Capítulo 130
¿Licántropos o vampiras?
Una noticia remeció a la
Ciudad…Tres jóvenes universitarias fueron violadas y asesinadas. Sus cuerpos
presentaban mordeduras por todas partes y en el cuello se encontraban dos
puntos rojos muy visibles. Estos crímenes se habían cometido en la playa de
estacionamiento de una Universidad particular. La policía investigaba el caso.
Los expertos indicaban que se había desarrollado un ataque de vampiros por los
puntos rojos en el cuello y como hace tiempo no ocurría este tipo de
crímenes, lo más probable era que
algunas personas cercanas al mundo universitario estén involucradas en este
asesinato.
Los primeros en ser investigados
fueron los guardianes de la playa de estacionamiento. Como era las diez de la
noche, apenas había diez autos. Los dueños de estos vehículos fueron citados a
la estación de policía del distrito y después tuvieron que asistir a la oficina
de investigación criminal. Entre los diez
investigados estaban las profesoras Elisabetta, Alejandra y Rowina que
se habían quedado en la cafetería de la Universidad para preparar el cumpleaños
de Pietro. Agnezka estaba por Noruega y otros países nórdicos. Ellas vestían por lo general, de negro. Sus rostros bellos estaban siempre
de un pálido color, a pesar de los labios pintados de un rojo intenso. No
tenían mucha amistad con los profesores dada su condición de extranjeras; en
cambio, eran muy allegadas a los estudiantes. Esta situación las hacía
sospechosas de la muerte de las tres estudiantes, pero ellas habían estado en
la cafetería y las empleadas las habían visto conversando aproximadamente una
hora. Se habían retirado en el momento que la cafetería iba a cerrar.
Lamentablemente fueron detenidas. Su rostro extraño y su procedencia de España,
Inglaterra e Italia las hacía más sospechosas aún. Cuando les preguntaron sobre
su domicilio, menos mal que ellas tenían sus oficinas en el mismo edificio que
los Dinos. Cuando nos enteramos que habían sido detenidas, sabíamos que el
problema del domicilio saldría a la luz en cualquier momento. Aprovechando la
comunicación telepática con Elisabetta, logramos trasladar algunos enseres de
las tres y acomodamos de tal manera que presente la imagen de un lugar donde
ellas vivían.
Lo más terrible era que ellas no
habían sido. Las vampiras de San Patricio no mataban. Hace mucho tiempo que se
habían separado de la infernal cofradía que existía en Hungría y Rumania porque
no estaban de acuerdo con esas costumbres ancestrales. De ahí las razones de su
presencia en la Comunidad. Los llamados expertos solo vieron los puntos en el
cuello, no en el resto del cuerpo. Jorginho y el abuelo sabían que esos ataques
tenían las características de los malditos licans e iban a investigar a fondo
para encontrar a los culpables. Además las jóvenes víctimas fueron violadas y
las sospechosas eran mujeres. ¡Un absurdo! Los Dinos contrataron los servicios
del abogado penalista Sarco Zolá quien
se encargaría de la defensa de Elisabetta y sus amigas. Todos los Dinos
estudiaron el caso y desarrollaron una investigación en serie para demostrar la
inocencia de las vampiras.
Uno de los trabajadores de la
Universidad vio a tres sujetos que de un momento a otro aparecieron rondando la
playa de estacionamiento. Llevaban buzos oscuros y estaban cubiertos con una
capucha. Nunca los habían visto por la Universidad. Parece que ingresaron
trasponiendo las rejas porque por la puerta no se registraron. Después de la
declaración de las trabajadoras de la cafetería y la brillante defensa del Dr.
