo eres Burú. Entre anuros no nos vamos a leer la mano-le dijo el tío Ben con certeza.

Burú trazó un círculo en forma matemática y la rana, para diferenciar su figura geométrica, trazó un cuadrado perfecto. Burú le lanzó un líquido verdusco y la rana desapareció y estaba detrás de él. Trazó un trapecio y le gritó:
-¡Detrás de ti!
El sapito giró con rapidez y vio a su enemigo dentro de otra figura. Le lanzó otra descarga verdusca y la rana volvió a desaparecer y estaba encima de un manzano. Desde ahí le gritó al confundido Burú:
-¡A que no me atrapas bigardo!
El sapito que no entendía de estas palabras, saltó hacia la derecha y le increpó a su enemigo:
-¡ Baja si eres hombre!
-Soy una rana- le dijo sonriente el tío Ben y se puso a cantar “My way”…the end is near/and so my face…the final courtain…el sapito estaba muy nervioso y dio otro saltó. Volvió a desaparecer la rana y esta vez no trazó ninguna figura. El sapito lo buscaba y la rana no aparecía.
-¡No huyas cobarde!-grito el sapo.
-Acá estoy-se escuchó una voz.
-¿Por qué no das la cara?-le increpó el sapo entre asustado y valiente.
-Ne me quite pas-pronunció con su acento francés, la rana.
-El sapo se ponía más nervioso y le gritó: ¡Déjate de cojudeces y enfréntate maricón!
-Bon jour tristesse-dijo la rana y apareció frente al asustado anuro y le lanzó su veneno sobre el rostro que el pobre Burú tomó su forma humana y pidió auxilio. Como era muy temprano, el único que le escuchó fue el ganso que oficiaba de portero y que no se atrevió a ayudarlo porque no quería correr riesgos. Una vez que se cercioró del retiro del tío Ben, se acercó a los jardines y leyó unas palabras que dejó con un tono verdoso el justiciero tío Ben: Au revoir, mes amis!

Varko y todo su equipo de seguridad llegaron después de dos horas y fueron informados por el portero que el señor Ratko Burucic había sido atacado por una docena de malandrines fuertemente armados y que ellos solo eran dos y no pudieron repeler el ataque. El señor Burucic recibió la peor parte y en estos momentos se encuentra en la portería con un escozor por todo el cuerpo que no le permite estar tranquilo. Además, no podía ver y será llevado de urgencia a una clínica según las órdenes de su amigo Varkolak.

Efectivamente, Burú fue llevado al hospital y lo atendieron una docena de dermatólogos que se quedaron sorprendidos por el tipo de veneno que se había empleado contra el paciente. Normalmente una persona común y corriente no hubiera soportado esta descarga. Lo más probable hubiera sido la muerte, pero el paciente tenía una estructura extraña en su cuerpo que le había salvado. Cómo explicarle a los médicos que Burú tenía la metamorfosis de sapo y por eso se había salvado. Solo el Dr. Soiral sabía la verdad y les dijo a sus colegas que le dieran panadol que era un remedio mágico para esta contaminación dérmica. Los otros médicos le hicieron caso y efectivamente, le hizo bien y Mr. Kanter-que estaba enterado del asunto-ordenó desde su lugar de descanso el envío al Departamento Médico de  más panadol. Como era un obsequio no le iba a costar nada y el mundo seguía su rumbo mientras el bebía un coctel de coco que le iba a curar del intenso calor en el Mar Caribe.

Se había tergiversado el enfrentamiento entre el sapito y la rana. El ganso que recibió un regalito del sapito había informado con los datos que le dio Burú de este ataque contra dos indefensas personas. Ustedes, mis queridos lectores y lectoras saben cómo se dieron las cosas. Lo cierto es que los licans estaban indignados y las serpientes comandadas por Anulia, peor. ¡Guerra total…Guerra total!-gritaba en su paroxismo la vieja cobra. Asteris comía y observaba a su amiga que estaba dolida por el ataque de los Dinos contra su sobrino que era una paz de Dios y que no se metía con nadie. Tránsito sonreía y sabía la verdad pero no se atrevía a contradecir a su jefa porque se había portado bien con ella y la protegía de sus fechorías y crímenes. Anacé se había ido a la tienda de Angeline para comprar unas empanadas de queso y pollo. Dorotea estaba en el CENTRO y buscaba información en Internet referente al mundo de los lobos y sus debilidades. Si ella encontraba la manera de vencer a los lobos y sus aliados, sería la zooter más poderosa y conseguiría el puesto ansiado de Mr. Paritt y como el fraile nunca para en el CENTRO, ella sería la máxima autoridad y estaría por encima de casi todos ya sea el derrengado Carmito, el inicuo Varkolak o los asesores de Mr. Kanter.

