sábado, 29 de agosto de 2015


Capítulo 135
Multifuncional

La  biblioteca del CENTRO fue el trabajo de muchas personas que amaban los libros en la época en que los trabajadores, desde los más humildes hasta los jefes solían visitarla para pedir un libro y leer. Hoy en día, a falta de lectores, se ha convertido en un club de conversación donde las damas que tienen que realizar un trámite documentario, pasan por la oficina del cándido Tirreno y se enteran de los últimos chismes ya sea la desaparición de Varul, la nueva Central eléctrica, el viaje de Mr. Kanter o las tribulaciones de Carmito de la Buena Cruz.

Tirreno al no tener lectores y para no aburrirse de su trabajo ha decidido aceptar en su sacrosanto recinto a muchas personas interesadas en la vida cotidiana, en el pan nuestro de cada día, en los peinados de la fulana o el maquillaje de la zutana; que los trámites han subido, que Mr. Kanter sigue de viaje, que el padrecito es muy bueno y caritativo y que a Sancho lo nombraron gobernador de la ínsula de Barataria.

En un ambiente de esta naturaleza, me imagino al Nazareno que entra a su iglesia y con un látigo,  saca a todos aquellos que creen que la biblioteca es un mercado y que puedes hacer de  todo menos leer. Puedes vender ropa deportiva, traer la comida de tus hijos que estudian “Las aplicaciones del trámite documentario moderno en el siglo XXI”, arreglar computadoras, de vez en cuando leer el periódico y en el mejor de los casos, cacarear los programetes que la televisión ofrece acerca del mundo de la llamada farándula en un maremágnum de preguntas trilladas y respuestas baratas.

De la que se salvaron los habitantes de San Patricio, porque solo algunos tienen televisor como los asiduos asistentes de la biblioteca debido a que el CENTRADOM está ubicado en la Ciudad…y es centro obligado del chisme y la cursilería propia de las personas que asisten al lugar que alguna vez sus trabajadores  llamaban con orgullo el nombre de BIBLIOTECA. Es más, estas personas solían discutir sobre temas de historia, filosofía, literatura, arte y Ciencias. Los trabajadores ya no tienen tiempo para leer un libro. Parece que la sonrisa se fue de sus labios y caminan como robots, estresados, de mal humor, de prisa a las salas de cómputo para llenar toda la información que les exigen y que tienen que entregar a tiempo bajo pena de memorandos de todos los colores, de acuerdo a la falta y a la ocasión.

Los trabajadores de esta Institución tenían que trabajar y trabajar decía el Manual de las Normas del trabajador preparadas por el inconmensurable Carmito de la Buena Cruz. No hay tiempo para reír ni menos para llorar. Comer poco y trabajar era uno de los planteamientos patibularios de Mr. Kanter. Ahora entendemos por qué ninguno del CENTRADOM vio almorzar a Mr. Kanter. Mientras los intermedios se movían de prisa de una oficina a otra, algunos  asesores, con aire de superioridad plebeya y burlona marcaban el territorio del CENTRO bosquejando soterradamente el ideal de vivir en estrés. Todo esto formaba parte de la filosofía creada por el obispo de Canterbury, pero lo más interesante era que él no formaba parte de las obligaciones ni de la comida frugal y bajos sueldos. Su idiosincrasia empresarial  lo llevaba a viajar por diferentes lugares por obra y gracia de no sé quién y lo hacía con convicción porque tenía un equipo idóneo para estos menesteres. Como ellos le decían que el CENTRO era como un paraíso. No había problemas. Podías cometer todos los errores ortográficos que quisieras y no pasaba nada. Mr. Kanter era un experto en errores ortográficos, pero nadie se daba cuenta, solamente los estudiantes del CENTRO.  Todo marchaba a las mil maravillas y estas informaciones lo emocionaban hasta las lágrimas que programaba un nuevo viaje para no estresarse. Su comportamiento tan particular hizo que algún trabajador le pusiera Mr. Kanter. Nunca se supo quién, ni se sabrá. Debe ser Fuenteovejuna como la obra de Lope de Vega…”Todos a una”.

Todo paraíso tiene su serpiente. Este paraíso de Mr. Kanter no tenía una, sino varias. Se salvaron Adán y Eva porque ellos solo tuvieron una serpiente de la que Anulia y sus secuaces se sienten descendientes directas. Es más, además del grupo ofídico, el CENTRO tenía al equipo de seguridad compuesto por los malvados licans que todos los intermedios y la gran mayoría de habitantes de la Comunidad execraba. No sé dónde estaban los ojos de su jefe que no se daba cuenta de los crímenes cometidos por Varkolak y sus compinches. Lamentablemente, los asesores jamás informaron al jefe,  de los asesinatos cometidos tanto en la Comunidad como fuera de ella para mantener su estatus económico y de entera confianza en sus asesores. Con esta política, el enigmático Mr. Paritt no se metía en problemas con Mr. Kanter y “todo marchaba a las mil maravillas”. Era la expresión que los intermedios, a escondidas, lo decían con burla, como una manera de vengarse de todos los errores cometidos por los monstruosos licans y aprobados con pocas palabras con la famosa expresión: “Todo marcha a las mil maravillas.”

