Capítulo 132
El novio de Nicole
Había pasado un buen tiempo desde
que Nicole se fue a París a estudiar. Había olvidado a Pietro quien disfrutaba
de las noches en la casa de playa de Irascema do Bahía. Fue tan corta esta
relación que el tiempo se encargó de borrar. En la Universidad, Nicole encontró
a un compañero de estudios del colegio. Cuando se conocieron era un chiquillo
estudioso, serio y de pocos amigos. Había transcurrido algunos años y Jean
Pierre había cambiado. Se había transformado en
un joven atractivo y alegre. En un principio no lo reconoció, pero
Nicole sentía que las miradas de alguien la seguían que al comienzo la
incomodaban hasta que se enfrentó a él en uno de los patios de la Universidad.
La mirada seria de Nicole se posó en la de él y dijo con cierta duda:
-
¿Jean Pierre?-mientras sus ojos escrutaban los de
aquel muchacho que la miraba diferente.
-
¿Nicole?-dijo con dulzura su compañero de estudios de
la niñez.
Ambos se
abrazaron y ella con una expresión de nervios y felicidad hizo la pregunta
ingenua:
-¿Qué haces
acá?
- Yo
estudio aquí-contestó Jean Pierre.
Fue el
principio de un largo diálogo que llevó a los dos jóvenes a frecuentarse y a
visitar bibliotecas, museos, parques, iglesias y también discotecas. Nicole
estaba contenta de estudiar en París. Jorginho la fue a visitar y conoció a
Jean Pierre. Le pareció un muchacho muy correcto y bastante atractivo para los
gustos de Nicole. Lo que captó el fino olfato de Jorginho fue la naturaleza
zooter de Jean Pierre. Ninguno de los dos se atrevió a decirlo. El muchacho
temía perder a Nicole. Igualmente Nicole no quería terminar con Jean Pierre. Ya había ocurrido con Pietro y
no sabía qué hacer. Cuando se presentó la oportunidad para conversar, Jorginho
le preguntó a Nicole:
-¿Ya le has
dicho a tu novio que tienes doble naturaleza?
-Por favor
tío no le digas, porque él me abandonará-dijo Nicole con los ojos llorosos.
-Tienes
suerte muchacha porque San Patricio está contigo-dijo sonriente Jorginho.
-No
entiendo lo que quieres decir, tío-murmuraba con tristeza Nicole.
-¡Los dos
son lobos!-gritó Jorginho con alegría.
Nicole
sabía que el tío Jorginho no bromeaba. Como descendiente directo de un rey, el
conde hablaba con la verdad. Él tenía la facilidad de “poder oler” a los
zooters e indicar cuál era su naturaleza. Ya “había olido” a Jean Pierre como a
todos los integrantes de la Comunidad, en especial, las serpientes y
licántropos.
Nicole
lloraba de alegría y agradecía al hombre de San Patricio que había
“descubierto” un lobo para su entrañable sobrina. Nicole y sus hermanas le
decían tío, cuando las conoció en Europa. Igualmente llamaban “tío” a Nolberto
de Paracatú, a Lapitt de Sajonia, al Tío Ben de París. Cuando Jorginho habló
con el muchacho le impetró con firmeza por qué no le había dicho a Nicole que
era zooter. Jean Pierre se puso nervioso y no podía hablar. Después de unos
segundos logró balbucear algunas palabras y le dijo al conde: “Laa…am..amo”.
Jorginho le manifestó que ella también lo amaba y que era zooter como él. Es
más: “Ambos eran lobos”. Jean Pierre lloraba como un chiquillo que lo habían
desaprobado en Biología pero que le daban otra oportunidad para resarcirse y
aprobar el tema sobre los lobos de San Patricio.
Si bien es
cierto que el conde Jorginho podía identificar a los zooters y qué animal
representaban. Yasmina identificaba a los que podían metamorfosearse en dos o
tres animales. Los más difíciles fueron identificados por el abuelo. Tal es el
caso de Varkolak que cambiaba a muchas ratas; Libak, en cuervos y Varul en
murciélagos. Yo no pude identificar el unicornio y águila de Yasmina. Sin
embargo, soñé que Yasmina se transformaba en un delfín rosado que disfrutaba de
las aguas del bosque de la felicidad y la Colina azul.
Antes de
viajar a Portugal, Jorginho invito a Nicole y Jean Pierre a los bosques de
París. Llevaron comida y bebida. En un momento dado, Jorginho se ausentó y los
jóvenes se convirtieron en lobos y jugaban como dos animalitos que recién
dejaron de ser amamantados y que los árboles y flores era un ambiente propicio
para estos dos lobos que se amaban de verdad. Después de jugar, bebieron agua
del estanque sin darse cuenta que una pareja de enamorados estaba cerca. Cuando
vieron a los dos lobos, huyeron despavoridos.
Eddy
Gamarra T.
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