Elisabetta sabía como nosotros cuál era la verdad y en una reunión secreta con los Dinos se establecieron los planes de defensa en caso de cualquier ataque de los licans quienes estaban furiosos por la catana que le dio el tío Ben al sapito Burú. Además como nuestros chicos irían a la Universidad y las brujitas llevarían cursos de historia medieval europea, entonces quedarían las hadas y los Dinos en el barrio aristocrático del conde Jorginho,  su familia y amigos. Elisabetta me contó que estaba preocupada por  Pietro que todos las noches visitaba a la exótica Irascema do Bahía y regresaba al amanecer. A pesar de los cinco vampiros que cuidaban la residencia y alrededores, no querían ser sorprendidas. Corría riesgo de un posible ataque de los licans y Pietro estaba  desprotegido. Su pasión era muy fuerte y creía que nadie sabía. Ya Lurok, Wanda y la cotorra vieja habían comentado con Anulia sobre las constantes visitas del vampiro a Irascema do Bahía. La jefa de las serpientes preparaba un plan siniestro para acabar con el escurridizo vampiro y mascullaba con placer la destrucción del vampiro. No se lo contaría a Varko. Sería un regalo de cumpleaños para su aliado. Tránsito pensaba primero hacer el amor con el bello Pietro di Siracusa y después, podía morderle y matarlo. La shushupe sonreía con lascivia y se mordía los labios rosados esperando el momento oportuno para el gran golpe. Anulia que observaba a la shushupe le preguntó:

-¿Qué estás pensando hija?
-Estoy pensando en la realización de la fiesta de Primavera que dará Mr. Kanter próximamente.
-Tenemos que ir-dijo la shushupe. Van a estar los muchachos intermedios y voy a tener que escoger uno que me haga sentir mujer-susurró la serpiente con aire de ninfómana.


                                                                                                   Eddy Gamarra T.

Capítulo 138
El plan de Burú

Ya había logrado integrarse con el grupo ofídico y tenía el espaldarazo de su tía Anulia. Ahora se ganaría la amistad de las demás integrantes del séquito de la vieja cobra y llegaría al sitial que alguna vez tuvo. Por ahora estaba apoyando a un buen amigo que era diferente a él. Lo que importaba era el CENTRADOM, no el Centro de Estudios. No era cuestión de dinero porque en el colegio ganaba un poco más. No podemos hablar de grandes cantidades porque en la mayoría de los colegios de estos lugares se ganaba poco. El interés del sapito estaba enmarcado en las intermedias que en su mayoría eran muchachas bonitas, lozanas, agraciadas y de buen corazón. Si bien es cierto que trabajaban como esclavas y tenían el acoso constante de los licántropos, sin embargo, ellas cubrían estos abusos con su buen carácter y espíritu latino. La mayoría eran de estos lares con sus maravillosos paisajes, una flora y fauna extraordinaria y su gastronomía que estaba destinada para los dioses. La gran mayoría de las intermedias sabían cocinar porque así las habían criado y su amor a la danza estaba como una catarsis para limpiar y purificar las normas de Carmito de la Buena Cruz y las amenazas de los licántropos que se diferenciaban de los lobos hasta en su etimología. Licántropos procedía de dos voces griegas: Likos= lobo; Anthropo= hombre. Hombre lobo. Lobo, venía de una voz latina: lupus. Los primeros eran lúbricos y asesinos. Les gustaba el poder, la violencia. Usaban la computación para objetivos execrables; en cambio, los lobos eran intelectuales, científicos, investigadores, amantes del arte y la literatura. El nivel socioeconómico de los licántropos estaba en el mundo clasemediero. Los lobos y los Dinos, sus amigos,  descendían de la nobleza brasileña y europea. Había condes, marqueses, barones, vizcondes. Sus abuelos se habían criado en la Comunidad de San Patricio y no eran delincuentes como los licans. Los Dinos que era la reunión de lobos y amigos protegían a los intermedios en todo lo que daba su tiempo y sus fuerzas. No pudieron evitar los crímenes contra los zooters intermedios, pero sí castigaron con la pena máxima a varios de ellos y sus aliadas las serpientes.

Difícilmente se podía realizar un juicio imparcial en la Comunidad porque los licans estaban protegidos por el fraile. Este no los defendía porque estaba de acuerdo con sus crímenes sino porque ignoraba qué pasaba en su empresa, porque más estaba en Bolivia. Hubiera sido un astronauta porque siempre estaba en la luna. De esta situación se aprovechaban los jefes de su entorno porque desarrollaban un programa que las mejores instituciones educativas no las tomaban en cuenta porque desdecía los verdaderos principios de una Educación moderna y se había empantanado en el  recrudescente maremágnum de papeles y más papeles, principio universal del beato Carmito Enfisemo de la Buena Cruz Farfán.

Burú cantaba “If I were richman” uno de los temas de la película El violinista en el tejado. Croaba y croaba, daba sus saltitos graciosos y obscenos. Las serpientes reían y aplaudían al sapito. Recobraba su estado humano y les decía con esa vocecita tenue, casi inocente mezclada de una intención lasciva: “¡Hola ñata bandida!”…Tránsito y Asteris se reían de Burú y les lanzaban su mirada libidinosa para incitar al lujurioso sapito a una danza que ellas llamaban “La danza de la muerte” que tenía dos partes : Placer y muerte. La vieja cobra miraba a su sobrino que tenía la lengua lúbrica a punto de rendirse a los pies de la shushupe y la mamba negra, pero la experiencia de Anulia advertía a sus amigas que no se metan con la familia que era el único sobrino que le quedaba y si “quería comerse un pescadito”, para eso estaban las lornas y cojinovas del CENTRO que con su inocencia y pudor caerían como moscas a los brazos de Burú.

Todo iba a pedir de boca porque un intermedio se retiró del trabajo porque iba a realizar estudios de trámite documentario en algún Instituto en La Argentina. La plaza quedó vacante hasta que regresara el intermedio y Varkolak avisó a los asesores que tenía la persona idónea para esa licencia que habían solicitado y esta persona no era otra que Burú,” el sapito saltarín.”

