sábado, 29 de agosto de 2015


Capítulo 139
Anuros

Ratko Burucic era el nombre del acosador, pero sus amigos y enemigos le decían Burú. Había nacido en Croacia pero su familia se mudó a la Ciudad…Cuando le preguntaban de dónde era, Burú contestaba de Croac…cia. Una mañana, muy temprana, Burú se dirigió al CENTRO para aprovechar sus jardines y darse un remojón con los charcos que se formaban en algunas áreas verdes. Estaba de lo más feliz cuando de un momento a otro, apareció una rana, un poco más grande que el sapito saltarín:

-¿Qué haces en mi dominio?-le inquirió Burú con aire de superioridad.
-Traigo saludos de mis amigos los lobos y las gaviotas-le contestó con cierta sonrisa la rana.
-¿Cómo has podido entrar en este recinto privado?-preguntó el sapito, molesto.
-Para mí no hay lugar privado, mucho menos cuando tengo que cumplir algunas órdenes, y si son de mis amigos, mejor-le aclaró el tío Ben.
-No respondo de mi cólera y si sales herido-le advirtió Burú.
-Sé cómo eres Burú. Entre anuros no nos vamos a leer la mano-le dijo el tío Ben con certeza.

Burú trazó un círculo en forma matemática y la rana, para diferenciar su figura geométrica, trazó un cuadrado perfecto. Burú le lanzó un líquido verdusco y la rana desapareció y estaba detrás de él. Trazó un trapecio y le gritó:
-¡Detrás de ti!
El sapito giró con rapidez y vio a su enemigo dentro de otra figura. Le lanzó otra descarga verdusca y la rana volvió a desaparecer y estaba encima de un manzano. Desde ahí le gritó al confundido Burú:
-¡A que no me atrapas bigardo!
El sapito que no entendía de estas palabras, saltó hacia la derecha y le increpó a su enemigo:
-¡ Baja si eres hombre!
-Soy una rana- le dijo sonriente el tío Ben y se puso a cantar “My way”…the end is near/and so my face…the final courtain…el sapito estaba muy nervioso y dio otro saltó. Volvió a desaparecer la rana y esta vez no trazó ninguna figura. El sapito lo buscaba y la rana no aparecía.
-¡No huyas cobarde!-grito el sapo.
-Acá estoy-se escuchó una voz.
-¿Por qué no das la cara?-le increpó el sapo entre asustado y valiente.
-Ne me quite pas-pronunció con su acento francés, la rana.
-El sapo se ponía más nervioso y le gritó: ¡Déjate de cojudeces y enfréntate maricón!
-Bon jour tristesse-dijo la rana y apareció frente al asustado anuro y le lanzó su veneno sobre el rostro que el pobre Burú tomó su forma humana y pidió auxilio. Como era muy temprano, el único que le escuchó fue el ganso que oficiaba de portero y que no se atrevió a ayudarlo porque no quería correr riesgos. Una vez que se cercioró del retiro del tío Ben, se acercó a los jardines y leyó unas palabras que dejó con un tono verdoso el justiciero tío Ben: Au revoir, mes amis!

Varko y todo su equipo de seguridad llegaron después de dos horas y fueron informados por el portero que el señor Ratko Burucic había sido atacado por una docena de malandrines fuertemente armados y que ellos solo eran dos y no pudieron repeler el ataque. El señor Burucic recibió la peor parte y en estos momentos se encuentra en la portería con un escozor por todo el cuerpo que no le permite estar tranquilo. Además, no podía ver y será llevado de urgencia a una clínica según las órdenes de su amigo Varkolak.

