sábado, 29 de agosto de 2015

 Capítulo 141                                 EL REGRESO

La mañana del lunes encontramos en la puerta del arco mágico un zooter más. Los mayores de cuarenta años lo conocían, en cambio, los jóvenes no sabían de quién se trataba. Tenía experiencia como alguacil de entrada cuando trabajó varios años en el CENTRADOM. Su Espíritu juvenil, el fútbol y las faldas lo llevaron a cometer errores que pagó muy caro. Se refugió en la religión con la ayuda de sus familiares y había cambiado bastante que el conde Jorginho y el Auditor Mayor decidieron darle una oportunidad en el arco mágico para apoyar a la Cigüeña vieja, que en verdad, no estaba vieja sino que desde que su cabello se tornó blanco, sus amigos más cercanos lo bautizaron como tal.

Celestino procedía de la rama genealógica de Incitatus y Neso, pero también estaba en sus venas la sangre de Babieca, un famoso caballo. Así lo llamaban en todas partes porque cuando jugaba al fútbol, era muy veloz. Sí, tan veloz que no se daba cuenta dónde estaba el arco y en el momento de patear, la pelota,  se iba a cualquier lugar, menos al arco. Nunca supe cuál era su apellido, me temo y sospecho que Mendoza, porque tenía las mismas características que un antiguo zooter que se dedicó al balompié, pero no era un caballo como Celestino sino un cóndor de poca visión..

Siempre recordaremos que en una oportunidad que jugaba por el equipo de su Institución, faltaba menos de un minuto para acabar el partido y como Caballo, era el más veloz, le dieron pase de gol y todos esperaban con gran expectativa el gol del triunfo. Caballo avanzó, se llevó a uno, dos, tres y estando frente al arquero del equipo rival, pateó en dirección al arco-según cuenta él- y la bola se fue a la tribuna. El administrador anterior de la Institución-al final del partido- le gritó con ira:

“Tú no eres un caballo…no eres un caballo. Tú eres un burro…un burro”. Esta anécdota que recuerda al maestro del hermano del compositor Leoncavallo, quedó grabada en la mente de los Dinos que estuvieron presente y que disfrutaron de aquel partido y gracias a esta anécdota , lo teníamos en la entrada de la comunidad de San Patricio, ya no para jugar sino para cuidar.

Ninguno de los principales caballos de San Patricio afirmó su grado de parentesco con Celestino. Jorginho preguntó a Lapitt y Luis Alberto de Sajonia, ellos negaron su relación familiar. También le preguntó a Caballo loco de la Colina azul, y contestó lo mismo. Los tres le deseaban lo mejor a Celestino con tal que no esté acosando a las bellas zooters de la Comunidad.

Celestino había jugado muchos partidos con los licans y había participado de las juergas y francachelas de estos con mujeres. Celestino era muy observador y si bien es cierto que se reunía con ellos, pero buscar jovencitas fuera de la comunidad para sus apetitos infames y mezquinos, él no estaba de acuerdo porque uno de los licans lo quiso comprometer con la muerte de una doncella, y él se opuso. De un momento a otro, el equipo de seguridad de la Institución presentó un informe exhaustivo sobre el comportamiento del guardián Celestino con las trabajadoras y Madres de familia del CENTRO. Recibió amenaza de muerte  si es que contaba algo sobre sus fiestas e intenciones protervas. El pobre que sabía que la mayoría del equipo de seguridad se metamorfoseaba en licántropo, no quiso correr riesgo. Él era un caballo y no quería que le vuelvan a decir “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Le regaló a la secretaria de la Institución un peluche de un corcel negro. Ella le informó sobre las amenazas de los licans, pero no estuvo de acuerdo con el regalito y se lo encaró antes de que él renunciara. Celestino le contestó: “A caballo regalado no se le mira el diente”.

Los Dinos tuvieron una larga conversación con el Caballo y él les proporcionó datos muy importantes sobre las autoridades del CENTRO, el equipo de seguridad y sus aliadas las serpientes. También les informó sobre algunas intermedias que visitaban frecuentemente a los asesores para darles información sobre la idiosincrasia de las gaviotas y otras aves que comentaban sobre los sueldos irrisorios  y del acoso constante de los licans hacia ellas.

Cuando Celestino fue visto en la entrada mágica por licans y serpientes, tanto unos como las otras se acercaron con aire de pocos amigos y le preguntaron entre otras cosas:

-¿Qué haces aquí?”
-El caballo les contestó-este es mi nuevo trabajo y cuento con la anuencia de los Dinos y la protección de los miembros más conspicuos de la comunidad de San Patricio, en caso de cualquier amenaza, ataque o agresión salvaje de algún zooter. Varkolak le advirtió a Celestino: “Guerra avisada no mata gente”. Todas las amenazas de los licans contó el caballo a los Dinos y ellos ya sabían lo que tenían que hacer. La guerra había sido declarada hace tiempo y los Dinos estaban desarrollando su plan de expulsión final de los licans y las serpientes de la comunidad de San Patricio. El caballo en muestra de agradecimiento a sus nuevos patrones lanzó un relincho que causó hilaridad desde los trasgos juguetones hasta las vampiras que también estuvieron presente en la reunión.


                                                                                                             Eddy Gamarra T.

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