A la hora del refrigerio, Chateau se dirigía con un grupo de gaviotas al comedor. Ella estaba feliz y contenta porque un amigo que estaba interesado en ella, le había enviado un ramo de flores y ella lo había dejado en su mesa de trabajo para que sus amigas vieran el obsequio. No pensó jamás encontrarse con el gracioso y odioso sapito, pero la realidad la tuvo que aceptar cuando escuchó la vocecita lúbrica y aterradora: ¡Hola ñata bandida!...La sangre se le heló y toda su alegría se desdibujó en un abrir y cerrar de ojos. Preguntó a una de sus compañeras de trabajo sobre la presencia del esperpéntico Burú. “Él trabaja aquí-le contestó una de sus compañeras- No te recomiendo chocar con él porque es un recomendado del jefe de seguridad del CENTRO.” La pobre Chateau se puso pálida y deseaba aplastar al anuro o desaparecerlo del mapa. Nunca había tenido estos malos pensamientos. Se persignó y se le quitó el apetito. No quiso comer nada. Todo el refrigerio permaneció en silencio, con la cara triste, de desaliento. En la mesa cercana, donde estaba Burú, los chistes de este hacían reír a las intermedias que inocentemente aceptaban en su mesa al lujurioso amigo de Varkolak.

Chateau no pudo soportar estar cerca del detestable personaje y se disculpó ante sus amigas y se retiró del comedor. Una vez más pensó en sus amigos los Dinos y en las brujitas que la habían ayudado. Parece que los escobazos de Maluxa, Janice y Andreínha no habían asustado al anuro y el principio de “El golpe avisa” no lo aturdió. Se había olvidado de la golpiza y parece que estaba de acuerdo con este dicho “En la repetición está el gusto”. Yasmina había captado la desesperación de la gaviota y comentó con las chicas y el tío Ben que estaba de visita, las quejas de la intermedia. Ellos buscarían el momento propicio, pero esta vez sería el tío Ben quien se enfrentaría a  Burú porque eran de una naturaleza cercana y había que enseñarle a este miserable que dejaba mal a la cofradía milagrosa de los anuros. Necesitaban que corran los días. No le dirían una palabra  a Chateau para que todo se dé en la normalidad como si no pasara nada y cuando las condiciones se presenten, es decir, cuando al lascivo sapito le produzca escozor y placer la cercanía de la gaviota y la siga a los servicios higiénicos, el tío Ben le hará frente de la manera más inesperada. Burú no tenía la capacidad de desaparecer y su líquido de defensa no pasaba de una simple picazón. En cambio, la rana demostrará una vez más su poder ante este insignificante amigo del malvado Varkolak. Así sabrá con quién se mete y guardará más respeto por las bellas intermedias  que estaban cada vez más protegidas por los Dinos y sus amigos.


                                                                                                               Eddy Gamarra T.

Capítulo 137
Uno más para el grupo

Estuvo por Argentina para tentar suerte y mejorar su situación económica pero solo tuvo reveses de fortuna y la comunidad zooter de Río de la Plata era muy desorganizada y apenas ganaba lo necesario para comer. Bejart, su amigo, lo encontró en un mísero zaquizamí sucio, fétido, tenebroso e infecto. Conversó con sus amistades y lo llevó a su trabajo. Burú tenía amigos en el CENTRO en el departamento de seguridad, pero no le dieron trabajo porque no había vacantes, sin embargo, llegó al colegio donde trabajaba su amigo Camille Bejart y logró un contrato para enseñar Biología.

Ni bien terminaba su trabajo se dirigía al CENTRO y con la ayuda de Varkolak buscó la manera de acercarse a Chateau que era más grande que él, aunque temerosa porque no tenía mucho tiempo en el CENTRO. Chateau Sabía que este engendro estaba interesado en ella y cuando iba de visita, evitaba encontrarse con él. Un día ella fue citada por el departamento de seguridad para revisar sus papeles de ingreso y verificar si su documento de identidad estaba en regla. La gaviota saludó al ingresar a la oficina y solo estaba el portero que le dijo a la joven que era un trámite de rutina y que ingresara a la zona de documentos de identidad. Cuando ingresó, escuchó la rutinaria cantaleta de “ ¡Hola ñata bandida!”…estuvo a punto de huir, pero Burú le dijo que no tenga miedo porque si él estaba allí era para ayudar al Jefe del Departamento que en este momento tenía una reunión de alto nivel. Chateau no sabía qué hacer y rogaba que no pasara nada, pero el hombrecito se acercaba con desfachatez  y estuvo a punto de abrazarla, la chica reaccionó y lo empujó. Esta actitud le provocó una risa satánica que provocó en la muchacha un miedo sórdido. A pesar de su insignificancia, Burú le dijo:

-De esta no te escapas ñata bandida-y volvió a tocarla.
-¡No me toques desgraciado!- gritó la gaviota -o llamaré a mis amigos.

Burú reía con saña y le decía que no tenía más amigo que él y que aprovechara esta circunstancia porque él era un hombre difícil y así no más no se entregaba a los brazos de una mujer. Cualquier persona se hubiera reído, pero Chateau rogaba con sus pensamientos que alguien la ayudara. Burú no era tan fuerte, pero sus palabras intimidaban a la bella muchacha. Le había amenazado con contarle al señor Varkolak que ella se había portado mal y que lo mejor que podía hacer era ponerse tierna y colaborara con él, en caso contrario quedaría despedida y sería retirada de la Comunidad de San Patricio.

