Capítulo 135
Multifuncional
La biblioteca del CENTRO fue el trabajo de muchas
personas que amaban los libros en la época en que los trabajadores, desde los
más humildes hasta los jefes solían visitarla para pedir un libro y leer. Hoy
en día, a falta de lectores, se ha convertido en un club de conversación donde
las damas que tienen que realizar un trámite documentario, pasan por la oficina
del cándido Tirreno y se enteran de los últimos chismes ya sea la desaparición
de Varul, la nueva Central eléctrica, el viaje de Mr. Kanter o las tribulaciones
de Carmito de la Buena Cruz.
Tirreno al no tener lectores y para
no aburrirse de su trabajo ha decidido aceptar en su sacrosanto recinto a
muchas personas interesadas en la vida cotidiana, en el pan nuestro de cada
día, en los peinados de la fulana o el maquillaje de la zutana; que los
trámites han subido, que Mr. Kanter sigue de viaje, que el padrecito es muy
bueno y caritativo y que a Sancho lo nombraron gobernador de la ínsula de
Barataria.
En un ambiente de esta naturaleza,
me imagino al Nazareno que entra a su iglesia y con un látigo, saca a todos aquellos que creen que la
biblioteca es un mercado y que puedes hacer de
todo menos leer. Puedes vender ropa deportiva, traer la comida de tus
hijos que estudian “Las aplicaciones del trámite documentario moderno en el
siglo XXI”, arreglar computadoras, de vez en cuando leer el periódico y en el
mejor de los casos, cacarear los programetes que la televisión ofrece acerca
del mundo de la llamada farándula en un maremágnum de preguntas trilladas y respuestas
baratas.
De la que se salvaron los
habitantes de San Patricio, porque solo algunos tienen televisor como los
asiduos asistentes de la biblioteca debido a que el CENTRADOM está ubicado en
la Ciudad…y es centro obligado del chisme y la cursilería propia de las
personas que asisten al lugar que alguna vez sus trabajadores llamaban con orgullo el nombre de BIBLIOTECA.
Es más, estas personas solían discutir sobre temas de historia, filosofía,
literatura, arte y Ciencias. Los trabajadores ya no tienen tiempo para leer un
libro. Parece que la sonrisa se fue de sus labios y caminan como robots,
estresados, de mal humor, de prisa a las salas de cómputo para llenar toda la
información que les exigen y que tienen que entregar a tiempo bajo pena de
memorandos de todos los colores, de acuerdo a la falta y a la ocasión.
Los trabajadores de esta
Institución tenían que trabajar y trabajar decía el Manual de las Normas del
trabajador preparadas por el inconmensurable Carmito de la Buena Cruz. No hay
tiempo para reír ni menos para llorar. Comer poco y trabajar era uno de los
planteamientos patibularios de Mr. Kanter. Ahora entendemos por qué ninguno del
CENTRADOM vio almorzar a Mr. Kanter. Mientras los intermedios se movían de
prisa de una oficina a otra, algunos asesores, con aire de superioridad plebeya y
burlona marcaban el territorio del CENTRO bosquejando soterradamente el ideal
de vivir en estrés. Todo esto formaba parte de la filosofía creada por el
obispo de Canterbury, pero lo más interesante era que él no formaba parte de
las obligaciones ni de la comida frugal y bajos sueldos. Su idiosincrasia
empresarial lo llevaba a viajar por
diferentes lugares por obra y gracia de no sé quién y lo hacía con convicción
porque tenía un equipo idóneo para estos menesteres. Como ellos le decían que
el CENTRO era como un paraíso. No había problemas. Podías cometer todos los
errores ortográficos que quisieras y no pasaba nada. Mr. Kanter era un experto
en errores ortográficos, pero nadie se daba cuenta, solamente los estudiantes
del CENTRO. Todo marchaba a las mil
maravillas y estas informaciones lo emocionaban hasta las lágrimas que
programaba un nuevo viaje para no estresarse. Su comportamiento tan particular
hizo que algún trabajador le pusiera Mr. Kanter. Nunca se supo quién, ni se
sabrá. Debe ser Fuenteovejuna como la obra de Lope de Vega…”Todos a una”.
Todo paraíso tiene su serpiente.
Este paraíso de Mr. Kanter no tenía una, sino varias. Se salvaron Adán y Eva
porque ellos solo tuvieron una serpiente de la que Anulia y sus secuaces se
sienten descendientes directas. Es más, además del grupo ofídico, el CENTRO
tenía al equipo de seguridad compuesto por los malvados licans que todos los
intermedios y la gran mayoría de habitantes de la Comunidad execraba. No sé
dónde estaban los ojos de su jefe que no se daba cuenta de los crímenes
cometidos por Varkolak y sus compinches. Lamentablemente, los asesores jamás
informaron al jefe, de los asesinatos
cometidos tanto en la Comunidad como fuera de ella para mantener su estatus económico
y de entera confianza en sus asesores. Con esta política, el enigmático Mr.