Efectivamente, Burú fue llevado al hospital y lo atendieron una docena de dermatólogos que se quedaron sorprendidos por el tipo de veneno que se había empleado contra el paciente. Normalmente una persona común y corriente no hubiera soportado esta descarga. Lo más probable hubiera sido la muerte, pero el paciente tenía una estructura extraña en su cuerpo que le había salvado. Cómo explicarle a los médicos que Burú tenía la metamorfosis de sapo y por eso se había salvado. Solo el Dr. Soiral sabía la verdad y les dijo a sus colegas que le dieran panadol que era un remedio mágico para esta contaminación dérmica. Los otros médicos le hicieron caso y efectivamente, le hizo bien y Mr. Kanter-que estaba enterado del asunto-ordenó desde su lugar de descanso el envío al Departamento Médico de  más panadol. Como era un obsequio no le iba a costar nada y el mundo seguía su rumbo mientras el bebía un coctel de coco que le iba a curar del intenso calor en el Mar Caribe.

Se había tergiversado el enfrentamiento entre el sapito y la rana. El ganso que recibió un regalito del sapito había informado con los datos que le dio Burú de este ataque contra dos indefensas personas. Ustedes, mis queridos lectores y lectoras saben cómo se dieron las cosas. Lo cierto es que los licans estaban indignados y las serpientes comandadas por Anulia, peor. ¡Guerra total…Guerra total!-gritaba en su paroxismo la vieja cobra. Asteris comía y observaba a su amiga que estaba dolida por el ataque de los Dinos contra su sobrino que era una paz de Dios y que no se metía con nadie. Tránsito sonreía y sabía la verdad pero no se atrevía a contradecir a su jefa porque se había portado bien con ella y la protegía de sus fechorías y crímenes. Anacé se había ido a la tienda de Angeline para comprar unas empanadas de queso y pollo. Dorotea estaba en el CENTRO y buscaba información en Internet referente al mundo de los lobos y sus debilidades. Si ella encontraba la manera de vencer a los lobos y sus aliados, sería la zooter más poderosa y conseguiría el puesto ansiado de Mr. Paritt y como el fraile nunca para en el CENTRO, ella sería la máxima autoridad y estaría por encima de casi todos ya sea el derrengado Carmito, el inicuo Varkolak o los asesores de Mr. Kanter.

Elisabetta sabía como nosotros cuál era la verdad y en una reunión secreta con los Dinos se establecieron los planes de defensa en caso de cualquier ataque de los licans quienes estaban furiosos por la catana que le dio el tío Ben al sapito Burú. Además como nuestros chicos irían a la Universidad y las brujitas llevarían cursos de historia medieval europea, entonces quedarían las hadas y los Dinos en el barrio aristocrático del conde Jorginho,  su familia y amigos. Elisabetta me contó que estaba preocupada por  Pietro que todos las noches visitaba a la exótica Irascema do Bahía y regresaba al amanecer. A pesar de los cinco vampiros que cuidaban la residencia y alrededores, no querían ser sorprendidas. Corría riesgo de un posible ataque de los licans y Pietro estaba  desprotegido. Su pasión era muy fuerte y creía que nadie sabía. Ya Lurok, Wanda y la cotorra vieja habían comentado con Anulia sobre las constantes visitas del vampiro a Irascema do Bahía. La jefa de las serpientes preparaba un plan siniestro para acabar con el escurridizo vampiro y mascullaba con placer la destrucción del vampiro. No se lo contaría a Varko. Sería un regalo de cumpleaños para su aliado. Tránsito pensaba primero hacer el amor con el bello Pietro di Siracusa y después, podía morderle y matarlo. La shushupe sonreía con lascivia y se mordía los labios rosados esperando el momento oportuno para el gran golpe. Anulia que observaba a la shushupe le preguntó:

-¿Qué estás pensando hija?
-Estoy pensando en la realización de la fiesta de Primavera que dará Mr. Kanter próximamente.
-Tenemos que ir-dijo la shushupe. Van a estar los muchachos intermedios y voy a tener que escoger uno que me haga sentir mujer-susurró la serpiente con aire de ninfómana.


                                                                                                   Eddy Gamarra T.

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