Cuando el sapito Burú atacó a su presa por tercera vez, aparecieron de pronto Maluxa, Janice y Andreínha y a escobazo limpio sacaron del departamento de seguridad al galán frustrado. El portero que no era lican sino un ganso, se asustó de ver a tres mujeres bellas con su atuendo negro y huyó del lugar sin atreverse a intervenir cuando le caían a diestra y siniestra los escobazos por todo el cuerpo al sapito Burú. No lo mataron, lo dejaron tendido en un jardín y llevaron a la gaviota a un lugar seguro de su trabajo y desaparecieron en un tris. El obsceno amigo de Bejart se transformó en un minúsculo sapito para recuperar sus fuerzas en  algún charco de los jardines que habían sido regados con horas de antelación.

En la noche visitó a su tía la vieja cobra y ella les presentó a sus amigas. Burú miro con espíritu lascivo a las serpientes pero su tía le advirtió que con ellas no jugara porque eran venenosas y podían ocasionarle la muerte. Burú no sabía que Dorotea, Asteris,  y Tránsito eran serpientes. Aprendió rápidamente la lección y contó su versión del ataque de las brujas del Mato Grosso a la oficina de Varko. No les dijo que había pretendido violar a una de las intermedias y que el tiro le salió por la culata. Sin duda, Anulia le creía a su sobrino putativo y manifestó que la presencia de esas tres brujas del demonio eran cosas de la terrible Yasmina. Agregaba que ya llegaría el momento en que se hiciera justicia con ella y sus amigas. Dios es muy grande y sabrá escuchar nuestros pedidos. Anulia estaba con Dios y con el diablo. Cuando le convenía invocaba a la serpiente y cuando no escuchaba sus plegarias malignas, acudía a Dios. Yo pienso que ni Dios ni el diablo le prestaban oídos. En el fondo, la vieja y desdentada cobra estaba sola…terriblemente sola. De ahí que la llegada del estrambótico Burú le causó alegría y le preparó un chocolate caliente para mitigar el frío que todavía no se retiraba. Le pidió a Tránsito que compre unos bizcochos rellenos en la tienda de Angeline para disfrutarlos con el chocolate que con tanto amor le había preparado a su queridísimo sobrino.


                                                                                                     Eddy Gamarra T.
Capítulo 136
Los elfos y la Universidad

Aparentemente, los duendecillos eran unos personajes zangolotinos que no les funcionaba la inteligencia, sin embargo, no era cierto. Su espíritu travieso y tamaño los presentaba  como unos jóvenes que nunca dejaron de ser niños, pero en verdad, sabían muchas cosas y jamás lo decían. Cuando se presentaba el momento oportuno, sorprendían a propios y extraños con su conocimiento sobre la vida, la defensa y el ataque. Esta vez, al igual que la gran mayoría de sus compañeros del colegio habían ingresado a la Universidad y estaban muy contentos de este logro. Los tres ingresaron a diferentes  Universidades y sus compañeros y compañeras del colegio les cortaron el cabello. Algunos se sobrepasaron y a la salida, lejos de su Centro de Estudios, les lanzaron huevos. Menos mal que Sandra estaba cerca y a ninguno de los tres se les ocurrió desaparecer y lanzarles algo a ellos porque tanto Micki, Tanger y Collins tenían una puntería magnífica que ya quisieran tener los futbolistas de estos lugares cuando lanzan la pelota hacia el arco. Sandra estuvo cerca de mis duendecillos queridos y ellos sabían que tenían que portarse bien porque corrían el riesgo de perder la oportunidad de estudiar en un Centro Superior de Estudios.

Algunos amigos realizaron reuniones en sus casas e invitaron a Tanger, Collins y Micki. Se divirtieron mucho y supieron comportarse. Lo importante es que los tres elfos de San Patricio jamás revelarían a sus amigos la naturaleza mágica que los trajo hasta aquí, porque esta realidad solo podría ocurrir en los libros o en las películas y darle sus secretos a sus compañeros, solo acarrearía un sinnúmero de dificultades que nosotros no podríamos explicar a los demás.

Sus maestros y maestras estaban contentos con todos los chicos y chicas de su Promoción que habían ingresado a diferentes Universidades. Espero que los Padres de Familia hagan un reconocimiento público a sus profesores porque se lo merecen, en mayoría. Yasmina, Sandra, Antonella y Nicole eran las más felices y organizaron en el castillo del conde Jorginho una fiesta para estos muchachos que se ganaron el cariño de la familia, los Dinos y la aldea.

Yasmina les prometió causa a la norteña y pidió a la gran Angeline que preparara un dulce de higos especial para estos tres muchachos que nunca envejecían, Sandra y  sus hermanas colaborarían  con chancho al palo que aprendieron de un cocinero de Huancayo. Jorginho traería helados de lúcuma, chocolate y fresa. En fin, todos colaboraríamos para esta gran fiesta por nuestros duendecillos. Yasmina y yo nos sentíamos orgullosos por los buenos resultados de Collins, Tanger y Micki. Micki o Miguelito había crecido, no era tan pequeño y se puso más serio. Ellos se conectaron bien con los estudiantes  del colegio y se preparaban para su fiesta de Promoción.