A propósito de la biblioteca, Carmito Enfisemo había presentado un proyecto a la dirección del CENTRADOM para que se sustituya la biblioteca que no estaba operativa, con una oficina multifuncional de trámite documentario que agilizaría las operaciones de la Institución para un mayor beneficio de la Ciudad y del país. Los asesores botaron a favor del proyecto de Carmito, menos uno. Se supone que es Jonathan Squirrel, que era el único lector de los asesores y uno de los pocos que quedaban en el CENTRADOM. El temor era que tenían mayoría y Mr. Kanter no analizaría el proyecto. Él confiaba en la mayoría de sus asesores y punto. Cuando los trabajadores se enteraron de este maléfico proyecto, presentaron un memorial a través de la Secretaría de la Institución y que probablemente dormiría el sueño de los justos. 

Los Dinos se enteraron de este memorial presentado por un buen número de los habitantes de San Patricio, es decir, los intermedios y buscaron a Mr. Kanter para que deje sin efecto este diabólico proyecto presentado por el beato Carmito Enfisemo de la Buena Cruz. Además, podría dejar sin trabajo al bueno de Tirreno, que a pesar de ser chismoso, tenía interés en que se salve la biblioteca del CENTRADOM. Antes de su viaje, Mr. Kanter recibió a los Dinos y ellos le plantearon no cerrar la biblioteca sino más bien reorganizarla porque si esto ocurriera,  estaría quitándole la dignidad de sus trabajadores y los convertiría en simples animales. Era necesario recordar la doble naturaleza de los integrantes del CENTRO y que se diferenciaban de muchos seres humanos porque no solo eran animales sino seres pensantes y actuantes por la Gracia de Dios. Mr. Kanter llamó a sus asesores y por primera vez les  llamó la atención y ordenó que le pusieran un memorando a este Carmito que se estaba tomando atribuciones que no le correspondían. También castigó al beato de Satán por una semana para que ordene sus ideas y se ponga bien con Dios porque el proyecto que había presentado no tenía ni pies ni cabeza y solo estaba ocasionando muchas dificultades entre los pacíficos habitantes de la comunidad de San Patricio. Esta llamada de atención a Carmito puso en aviso a los licans del servicio de seguridad quienes tenían un plan avieso para presionar y castigar a todos los intermedios que habían firmado el memorial para que quede sin efecto el maquiavélico proyecto de cerrar la biblioteca. Varko avisó a sus hombres que el plan de presión y golpe a los intermedios quedaba abortado hasta nuevo aviso.

Carmito Enfisemo sufrió mucho cuando Mr. Kanter le llamó la atención y ordenó su retiró de la Institución por siete días. Se sometió a un doble castigo con los cilicios y durmió en cama de piedra para pedirle a la Virgen que interceda por él. Carmito solo quería lo mejor para su Institución y no había en él ningún revanchismo hacia los intermedios a quienes los hacía trabajar más y comer menos. Bueno, eso pensaba Carmito. Lo malo es que cuando se impuso la penitencia de dormir en cama de piedra, se convirtió en pollo y no sintió la incomodidad. El masoquismo del beato hacía de su espalda maltratada un mapa de cicatrices que hacía recordar a sus antepasados los momentos difíciles que les tocó vivir. Carmito no se autoimpuso ningún castigo que tenga que ver con la comida, porque valgan verdades-solía decir- la comida es sagrada y con el estómago no se juega.

Aquella semana, el beato subió varios kilos y se presentó antes del mes de octubre con el hábito del Señor de los Milagros y su cordón blanco. Invitó a los asesores el clásico turrón de Doña Pepa y para los intermedios, unas estampitas del Señor de los Milagros. Ya en estos días, Mr. Kanter, para evitar el estrés que le ocasionaban algunos trabajadores, viajó a Punta Cana  para descansar y aprovechar el sol que le iba a hacer muy bien. Algunas lornas de los intermedios le regalaron bloqueador y una toalla playera “de acuerdo a su investidura”-decían estas lornitas.

Los Dinos estaban contentos porque lograron que el dueño del CENTRADOM abrogara el proyecto obtuso del beato y lo castigara por querer ocasionar graves problemas no solo en el CENTRO sino también en la comunidad de San Patricio. Los licans se quedaron con las ganas de castigar a los intermedios, estos estaban contentos porque por primera vez en su vida habían ganado una causa justa gracias a Jorginho y los Dinos a quienes les estaban muy agradecidos.


                                                                                                           Eddy Gamarra T.

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