Capítulo 139
Anuros
Ratko Burucic era el nombre del
acosador, pero sus amigos y enemigos le decían Burú. Había nacido en Croacia
pero su familia se mudó a la Ciudad…Cuando le preguntaban de dónde era, Burú
contestaba de Croac…cia. Una mañana, muy temprana, Burú se dirigió al CENTRO
para aprovechar sus jardines y darse un remojón con los charcos que se formaban
en algunas áreas verdes. Estaba de lo más feliz cuando de un momento a otro,
apareció una rana, un poco más grande que el sapito saltarín:
-¿Qué haces en mi dominio?-le
inquirió Burú con aire de superioridad.
-Traigo saludos de mis amigos los
lobos y las gaviotas-le contestó con cierta sonrisa la rana.
-¿Cómo has podido entrar en este
recinto privado?-preguntó el sapito, molesto.
-Para mí no hay lugar privado,
mucho menos cuando tengo que cumplir algunas órdenes, y si son de mis amigos,
mejor-le aclaró el tío Ben.
-No respondo de mi cólera y si
sales herido-le advirtió Burú.
-Sé cómo eres Burú. Entre anuros no
nos vamos a leer la mano-le dijo el tío Ben con certeza.
Burú trazó un círculo en forma
matemática y la rana, para diferenciar su figura geométrica, trazó un cuadrado
perfecto. Burú le lanzó un líquido verdusco y la rana desapareció y estaba
detrás de él. Trazó un trapecio y le gritó:
-¡Detrás de ti!
El sapito giró con rapidez y vio a
su enemigo dentro de otra figura. Le lanzó otra descarga verdusca y la rana
volvió a desaparecer y estaba encima de un manzano. Desde ahí le gritó al
confundido Burú:
-¡A que no me atrapas bigardo!
El sapito que no entendía de estas
palabras, saltó hacia la derecha y le increpó a su enemigo:
-¡ Baja si eres hombre!
-Soy una rana- le dijo sonriente el
tío Ben y se puso a cantar “My way”…the end is near/and so my face…the final
courtain…el sapito estaba muy nervioso y dio otro saltó. Volvió a desaparecer
la rana y esta vez no trazó ninguna figura. El sapito lo buscaba y la rana no
aparecía.
-¡No huyas cobarde!-grito el sapo.
-Acá estoy-se escuchó una voz.
-¿Por qué no das la cara?-le
increpó el sapo entre asustado y valiente.
-Ne me quite pas-pronunció con su
acento francés, la rana.
-El sapo se ponía más nervioso y le
gritó: ¡Déjate de cojudeces y enfréntate maricón!
-Bon jour tristesse-dijo la rana y
apareció frente al asustado anuro y le lanzó su veneno sobre el rostro que el
pobre Burú tomó su forma humana y pidió auxilio. Como era muy temprano, el
único que le escuchó fue el ganso que oficiaba de portero y que no se atrevió a
ayudarlo porque no quería correr riesgos. Una vez que se cercioró del retiro
del tío Ben, se acercó a los jardines y leyó unas palabras que dejó con un tono
verdoso el justiciero tío Ben: Au revoir, mes amis!
Varko y todo su equipo de seguridad
llegaron después de dos horas y fueron informados por el portero que el señor
Ratko Burucic había sido atacado por una docena de malandrines fuertemente
armados y que ellos solo eran dos y no pudieron repeler el ataque. El señor
Burucic recibió la peor parte y en estos momentos se encuentra en la portería
con un escozor por todo el cuerpo que no le permite estar tranquilo. Además, no
podía ver y será llevado de urgencia a una clínica según las órdenes de su amigo
Varkolak.
Efectivamente, Burú fue llevado al
hospital y lo atendieron una docena de dermatólogos que se quedaron
sorprendidos por el tipo de veneno que se había empleado contra el paciente.
Normalmente una persona común y corriente no hubiera soportado esta descarga.