Anulia, irritada por el ingreso de los duendecillos, lanzaba a diestra y siniestra su lenguaje pedestre y despotricaba no solo de esos duendecillos sino de todos los lobos. Anacé se reía de los sapos y culebras que brotaban de la boca de Anulia y Lurok estaba orgulloso de haberles traído esta información que la recibió de su amigo el sapito Burú, personaje gracioso que había regresado al colegio para apoyar a su amigo Bejart. Lurok no se atrevería a espiar la casa de los Dinos por los últimos castigos que recibió de ellos y las vampiras; es por eso que cuando Burú le dio la información, el mapache zanguango corrió a contarle esta noticia a su madrina, la vieja cobra que se sentiría orgullosa de él. Es cierto que Anulia vociferó por todos sus costados y cuando sintió el ardor de su piel quemada, empezó a quejarse que la ayuda de su comadre fue valiosa porque la bañó con agua de tilo y manzanilla y la untó con crema de magnolias para alejar el mal olor que siempre despedía cada vez que entraba en cólera.

Lurok se preocupó al principio y después,  con la ayuda de Wanda y la vieja cotorra se calmó. Anulia en un arranque de espíritu maternal  se daba cuenta que no estaba sola y agradeció a la madre  serpiente que le brindaba momentos de solaz al lado de sus amigas y su ahijado. Lo que pasaba es que la vieja cobra se sentía sin fuerzas después de su última intervención y las horrendas quemaduras que recibió su deteriorada piel. Pero su espíritu de lucha y enfrentamiento contra sus más encarnizadas enemigas, no había cesado. Solicitaba la ayuda de la garrapata que lograba por Internet proyectos trasnochados de algún serpentario de La India, para no perder las esperanzas de tener algún día la Comunidad de San Patricio en su poder. Con los licans o sin ellos. Nada le causaría mayor felicidad de ver muerta a Yasmina y a las vampiras. Si esto ocurriera, ya podría descansar en paz aunque se produzca por última vez el ansiado cambio de piel que no venía a su alma.

Ahora que los duendecillos van a estudiar en la Universidad, habrá menos personas que protejan a Yasmina y su hijo. Tendrían la ayuda incondicional del amigo de Lurok, el sapito Burú que había sido considerado por los licans como un gran estratega, mas no un guerrero. En estos momentos, aprovecharía la amistad que tenía con Varkolak y sus secuaces para acosar en el CENTRADOM a las chicas intermedias que además de bonitas eran temerosas y de repente podrían caer en las fauces libidinosas del sapito Burú que no soy yo ni eres tú…

                        “En la historia consentida
                        De lodo, agua y tisú
                        Te digo Ñata bandida
                        Que soy el sapito Burú.”

Estos versos se encontraron en un libro de Chateau. La gaviota preguntó a sus compañeros quién era el sapito Burú. Una mujer entrada en años recordaba que hace tiempo había un personaje con este nombre  que señalaba a sus víctimas con estos versos. Le dijo a la asustada gaviota: “De repente, la próxima eres tú.” Chateau se asustó y conversó conmigo. Entre sus preguntas estaba si este esperpéntico sapito la iba a matar. No era un asesino pero tenía malas compañías y su lubricidad era incontrolable. Sabíamos que el tarambana no la respetaría, es por eso que a través del reloj mágico de Ghara controlaría a Burú y si se sobrepasaba, habría que darle una pequeña lección.


                                                                                                       Eddy Gamarra T.

Capítulo 135
Multifuncional

La  biblioteca del CENTRO fue el trabajo de muchas personas que amaban los libros en la época en que los trabajadores, desde los más humildes hasta los jefes solían visitarla para pedir un libro y leer. Hoy en día, a falta de lectores, se ha convertido en un club de conversación donde las damas que tienen que realizar un trámite documentario, pasan por la oficina del cándido Tirreno y se enteran de los últimos chismes ya sea la desaparición de Varul, la nueva Central eléctrica, el viaje de Mr. Kanter o las tribulaciones de Carmito de la Buena Cruz.

Tirreno al no tener lectores y para no aburrirse de su trabajo ha decidido aceptar en su sacrosanto recinto a muchas personas interesadas en la vida cotidiana, en el pan nuestro de cada día, en los peinados de la fulana o el maquillaje de la zutana; que los trámites han subido, que Mr. Kanter sigue de viaje, que el padrecito es muy bueno y caritativo y que a Sancho lo nombraron gobernador de la ínsula de Barataria.

En un ambiente de esta naturaleza, me imagino al Nazareno que entra a su iglesia y con un látigo,  saca a todos aquellos que creen que la biblioteca es un mercado y que puedes hacer de  todo menos leer. Puedes vender ropa deportiva, traer la comida de tus hijos que estudian “Las aplicaciones del trámite documentario moderno en el siglo XXI”, arreglar computadoras, de vez en cuando leer el periódico y en el mejor de los casos, cacarear los programetes que la televisión ofrece acerca del mundo de la llamada farándula en un maremágnum de preguntas trilladas y respuestas baratas.