Sarco Zolá, Elisabetta y sus amigas fueron puestas en libertad. La Universidad
pidió disculpas a las tres profesoras y ellas continuaron muy mortificadas su
trabajo en la Universidad. Sabían que ese estilo de matar era propio de los
licántropos y que difícilmente podrían ser llevados a juicio porque se
refugiarían en la Comunidad y sabemos que la policía no puede ingresar allí y
lo más probable es que si se produjera la denuncia ante las autoridades
respectivas de la Comunidad, estos facinerosos serían defendidos por Mr. Kanter
y sus licans. Como siempre le dicen al fraile que todo está bien. Que aquí no
pasa nada. Él les cree y vive contento con esta información bastarda que le
permite viajar sin mayores problemas. No se da cuenta cómo ha bajado el nivel
de credibilidad de su empresa y nadie se atreve a abrirle los ojos porque el
equipo de seguridad se encargaría de lavar esta ofensa grave ante el discutido
dueño del CENTRADOM.
Uno de los encargados de la puerta
de entrada de San Patricio registró la salida en la noche de tres miembros de
seguridad del CENTRO. Ellos tienen apenas tres meses en la Comunidad. Vienen de
Bulgaria y viven en el barrio de los licans. No tienen esposa ni novia alguna.
Por los comentarios de las gaviotas, lornas y cojinovas, enamoran a las jóvenes
intermedias y les lanzan piropos obscenos y de mal gusto. Las quejas constantes
de las intermedias solo han constituido un vacío para el temible Varkolak, quien no les hace caso y defiende a su personal con la presión a las jóvenes y la
amenaza de indisponerlas ante Mr. Kanter. Total, ¿A quién le va a creer el
Jefe? ¿A las trabajadoras intermedias o al jefe de seguridad del CENTRO?
Ahora comprenderán, mis estimados
lectores que las jóvenes intermedias no tienen apoyo de nadie en su trabajo. Si
no les parece correcto, las puertas están abiertas y se pueden ir…a otro
trabajo. Palabras de Varkolak que había tomado fuerza en el CENTRO y nadie se
atrevía a contradecirlo porque algo malo le podría ocurrir. De ahí que los
asesores tampoco se metían en estos asuntos laborales manejados por el
siniestro Varkolak, jefe del grupo de exterminio licántropo.
Una vez que los Dinos ubicaron a
los tres licans que habían cometido violación y asesinato de las jóvenes
universitarias, les hicieron un seguimiento y lograron captar la conversación
de estos tres miserables asesinos que comentaban como si hubiera sido una noche
de amor y placer. Después de la ubicación y la certeza de su crimen, sabían que
estos tres iban a cometer otro crimen en una Universidad del Estado que tiene
un pésimo control sobre las personas que ingresan y salen de ella. Y así fue.
Llegó el día señalado y Yasmina y su abuelo siguieron a los licans y esperaron
pacientemente que estos ingresaran al aula donde otras tres jóvenes solían estudiar.
No había más estudiantes y el momento era propicio para sus nefastos intereses.
Cuando los licans estuvieron dispuestos a atacar aparecieron Yasmina y su
abuelo convertidos en unicornios y lanzaron contra estos tres asesinos el fuego
de la justicia que los calcinó y las tres muchachas no sabían cómo agradecer.
Estaban entre asustadas y agradecidas por estos dos personajes mitológicos que
las habían salvado de las garras de los monstruos convertidos en licántropos.
Cuando Yasmina y el abuelo recuperaron su forma original les dijeron a las
muchachas que no se preocuparan y prepararon unos cables para que parezca una
fuerte descarga que había carbonizado los cuerpos de tres personas extrañas que
habían ingresado a un aula donde no se dictaba clases. Las chicas salieron y
después de agradecer a los dos salvadores,
no hicieron comentario alguno y al día siguiente, los diarios informaron
de este hecho.
La vida continuaba en San Patricio
y el mundo estragado de los licans se derrumbaba lentamente. El espíritu
impertérrito del jardinero se desarrollaba en los espacios de los Dinos, las serpientes y licans pitorreaban al unísono
buscando una manera de vengarse de los Dinos, porque estaban seguros que ellos
habían sido. Su ánimo desangelado marcaba una línea de desconcierto, odio y
venganza. El número de licans disminuía controversialmente y pedían a la
venenosa pitón que preparara un proyecto de emergencia con la ayuda del beato
Carmito de la Buena Cruz que por el cargo que perseguía sería capaz de aliarse
hasta con el mismo diablo.
Eddy
Gamarra T.
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