Paritt no se metía en problemas con Mr. Kanter y “todo marchaba a las mil
maravillas”. Era la expresión que los intermedios, a escondidas, lo decían con
burla, como una manera de vengarse de todos los errores cometidos por los
monstruosos licans y aprobados con pocas palabras con la famosa expresión:
“Todo marcha a las mil maravillas.”
A propósito de la biblioteca,
Carmito Enfisemo había presentado un proyecto a la dirección del CENTRADOM para
que se sustituya la biblioteca que no estaba operativa, con una oficina
multifuncional de trámite documentario que agilizaría las operaciones de la
Institución para un mayor beneficio de la Ciudad y del país. Los asesores
botaron a favor del proyecto de Carmito, menos uno. Se supone que es Jonathan
Squirrel, que era el único lector de los asesores y uno de los pocos que
quedaban en el CENTRADOM. El temor era que tenían mayoría y Mr. Kanter no
analizaría el proyecto. Él confiaba en la mayoría de sus asesores y punto.
Cuando los trabajadores se enteraron de este maléfico proyecto, presentaron un
memorial a través de la Secretaría de la Institución y que probablemente
dormiría el sueño de los justos.
Los Dinos se enteraron de este memorial presentado
por un buen número de los habitantes de San Patricio, es decir, los intermedios
y buscaron a Mr. Kanter para que deje sin efecto este diabólico proyecto
presentado por el beato Carmito Enfisemo de la Buena Cruz. Además, podría dejar
sin trabajo al bueno de Tirreno, que a pesar de ser chismoso, tenía interés en
que se salve la biblioteca del CENTRADOM. Antes de su viaje, Mr. Kanter recibió
a los Dinos y ellos le plantearon no cerrar la biblioteca sino más bien
reorganizarla porque si esto ocurriera, estaría quitándole la dignidad de sus
trabajadores y los convertiría en simples animales. Era necesario recordar la
doble naturaleza de los integrantes del CENTRO y que se diferenciaban de muchos
seres humanos porque no solo eran animales sino seres pensantes y actuantes por
la Gracia de Dios. Mr. Kanter llamó a sus asesores y por primera vez les llamó la atención y ordenó que le pusieran un
memorando a este Carmito que se estaba tomando atribuciones que no le
correspondían. También castigó al beato de Satán por una semana para que ordene
sus ideas y se ponga bien con Dios porque el proyecto que había presentado no
tenía ni pies ni cabeza y solo estaba ocasionando muchas dificultades entre los
pacíficos habitantes de la comunidad de San Patricio. Esta llamada de atención
a Carmito puso en aviso a los licans del servicio de seguridad quienes tenían
un plan avieso para presionar y castigar a todos los intermedios que habían
firmado el memorial para que quede sin efecto el maquiavélico proyecto de
cerrar la biblioteca. Varko avisó a sus hombres que el plan de presión y golpe
a los intermedios quedaba abortado hasta nuevo aviso.
Carmito Enfisemo sufrió mucho
cuando Mr. Kanter le llamó la atención y ordenó su retiró de la Institución por
siete días. Se sometió a un doble castigo con los cilicios y durmió en cama de
piedra para pedirle a la Virgen que interceda por él. Carmito solo quería lo
mejor para su Institución y no había en él ningún revanchismo hacia los
intermedios a quienes los hacía trabajar más y comer menos. Bueno, eso pensaba
Carmito. Lo malo es que cuando se impuso la penitencia de dormir en cama de
piedra, se convirtió en pollo y no sintió la incomodidad. El masoquismo del
beato hacía de su espalda maltratada un mapa de cicatrices que hacía recordar a
sus antepasados los momentos difíciles que les tocó vivir. Carmito no se
autoimpuso ningún castigo que tenga que ver con la comida, porque valgan
verdades-solía decir- la comida es sagrada y con el estómago no se juega.
Aquella semana, el beato subió varios
kilos y se presentó antes del mes de octubre con el hábito del Señor de los
Milagros y su cordón blanco. Invitó a los asesores el clásico turrón de Doña
Pepa y para los intermedios, unas estampitas del Señor de los Milagros. Ya en
estos días, Mr. Kanter, para evitar el estrés que le ocasionaban algunos
trabajadores, viajó a Punta Cana para
descansar y aprovechar el sol que le iba a hacer muy bien. Algunas lornas de
los intermedios le regalaron bloqueador y una toalla playera “de acuerdo a su
investidura”-decían estas lornitas.
Los Dinos estaban contentos porque
lograron que el dueño del CENTRADOM abrogara el proyecto obtuso del beato y lo
castigara por querer ocasionar graves problemas no solo en el CENTRO sino
también en la comunidad de San Patricio. Los licans se quedaron con las ganas
de castigar a los intermedios, estos estaban contentos porque por primera vez
en su vida habían ganado una causa justa gracias a Jorginho y los Dinos a
quienes les estaban muy agradecidos.
Eddy Gamarra T.
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