De la que se salvaron los habitantes de San Patricio, porque solo algunos tienen televisor como los asiduos asistentes de la biblioteca debido a que el CENTRADOM está ubicado en la Ciudad…y es centro obligado del chisme y la cursilería propia de las personas que asisten al lugar que alguna vez sus trabajadores  llamaban con orgullo el nombre de BIBLIOTECA. Es más, estas personas solían discutir sobre temas de historia, filosofía, literatura, arte y Ciencias. Los trabajadores ya no tienen tiempo para leer un libro. Parece que la sonrisa se fue de sus labios y caminan como robots, estresados, de mal humor, de prisa a las salas de cómputo para llenar toda la información que les exigen y que tienen que entregar a tiempo bajo pena de memorandos de todos los colores, de acuerdo a la falta y a la ocasión.

Los trabajadores de esta Institución tenían que trabajar y trabajar decía el Manual de las Normas del trabajador preparadas por el inconmensurable Carmito de la Buena Cruz. No hay tiempo para reír ni menos para llorar. Comer poco y trabajar era uno de los planteamientos patibularios de Mr. Kanter. Ahora entendemos por qué ninguno del CENTRADOM vio almorzar a Mr. Kanter. Mientras los intermedios se movían de prisa de una oficina a otra, algunos  asesores, con aire de superioridad plebeya y burlona marcaban el territorio del CENTRO bosquejando soterradamente el ideal de vivir en estrés. Todo esto formaba parte de la filosofía creada por el obispo de Canterbury, pero lo más interesante era que él no formaba parte de las obligaciones ni de la comida frugal y bajos sueldos. Su idiosincrasia empresarial  lo llevaba a viajar por diferentes lugares por obra y gracia de no sé quién y lo hacía con convicción porque tenía un equipo idóneo para estos menesteres. Como ellos le decían que el CENTRO era como un paraíso. No había problemas. Podías cometer todos los errores ortográficos que quisieras y no pasaba nada. Mr. Kanter era un experto en errores ortográficos, pero nadie se daba cuenta, solamente los estudiantes del CENTRO.  Todo marchaba a las mil maravillas y estas informaciones lo emocionaban hasta las lágrimas que programaba un nuevo viaje para no estresarse. Su comportamiento tan particular hizo que algún trabajador le pusiera Mr. Kanter. Nunca se supo quién, ni se sabrá. Debe ser Fuenteovejuna como la obra de Lope de Vega…”Todos a una”.

Todo paraíso tiene su serpiente. Este paraíso de Mr. Kanter no tenía una, sino varias. Se salvaron Adán y Eva porque ellos solo tuvieron una serpiente de la que Anulia y sus secuaces se sienten descendientes directas. Es más, además del grupo ofídico, el CENTRO tenía al equipo de seguridad compuesto por los malvados licans que todos los intermedios y la gran mayoría de habitantes de la Comunidad execraba. No sé dónde estaban los ojos de su jefe que no se daba cuenta de los crímenes cometidos por Varkolak y sus compinches. Lamentablemente, los asesores jamás informaron al jefe,  de los asesinatos cometidos tanto en la Comunidad como fuera de ella para mantener su estatus económico y de entera confianza en sus asesores. Con esta política, el enigmático Mr. Paritt no se metía en problemas con Mr. Kanter y “todo marchaba a las mil maravillas”. Era la expresión que los intermedios, a escondidas, lo decían con burla, como una manera de vengarse de todos los errores cometidos por los monstruosos licans y aprobados con pocas palabras con la famosa expresión: “Todo marcha a las mil maravillas.”

A propósito de la biblioteca, Carmito Enfisemo había presentado un proyecto a la dirección del CENTRADOM para que se sustituya la biblioteca que no estaba operativa, con una oficina multifuncional de trámite documentario que agilizaría las operaciones de la Institución para un mayor beneficio de la Ciudad y del país. Los asesores botaron a favor del proyecto de Carmito, menos uno. Se supone que es Jonathan Squirrel, que era el único lector de los asesores y uno de los pocos que quedaban en el CENTRADOM. El temor era que tenían mayoría y Mr. Kanter no analizaría el proyecto. Él confiaba en la mayoría de sus asesores y punto. Cuando los trabajadores se enteraron de este maléfico proyecto, presentaron un memorial a través de la Secretaría de la Institución y que probablemente dormiría el sueño de los justos. 

Los Dinos se enteraron de este memorial presentado por un buen número de los habitantes de San Patricio, es decir, los intermedios y buscaron a Mr. Kanter para que deje sin efecto este diabólico proyecto presentado por el beato Carmito Enfisemo de la Buena Cruz. Además, podría dejar sin trabajo al bueno de Tirreno, que a pesar de ser chismoso, tenía interés en que se salve la biblioteca del CENTRADOM. Antes de su viaje, Mr. Kanter recibió a los Dinos y ellos le plantearon no cerrar la biblioteca sino más bien reorganizarla porque si esto ocurriera,  estaría quitándole la dignidad de sus trabajadores y los convertiría en simples animales. Era necesario recordar la doble naturaleza de los integrantes del CENTRO y que se diferenciaban de muchos seres humanos porque no solo eran animales sino seres pensantes y actuantes por la Gracia de Dios. Mr. Kanter llamó a sus asesores y por primera vez les  llamó la atención y ordenó que le pusieran un memorando a este Carmito que se estaba tomando atribuciones que no le correspondían. También castigó al beato de Satán por una semana para que ordene sus ideas y se ponga bien con Dios porque el proyecto que había presentado no tenía ni pies ni cabeza y solo estaba ocasionando muchas dificultades entre los pacíficos habitantes de la comunidad de San Patricio. Esta llamada de atención a Carmito puso en aviso a los licans del servicio de seguridad quienes tenían un plan avieso para presionar y castigar a todos los intermedios que habían firmado el memorial para que quede sin efecto el maquiavélico proyecto de cerrar la biblioteca. Varko avisó a sus hombres que el plan de presión y golpe a los intermedios quedaba abortado hasta nuevo aviso.