Lo más probable hubiera sido la muerte, pero el paciente tenía una estructura
extraña en su cuerpo que le había salvado. Cómo explicarle a los médicos que
Burú tenía la metamorfosis de sapo y por eso se había salvado. Solo el Dr.
Soiral sabía la verdad y les dijo a sus colegas que le dieran panadol que era
un remedio mágico para esta contaminación dérmica. Los otros médicos le
hicieron caso y efectivamente, le hizo bien y Mr. Kanter-que estaba enterado
del asunto-ordenó desde su lugar de descanso el envío al Departamento Médico
de más panadol. Como era un obsequio no
le iba a costar nada y el mundo seguía su rumbo mientras el bebía un coctel de
coco que le iba a curar del intenso calor en el Mar Caribe.
Se había tergiversado el
enfrentamiento entre el sapito y la rana. El ganso que recibió un regalito del
sapito había informado con los datos que le dio Burú de este ataque contra dos
indefensas personas. Ustedes, mis queridos lectores y lectoras saben cómo se
dieron las cosas. Lo cierto es que los licans estaban indignados y las
serpientes comandadas por Anulia, peor. ¡Guerra total…Guerra total!-gritaba en
su paroxismo la vieja cobra. Asteris comía y observaba a su amiga que estaba
dolida por el ataque de los Dinos contra su sobrino que era una paz de Dios y
que no se metía con nadie. Tránsito sonreía y sabía la verdad pero no se
atrevía a contradecir a su jefa porque se había portado bien con ella y la
protegía de sus fechorías y crímenes. Anacé se había ido a la tienda de
Angeline para comprar unas empanadas de queso y pollo. Dorotea estaba en el
CENTRO y buscaba información en Internet referente al mundo de los lobos y sus
debilidades. Si ella encontraba la manera de vencer a los lobos y sus aliados,
sería la zooter más poderosa y conseguiría el puesto ansiado de Mr. Paritt y
como el fraile nunca para en el CENTRO, ella sería la máxima autoridad y
estaría por encima de casi todos ya sea el derrengado Carmito, el inicuo
Varkolak o los asesores de Mr. Kanter.
Elisabetta sabía como nosotros cuál
era la verdad y en una reunión secreta con los Dinos se establecieron los
planes de defensa en caso de cualquier ataque de los licans quienes estaban
furiosos por la catana que le dio el tío Ben al sapito Burú. Además como
nuestros chicos irían a la Universidad y las brujitas llevarían cursos de
historia medieval europea, entonces quedarían las hadas y los Dinos en el
barrio aristocrático del conde Jorginho,
su familia y amigos. Elisabetta me contó que estaba preocupada por Pietro que todos las noches visitaba a la
exótica Irascema do Bahía y regresaba al amanecer. A pesar de los cinco
vampiros que cuidaban la residencia y alrededores, no querían ser sorprendidas.
Corría riesgo de un posible ataque de los licans y Pietro estaba desprotegido. Su pasión era muy fuerte y
creía que nadie sabía. Ya Lurok, Wanda y la cotorra vieja habían comentado con
Anulia sobre las constantes visitas del vampiro a Irascema do Bahía. La jefa de
las serpientes preparaba un plan siniestro para acabar con el escurridizo
vampiro y mascullaba con placer la destrucción del vampiro. No se lo contaría a
Varko. Sería un regalo de cumpleaños para su aliado. Tránsito pensaba primero
hacer el amor con el bello Pietro di Siracusa y después, podía morderle y
matarlo. La shushupe sonreía con lascivia y se mordía los labios rosados
esperando el momento oportuno para el gran golpe. Anulia que observaba a la
shushupe le preguntó:
-¿Qué estás pensando hija?
-Estoy pensando en la realización
de la fiesta de Primavera que dará Mr. Kanter próximamente.
-Tenemos que ir-dijo la shushupe.
Van a estar los muchachos intermedios y voy a tener que escoger uno que me haga
sentir mujer-susurró la serpiente con aire de ninfómana.
Eddy Gamarra T.
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