Capítulo 142
”Che me chube…che me baja”
La aldea tenía una buena cantidad
de niños que acudían a la escuela en la Ciudad…El Auditor Mayor y el conde
Jorginho tuvieron la gran idea de construir con la ayuda de los Dinos una
canchita de fulbito, otra de vóleibol y baloncesto. También pensaron en un
viejo maestro que era zooter pero vivía retirado con sus hijos en algún
distrito de la Ciudad…Este señor que amaba los deportes en especial el fútbol,
tenía la metamorfosis de un chimpancé y como tenía un carácter alegre, sería la
persona más idónea para enseñar a los niños de San Patricio. Menos mal que la
temperatura de la comunidad se adecuaba a la de la costa, pese a tener
productos de la sierra y la selva. Si hubiera mucha altura, el mono Rafo no
podría respirar con facilidad. Ya había ocurrido hace unas décadas cuando viajó
con sus estudiantes al Cusco. En el momento de subir a Machu Picchu, al pobre
mono le faltaba el aire y como tenía una manera tan peculiar de pronunciar las
palabras, pidió auxilio a sus compañeros y les decía con dificultad. “Che me
chube…che me baja”.
En verdad, era gracioso y se ganó
el cariño de sus estudiantes y compañeros de trabajo, mientras no hubiera un
préstamo de por medio, porque siempre andaba con dificultades económicas y
lograba convencer a las personas de su entorno para un pequeño préstamo con
palabras como : “Tú sabes como soy yo…Mañana mismo te pago, a más tardar, el
viernes”. También agregaba: “Tú eres mi compadre espiritual y no te voy a
fallar. Ya nos conocemos mucho tiempo. Nunca te he fallado”.
Los sábados eran para él su día de
la purificación, su shabatt. Andaba en
buzo, su maletín y su infaltable cigarrillo entre los dedos. Siempre con la
sonrisa en los labios. Aunque los aprietos económicos lo golpeaban
constantemente, él siempre con la chispa, la risa a la orden del día. Sus
alumnos de antaño recordaban de buen humor cuando les decía que si no
estudiaban les iba a poner “Chero…chero”. Por un tiempo le decían “Chero,
chero”, o cuando lo llamaban sus amigos, más atendía al apodo de mono que a su
nombre Rafo. Pues él era la persona indicada para enseñar a los niños de San
Patricio fútbol y otros deportes.
Los Dinos estaban contentos con
esta contratación. Le iban a dar una casa para que viva con su familia y le
advirtieron sobre la presencia de los licans que él ya conocía y que
probablemente sería amenazado por Varko y sus secuaces. También le pusieron en
aviso sobre las serpientes que coqueteaban a sus víctimas para después
matarlas. El mono Rafo fue invitado a la casa del conde Jorginho y se encontró
con varios amigos y le hablaron sobre las normas y la vida en la comunidad que
él ni siquiera sospechaba. Pudo comprobar que había dos fuerzas en la
comunidad: Los Dinos y las fuerzas del mal. Los Dinos estaba constituido por el
conde Jorginho, amigos y su familia y las fuerzas del mal tenía a los licans,
serpientes, espías, amigos. Entre unos y otros
estaban Mr. Kanter y sus asesores que apoyaban a los licans
indirectamente y los intermedios que no participaban en mayoría de las fuerzas
del mal. El objetivo de los licans y sus secuaces era apoderarse de San
Patricio, aprovechando que Mr. Kanter no estaba enterado de sus crímenes y que
los asesores callaban para no perjudicarse. Los Dinos, que es como llamo a
todos aquellos que luchan por la justicia y la paz en la comunidad de San
Patricio, no iban a permitir los objetivos demoníacos de estos monstruos que
cada día perdían fuerzas y buscaban entre los intermedios gente que los
apoyara, o por las buenas o por las malas.
El profesor de los niños de la
aldea sería más adelante mudo testigo de la destrucción total de las fuerzas
del mal y el alejamiento definitivo de Mr. Kanter del CENTRADOM. Muchas cosas
cambiarían y vendrían nuevas aguas a regar el río de la tranquilidad y la paz
en la comunidad mágica de San Patricio.
Eddy Gamarra T.
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