Carmito Enfisemo sufrió mucho cuando Mr. Kanter le llamó la atención y ordenó su retiró de la Institución por siete días. Se sometió a un doble castigo con los cilicios y durmió en cama de piedra para pedirle a la Virgen que interceda por él. Carmito solo quería lo mejor para su Institución y no había en él ningún revanchismo hacia los intermedios a quienes los hacía trabajar más y comer menos. Bueno, eso pensaba Carmito. Lo malo es que cuando se impuso la penitencia de dormir en cama de piedra, se convirtió en pollo y no sintió la incomodidad. El masoquismo del beato hacía de su espalda maltratada un mapa de cicatrices que hacía recordar a sus antepasados los momentos difíciles que les tocó vivir. Carmito no se autoimpuso ningún castigo que tenga que ver con la comida, porque valgan verdades-solía decir- la comida es sagrada y con el estómago no se juega.

Aquella semana, el beato subió varios kilos y se presentó antes del mes de octubre con el hábito del Señor de los Milagros y su cordón blanco. Invitó a los asesores el clásico turrón de Doña Pepa y para los intermedios, unas estampitas del Señor de los Milagros. Ya en estos días, Mr. Kanter, para evitar el estrés que le ocasionaban algunos trabajadores, viajó a Punta Cana  para descansar y aprovechar el sol que le iba a hacer muy bien. Algunas lornas de los intermedios le regalaron bloqueador y una toalla playera “de acuerdo a su investidura”-decían estas lornitas.

Los Dinos estaban contentos porque lograron que el dueño del CENTRADOM abrogara el proyecto obtuso del beato y lo castigara por querer ocasionar graves problemas no solo en el CENTRO sino también en la comunidad de San Patricio. Los licans se quedaron con las ganas de castigar a los intermedios, estos estaban contentos porque por primera vez en su vida habían ganado una causa justa gracias a Jorginho y los Dinos a quienes les estaban muy agradecidos.


                                                                                                           Eddy Gamarra T.

Capítulo 134

El regreso de Nicole

Había transcurrido un buen tiempo y Jean Pierre terminó sus estudios de ingeniería eléctrica. Igualmente Nicole había concluido sus estudios en La Sorbona. Ella convenció a Jean Pierre viajar a San Patricio porque la vieja planta eléctrica necesitaba muchos cambios. Él debería revisarla y después hacer los cambios necesarios para mejorar la luz en San Patricio. Los Dinos no se opondrían a los cambios y darían el dinero para comprar todo lo que se necesite. Si no se hicieron los cambios era porque no había un zooter que conociera sobre las últimas máquinas y vivían con una luz un tanto primitiva. En el mundo de la aldea, debido a la pobreza de sus campesinos, todavía usaban lámparas y velas y la luz que la naturaleza les brindaba.

Jean Pierre llegaría a revisar San Patricio sin que se enteren de sus relaciones con Nicole. Solo lo sabrían el abuelo, Yasmina, el conde y yo. De esta manera evitarían alguna represalia por parte de los licans contra el ingeniero que iba a innovar la luz en San Patricio. Así lo dejarían trabajar tranquilo. Ya Mr. Kanter había recibido la invitación para mejorar el sistema de luz eléctrica en la Comunidad. Él estaba de acuerdo y se pagaría la instalación en forma proporcional. Los únicos que se oponían eran los del equipo de seguridad, las serpientes y los espías Lurok, Wanda, que tenía dos metamorfosis y la cotorra vieja. Mucha luz no era conveniente para sus intereses infames y pecaminosos. Sin embargo, la orden de Mr. Kanter fue decisiva: Se haría la instalación. Las vampiras, que estaban acostumbradas a poca luz, no se opusieron. Pagaban y apagaban las luces de sus residencias y podían descansar tranquilas.

Así acordaron y el conde y los Dinos fueron al aeropuerto a recibir al ingeniero. Los Dinos preguntaron si era zooter para que pueda ingresar a San Patricio sin mayores problemas. Jorginho afirmó y sus amigos se alegraron y dijeron al unísono “¡Al fin!”. El ingeniero Gobineau revisó meticulosamente durante tres días la vieja planta eléctrica y anotó todo lo que tenía que cambiarse y comprar en Europa. Una vez que se sacaron las cuentas, los habitantes de la Comunidad pagarían proporcionalmente. Los trabajadores del CENTRADOM serían descontados por Mr. Kanter. Los que pagarían menos serían los aldeanos. Nadie dejaría de pagar. Por ese lado, no había problemas porque además de Asteris y la vieja cobra, no existía en San Patricio zooters miserables y mezquinos que se opongan al pago de la luz.

