sábado, 29 de agosto de 2015


Capítulo 132
El novio de Nicole

Había pasado un buen tiempo desde que Nicole se fue a París a estudiar. Había olvidado a Pietro quien disfrutaba de las noches en la casa de playa de Irascema do Bahía. Fue tan corta esta relación que el tiempo se encargó de borrar. En la Universidad, Nicole encontró a un compañero de estudios del colegio. Cuando se conocieron era un chiquillo estudioso, serio y de pocos amigos. Había transcurrido algunos años y Jean Pierre había cambiado. Se había transformado en  un joven atractivo y alegre. En un principio no lo reconoció, pero Nicole sentía que las miradas de alguien la seguían que al comienzo la incomodaban hasta que se enfrentó a él en uno de los patios de la Universidad. La mirada seria de Nicole se posó en la de él y dijo con cierta duda:
-         ¿Jean Pierre?-mientras sus ojos escrutaban los de aquel muchacho que la miraba diferente.
-         ¿Nicole?-dijo con dulzura su compañero de estudios de la niñez.

Ambos se abrazaron y ella con una expresión de nervios y felicidad hizo la pregunta ingenua:
-¿Qué haces acá?
- Yo estudio aquí-contestó Jean Pierre.

Fue el principio de un largo diálogo que llevó a los dos jóvenes a frecuentarse y a visitar bibliotecas, museos, parques, iglesias y también discotecas. Nicole estaba contenta de estudiar en París. Jorginho la fue a visitar y conoció a Jean Pierre. Le pareció un muchacho muy correcto y bastante atractivo para los gustos de Nicole. Lo que captó el fino olfato de Jorginho fue la naturaleza zooter de Jean Pierre. Ninguno de los dos se atrevió a decirlo. El muchacho temía perder a Nicole. Igualmente Nicole no quería terminar con  Jean Pierre. Ya había ocurrido con Pietro y no sabía qué hacer. Cuando se presentó la oportunidad para conversar, Jorginho le preguntó a Nicole:

-¿Ya le has dicho a tu novio que tienes doble naturaleza?
-Por favor tío no le digas, porque él me abandonará-dijo Nicole con los ojos llorosos.
-Tienes suerte muchacha porque San Patricio está contigo-dijo sonriente Jorginho.
-No entiendo lo que quieres decir, tío-murmuraba con tristeza Nicole.
-¡Los dos son lobos!-gritó Jorginho con alegría.

Nicole sabía que el tío Jorginho no bromeaba. Como descendiente directo de un rey, el conde hablaba con la verdad. Él tenía la facilidad de “poder oler” a los zooters e indicar cuál era su naturaleza. Ya “había olido” a Jean Pierre como a todos los integrantes de la Comunidad, en especial, las serpientes y licántropos.

Nicole lloraba de alegría y agradecía al hombre de San Patricio que había “descubierto” un lobo para su entrañable sobrina. Nicole y sus hermanas le decían tío, cuando las conoció en Europa. Igualmente llamaban “tío” a Nolberto de Paracatú, a Lapitt de Sajonia, al Tío Ben de París. Cuando Jorginho habló con el muchacho le impetró con firmeza por qué no le había dicho a Nicole que era zooter. Jean Pierre se puso nervioso y no podía hablar. Después de unos segundos logró balbucear algunas palabras y le dijo al conde: “Laa…am..amo”. Jorginho le manifestó que ella también lo amaba y que era zooter como él. Es más: “Ambos eran lobos”. Jean Pierre lloraba como un chiquillo que lo habían desaprobado en Biología pero que le daban otra oportunidad para resarcirse y aprobar el tema sobre los lobos de San Patricio.

Si bien es cierto que el conde Jorginho podía identificar a los zooters y qué animal representaban. Yasmina identificaba a los que podían metamorfosearse en dos o tres animales. Los más difíciles fueron identificados por el abuelo. Tal es el caso de Varkolak que cambiaba a muchas ratas; Libak, en cuervos y Varul en murciélagos. Yo no pude identificar el unicornio y águila de Yasmina. Sin embargo, soñé que Yasmina se transformaba en un delfín rosado que disfrutaba de las aguas del bosque de la felicidad y la Colina azul.
Antes de viajar a Portugal, Jorginho invito a Nicole y Jean Pierre a los bosques de París. Llevaron comida y bebida. En un momento dado, Jorginho se ausentó y los jóvenes se convirtieron en lobos y jugaban como dos animalitos que recién dejaron de ser amamantados y que los árboles y flores era un ambiente propicio para estos dos lobos que se amaban de verdad. Después de jugar, bebieron agua del estanque sin darse cuenta que una pareja de enamorados estaba cerca. Cuando vieron a los dos lobos, huyeron despavoridos.


                                                                                                  Eddy Gamarra T.

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