El conde Jorginho, uno de los representantes de Mr. Kanter y el Tío Ben que hablaba francés, viajaron con el ingeniero Jean Pierre Gobineau para hacer las compras necesarias de la nueva máquina que renovaría la comunidad de San Patricio. Elisabetta había leído los pensamientos del joven enamorado de Nicole y ya sabía quién era Jean Pierre. No comentó con las vampiras que siempre llevaban rezagos de sus antepasados de enterarse  de todos los detalles de las personas que hablaban. Le pareció una buena idea que no las iba a perjudicar, pero sí a los licans, que mientras tuvieran menos luz, el acecho, ataque y muerte esparcirían sus miasmas por este lugar donde los zooters en su mayoría querían vivir en paz.

Pasaron algunos días y se compró las máquinas con la ayuda del maestro de Jean Pierre y otros ingenieros franceses. Embalaron y prepararon las máquinas para ser embarcadas en el puerto. Aprovecharon el Canal de Panamá y así llegaron después de varios días, al Puerto del Callao. La comisión ya estaba en San Patricio y una vez que el barco llegó al puerto, los Dinos se dirigieron a recoger la preciosa carga. También estuvo presente el enigmático Paritt, en representación de Mr. Kanter y  los trabajadores zooters del CENTRADOM. El traslado se realizó sin mayores problemas. Mr. Kanter en un arranque de bondad, que no era su característica, ofreció la participación de los trabajadores de Servicio de su empresa quienes se pondrían a trabajar bajo la dirección del ingeniero Gobineau, quien fue invitado al palacio del conde Jorginho donde habitaría mientras dure la instalación de las nuevas máquinas de energía eléctrica.

Mr. Kanter quiso poner a Libak como jefe de los trabajadores del CENTRO, en las instalaciones de la Planta eléctrica, pero los Dinos se opusieron rotundamente debido a los antecedentes nefastos de este siniestro personaje. Lo más  probable de la presencia de Libak sería la información a Varkolak y sus secuaces de alguna novedad que les interesase a los licans y que de repente podrían demorar o en el peor de los casos destruir las instalaciones. Mr. Kanter que engreía a Libak por sus aportes a la computación del CENTRO, aceptó a regañadientes que cambiaran a su engreído. Al final, envió al hermano del finado Nito, que gustaba de la Física y era noble a pesar de su obsecuencia. Era menester que empezara ya la obra porque Mr. Kanter tenía que hacer un viajecito a Roma porque estaba estresado por el recargado trabajo que tenía. En verdad no sé qué trabajo, pero, al fin y al cabo, no era de mi incumbencia.

La curiosidad de Lurok y Wanda los llevó a observar minuciosamente los trabajos efectuados por el ingeniero Gobineau. Mucha gente curiosa veía los avances de la Central eléctrica y sabían que dentro de poco sus sueños se convertirían en realidad. Los aldeanos estaban contentos porque quedaría a un lado el uso de velas y lámparas de querosene. Los jóvenes estudiantes aprovecharían la luz para estudiar más y también para una mayor seguridad toda vez que los licans siempre estaban merodeando por la aldea en busca de alguna doncella para ocasionar en ellas la violación y la muerte que muchas veces quedaron impunes.

Micki, Tanger y Collins estaban preparando un ataque de piedrecillas que habían traído del bosque del silencio para lanzarlos a Lurok y Wanda que espiaban con malas intenciones los trabajos de Jean Pierre. Ya Lurok se había curado de la feroz pateadura que no le permitió sentarse durante un buen tiempo y no se imaginaba lo que le esperaba por estar husmeando en un trabajo honrado que iba a beneficiar a toda la población de San Patricio.

Nicole era la más contenta de San Patricio. Iba todas las noches al castillo del conde Jorginho para visitar a Jean Pierre. Yasmina sonreía con beneplácito las visitas de Nicole. Sabía del amor entre los dos jóvenes, pero no lo comentó con Nicole. Respetaba los planes de su padre para que no haya ningún tipo de interferencia que ponga la vida de los jóvenes en peligro. Además, se redobló la vigilancia de las haditas, Maluxa, Andreínha y Janice y los traviesos duendecillos que cuidaban a Nicole y al ingeniero de cualquier desmán ocasionado por los enemigos de San Patricio. Igualmente, los Dinos estaban cerca. Ya todos estaban en San Patricio y a la expectativa de cualquier sorpresa. El conde Nolberto de Paracatú, contento por los zapatos que le trajo su amigo Jorginho, prometió cuidar la Central eléctrica y a sus sobrinas.

En verdad era una sola familia que había unido a los Dinos por amistad y que se constituyó en el principal bastión de la Comunidad en caso se produjera cualquier ataque de las serpientes y sus amigos los licans. A lo lejos, el Gran Unicornio Blanco observaba con celo los avances de la Central y el diario quehacer de su nieta y Hasán. Había conversado con los Dinos abrir una biblioteca para todos los habitantes de la comunidad. Sabía que el CENTRADOM tenía su biblioteca pero no la usaban porque la preocupación no eran los libros. El interés eran los papeles y más papeles que mantenían a Mr. Kanter y Carmito de la Buena Cruz en búsqueda de alguna certificación. Tirreno, el bibliotecario, se dedicó a otros menesteres para evitar ser despedido por Mr. Kanter. Los pobres libros estaban olvidados como el arpa de la rima de Gustavo Adolfo Bécquer. Los trabajadores no llevaban libros en sus morrales y maletines; llevaban papeles y más papeles para contentar los objetivos obsoletos y absurdos del inveterado Mr. Kanter.


                                                                                                               Eddy Gamarra T.